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Cúcuta
Reynolds escuchó el corazón de las ballenas y creó un marcapasos
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Karina Judex
Karina Judex Balaguera
Jueves, 22 de Noviembre de 2012

Bajo una estampa de sencillez, humildad, carisma y sabiduría, Jorge Reynolds guarda una vasta experiencia en el trabajo submarino con ballenas, con el que desarrolló una admirable misión en el campo cardiológico.

Este ingeniero electrónico, nacido en Bogotá el 22 de junio de 1936, ha logrado lo que muchos médicos consideraron en alguna época algo imposible: durante 29 años estudió el corazón de las ballenas. Luego de escuchar el latido de los gigantes mamíferos marinos, logró entender el funcionamiento eléctrico del corazón y desarrollar avances significativos para ayudar a corregir los problemas cardiacos en el ser humano.

Su primera incursión en el mundo de la medicina data de 1958. En aquél año inventó el primer marcapasos artificial externo con electrodos internos. El aparato pesaba 45 kilogramos y funcionaba con la batería de un automóvil. Desde ese momento ha construido más de 5.000 marcapasos.

Fue considerado uno de los 100 inventos más grandiosos que pueden sustituir a la naturaleza.

A sus 76 años, sigue investigando e innovando. Es miembro de 42 sociedades científicas en Colombia y el exterior. En algunas de esas organizaciones es miembro honorario y tiene un grupo de investigación a nivel mundial, desde hace más de 50 años. Ha publicado alrededor de 174 artículos científicos.

Estudió durante su infancia y adolescencia en Bogotá, y luego se trasladó a Inglaterra donde se graduó como Ingeniero Electrónico en el Trinity College, de Cambridge.

Ha recibido tres doctorados Honoris Causa en medicina por sus aportes a la investigación y al desarrollo de tecnologías para la cardiología.

Hoy sigue a la vanguardia de los avances para ayudar a la humanidad a corregir las fallas del corazón. En su lista de creaciones se encuentra un marcapasos del tamaño del un tercio de grano de arroz, que funciona sin batería, y muchos adelantos en nanotecnología.

Y aunque pocos se enteraron de su visita, Jorge Reynolds estuvo en Cúcuta, en el Congreso Internacional de Electrónica y Tecnologías de Avanzada, de la Universidad de Pamplona. En entrevista exclusiva con La Opinión habló de su tarea científica.

¿En qué se encuentra trabajando actualmente?

En el nuevo nanopuente. Hace 10 años comenzamos esta idea. Que para la época, por el cambio de siglo, era imposible,  porque la nanotecnología no se había desarrollado. Hasta el año 2006 surgieron las posibilidades de hacer los nanocircuitos y comenzamos a trabajar en la parte experimental de electrónica de estos nuevos circuitos. Hoy, estamos ya con los primeros implantes experimentales, aunque todavía no en humanos. Creemos que tal vez en unos tres años tenemos la aprobación para poder implantarlos en humanos.

¿El nanopuente, ¿qué beneficios traería a la salud de los  seres humanos?

El nanopuente, es un dispositivo inteligente con sistemas electrónicos, de medida nanométrica (millonésima parte de un milímetro). Este dispositivo cumpliría funciones de marcapasos y además serviría para hacer monitoreo por 24 horas al paciente y así detectar cuando se presenta un bloqueo completo o de rama, Aurículo - Ventricular. Este dispositivo se implantaría por cateterismo mediante una cirugía ambulatoria, y un profesional de la salud podrá inspeccionar y hasta ajustar parámetros mediante una conexión a cualquier teléfono celular o internet.

¿Sigue adelantando proyectos de marcapasos?

La tecnología ha ido cambiando enormemente, a tal velocidad, que hoy  tenemos otra serie de proyectos para reemplazar los marcapasos actuales por otros métodos muchísimo más modernos. Esto no se puede parar. Continuamente hay que estar desarrollando las nuevas tecnologías que van apareciendo.

Usted hizo un estudio muy profundo en las ballenas ¿cómo fue ese proceso?

