El mundo del arte ha quedado estupefacto ante la noticia de que la escultura 'Balloon Dog' del famoso artista Jeff Koons haya quedado hecha pedazos durante el primer día de la feria Art Wynwood en Miami.

No es para menos, la pieza elaborada hace dos décadas estaba valorada por US$42.000 y era la más icónica de las expuestas en el lugar. Era una réplica de 38 centímetros en porcelana de la escultura de 3,5 metros hecha de acero pulido que se exhibía en Los Ángeles.

El momento fatídico se dio cuando una coleccionista de arte observaba las obras y decidió tocar uno de los "perros inflables" que han hecho famoso a Koons, y quedó destrozado al caer sobre el suelo.

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Así relató el artista y coleccionista de arte, Stephen Gamson, lo sucedido a Miami Herald, “cuando esta cosa cayó al suelo, fue como si un accidente automovilístico atrajera a una gran multitud en la carretera”. Tanto fue el shock, que el video del momento ya se propagó en redes sociales.

Afortunadamente para la coleccionista, la obra estaba asegurada y no tuvo que asumir el costo.

Pero este no ha sido el único caso de cuantiosas obras de arte que han quedado destrozadas. De hecho, Koons ya había pasado por esto, cuando en 2016 otro de sus perros de porcelana se rompió, y esto fue lo que dijo en ese momento, “es una pena cuando sucede algo así, pero tenemos mucha suerte cuando solo se rompen objetos, cuando hay pequeños accidentes como ese, porque eso se puede reemplazar”.

La destrucción de otras obras también se dio en enero de este año cuando los edificios gubernamentales más emblemáticos de Brasil fueron irrumpidos y las obras que alojaban sufrieron daños.

La pintura “As Mulatas” realizada por Di Cavalcanti en 1928 y valorada en unos US$1,5 millones sufrió siete rasgaduras. Mientras que un reloj del siglo XVII construido por el francés Balthazar Martinot quedó destrozado, según indicó Rogerio Carvalho, curador de la presidencia. "Si bien algunas de las obras de arte serán reparadas, será muy difícil restaurar el reloj", dijo.

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Una escultura de madera de Frans Krajcberg valorada en 300.000 reales también se rompió en varias partes. Lo mismo sucedió con la estatua de Bruno Giorgi "O Flautista", valorada en 250.000 reales; y la pintura “Bandeira do Brasil” de Jorge Eduardo de 1995 fue encontrada flotando en agua.

En México también quedó destruida una obra. En 2020, la pieza Nimble and Sinister Tricks (To be Preserved without Scandal and Corruption) del artista Gabriel Rico cayó al piso luego de que la crítica de arte Avelina Lésper se acercara para poner una lata de gaseosa encima y tomarse una fotografía a modo de crítica.

Pero dado que la pieza se constituía por un vidrio sosteniendo varios objetos, bastó con este acercamiento para que se cayera y rompiera al estrellarse contra el piso.

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La galería OMR, en la que estaba expuesta, se pronunció y dijo, "a pesar de que parece haber sido accidental y que es irrelevante como sucedió, la acción de la Stra. Lésper de acercarse demasiado a la obra para ponerle una lata de refresco encima y tomarse una foto para hacer una crítica, sin duda ocasionó el destrozo, y es sobre todas las cosas, una enorme falta de profesionalismo y respeto".

Finalmente, y regresando a Miami, en 2017 se dio el destrozo de una obra del artista Romero Britto, pero en esa ocasión fue con toda la intención.

Durante una firma de autógrafos de Britto en su galería, apareció Madeleine Sánchez, la dueña del restaurante Olé Olé And Tapelia, en el cuál, según relató, el artista asistió y tuvo malas actitudes con el personal, razón por la que Sánchez decidió adquirir una pieza de US$4.800 y arrojarla contra el suelo ante los ojos del autor.

Ante los hechos, y la propagación del video años después, Britto se manifestó a través de sus redes sociales diciendo, "No acepto la falta de respeto y nunca intenté faltarle al respeto a nadie. Yo voy a continuar con mi misión de traer alegría al mundo, que como nunca antes necesita amor, felicidad, esperanza y optimismo".

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