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Cúcuta
Ricaurte se convirtió en un pueblo fantasma
Cuando el bolívar estuvo a 15 pesos, este corregimiento cucuteño vivió un gran auge económico.
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Miércoles, 23 de Septiembre de 2015

Las calles del casco urbano del corregimiento de Ricaurte de Cúcuta son desoladas. El silencio es constante y las pocas casas que permanecen de pie están a puerta cerrada.

El auge económico que se vivió en esta zona, hace un par de décadas, cuando el bolívar estaba a 15 pesos, solo queda en recuerdos de los más veteranos, que añoran volver a esos tiempos.

Todo esto era almacenes de ropa y de todo tipo de abarrotes. Éramos un paseo comercial para los venezolanos”, dice Ofelia Cotamo mientras señala las casas vacías.

Cotamo lleva 46 de sus 78 años viviendo en Ricaurte y pese a que lucha por conseguir agua, no tiene alcantarillado y debe pegarse un viaje de casi dos horas para ir al médico, en Cúcuta, se niega a dejar este poblado.

Es tal el abandono del corregimiento que las campanas de la iglesia retumban una vez cada tres meses, cuando el párroco de San Faustino sube al corregimiento para oficiar una misa.

Asimismo, el puesto de salud de Ricaurte cerró sus puertas definitivamente hace unos 20 años y allí funciona la oficina del corregidor. La antigua sede de telecomunicaciones aloja a los policías que están en la base del casco urbano.

Pese a que la Policía y el Ejército Nacional tienen base en esta zona fronteriza en este lugar escasean los problemas de orden público.

En medio Siglo no ha habido una muerte violenta en este sector. Hasta el cementerio luce desolado. La mayoría de las tumbas tienen por lo menos 40 años.

Cada vez que llega una visita a Ricaurte es novedad para el pueblo, porque rara vez llega gente de otro lado a su tierra. Pese a que desde allí se puede observar un bello panorama de Cúcuta.

En Ricaurte no le conocen la cara a los mandatarios locales y aseguran que sobran dedos de la mano para contar los alcaldes o gobernadores que los han visitado en toda su historia.

“Las vías de acceso acá son muy malas. Esto es pura trocha. Solo puedo ir a Cúcuta una vez a la semana cuando un vecino de la vereda El Descanso baja para allá”, explica la vecina Rosa Arteaga.

Las familias acostumbraban a hacer su mercado en el vecino país, además de la diferencia cambiaria, lo hacían porque el supermercado les quedaba a 20 minutos por una buena carretera.

Ahora Arteaga debe disponer de 14 mil pesos, para que la bajen en camión hasta Cúcuta y la lleven de nuevo a su casa.

El cierre fronterizo también ha tocado este corregimiento, que usualmente se abastecía de agua de una quebrada del vecino país.

Cuando la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) no ronda los límites, la comunidad pasa a sacar pimpinas de agua.

Paradójicamente mientras Ricaurte carece de los servicios básicos de acueducto y alcantarillado, tiene acceso a internet.

Un quiosco Vive Digital ubicado al lado de la escuela de Ricaurte, es la única conexión que tienen con el resto del mundo.

De 5 a 8 de la noche pueden acceder al servicio de internet gratis.

- Fotos Alfredo estévez/la opinión Cuando la Guardia Nacional Bolivariana no está en la zona los campesinos cruzan al vecino país.

 

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