Duramos 29 años estuve trabajando con las ballenas conociendo cómo funcionaba ese corazón que es 4.500 veces más grande que el corazón humano. Al tratarse de un corazón de mamífero como el nuestro, se logró captar una gran cantidad de conocimientos sobre su funcionamiento, los cuales hoy en día los hemos aplicado en todos esos nuevos desarrollos tecnológicos para el corazón humano.

Estos trabajos fueron pioneros en el mundo, ¿cómo lograron esto?

Para poder hacer esos trabajos, que fueron pioneros en el mundo, tuvimos que desarrollar toda una tecnología de trasmisión vía satélite de la actividad eléctrica del corazón y crear los implementos para poder ponérselos a las ballenas. En fin, fue un trabajo interdisciplinario  o multidisciplinario en el que todo tipo de profesiones podían entrar a ayudar en la creación de los elementos.

¿Quiénes participaron?

Eran médicos, veterinarios, físicos, en fin. Fue una gran experiencia no solo nacional sino internacional por el hecho de haber podido convertir las incógnitas sobre el funcionamiento del corazón de las ballenas, en experimentos concretos cuyos resultados ayudaron a entender, cada vez mejor, el funcionamiento del corazón humano.

Ha recibido varios títulos en Honoris Causa debido a su trabajo, cuéntenos, ¿cómo fue esta experiencia?

Si he recibido varios doctorados en Honoris Causa, curiosamente, en medicina, siendo yo ingeniero electrónico. También soy capitán de corbeta honorario de la Armada Nacional, porque muchos de los trabajos que hicimos en el mar, los hicimos en submarinos, Entonces, desarrollamos toda una tecnología para la cardiología humana gracias a la Armada Nacional.

¿Cómo nace en un ingeniero electrónico esa pasión por descubrir nueva tecnología que ayude a la salud y a la ciencia médica?

Lo que es interesante es que el corazón es un sistema eléctrico que funciona eléctricamente, y yo como ingeniero eléctrico aprendí rápidamente cómo funcionaba y también los problemas que se presentaban, que eran de tipo eléctricos.

Lo que se llaman las arritmias y todo esto son problemas eléctricos. Esto me dio la posibilidad de comenzar a investigar sobre las fallas eléctricas en el corazón humano.  

Una de esas deficiencias en el sistema eléctrico consiste en los bloqueos auriculoventriculares en el sistema eléctrico del corazón humano, la cual se puede corregir mediante los impulsos enviados por el marcapasos.

¿En Colombia recibió alguna clase de apoyo para llevar a cabo estos proyectos?

Ninguno. No he recibido ni un solo centavo de Colombia. Se han conseguido cositas en el exterior, en universidades, centros de investigación y la industria privada. Con esto hemos podido conformar un grupo que lleva 50 años. He dirigido una gran cantidad de tesis de pasantes, lo cual nos ha llevado a que también educativamente podamos participar.

¿Qué le hace falta a Colombia para poder incursionar en el campo de la investigación?

Se necesita una voluntad política que no existe. La ciencia y la tecnología no dan plata, ni dan votos. Entonces, no hay interés ni en la parte política, ni en las industrias, ni en la parte bursátil, sectores que debían ser los que debieran apoyar a todo este tipo de investigaciones.

¿Cómo ha logrado que su grupo de investigación perdure?

He tenido la suerte de poder conseguir internacionalmente durante tantos años, medios para poder subsistir con nuestro grupo de investigación. Hemos podido desarrollar diferentes tecnologías y en la actualidad también estamos trabajando en una serie de tecnologías en base a la telefonía celular, convirtiéndola en herramienta para la cardiología.

¿La docencia hace parte de su vida?

Cuando uno está dentro de la docencia es una obligación atender invitaciones como la que me hizo la universidad a este simposio. Parte de mi vida la paso viajando, dando conferencias. Acabo de llegar de Europa. Siempre estoy activo en la parte de docencia, donde tengo mi grupo de estudiantes y de profesionales que están haciendo pasantías.

¿Un mensaje para los colombianos?

Que todos esos sueños que tienen hoy día, casi que todos, se pueden volver realidades. Los sueños no hay que dejarlos como sueños, sino que hay que empeñarse en volverlos realidades.

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