James Rodríguez es uno de los jugadores y nombres más influyentes en el fútbol mundial. El mediocampista colombiano llegó a León de México y ha causado un furor, que más allá de la pasión y la felicidad del hincha mexicano, también tiene un impacto social, económico y cultural.
La historia del ‘10’ de Colombia
Los inicios de James Rodríguez se dan en su infancia cuando vivía en Ibagué y participó del Pony Fútbol que lo llevó a ser fichado por el Envigado. El club antioqueño puso toda su fe en un joven jugador que debutó y que logró sorprender a los demás equipos del fútbol colombiano.
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Su talento lo llevó a fichar con Banfield en Argentina, logrando quedar campeón con el equipo que dirigía Julio César Falcioni, reconocido técnico y uno de los mejores arqueros que pasó por el fútbol profesional colombiano. Un olfato preciso, con conocimiento de causa para confiar en el ‘10’, que rápidamente terminó en Europa jugando con el Porto de Portugal y donde coincidió con sus compatriotas Falcao García y Fredy Guarín, sin saber ninguno de ellos que sería la previa a una carrera de éxitos.
Su llegada a Mónaco fue en un momento determinante de su vida, porque para 2014 llegó la lesión de Falcao y todo lo que había demostrado con la selección Colombia, era hora de demostrarlo en un Mundial y más difícil aún, liderar a todo el equipo a un buen puerto.
James cumplió con la mejor presentación de Colombia en un Mundial y gracias a eso firmó con el Real Madrid. De ahí la historia se escribió sola y pudo jugar con una de las escuadras más ganadoras en la historia del fútbol mundial.
Después del Real Madrid nada volvió a ser igual. Lo intentó en Alemania, Brasil, Grecia, Catar, España de nuevo y todas las puertas parecían cerradas, hasta que pudo negociar su llegada a un club mexicano, lejos del brillo y reconocimiento de todos los equipos en los que estuvo, para decir, aquí sigo vigente.
El viacrucis con los técnicos
Zinedine Zidane fue el primer nombre de banquillo que le empezó a poner trabas para el juego a James en el Real Madrid. Después de haber gozado de diferentes beneficios con técnicos como Falcioni y Ancelotti, que siempre lo elogiaron y protegieron como a un hijo.
La vida no fue igual con Zidane, Benítez, Luis Zubelía, entre otros que han preferido tomar el micrófono para hablar de uno de los mejores jugadores de Colombia, envés de tener las agallas de haberlo dejado desarrollarse.
Benítez; el peor
Una vez salió Zidane, el Madrid empezó a buscar un reemplazante ideal y apareció el nombre de Rafael Benítez, un español de casta futbolera que estaba brillando en Inglaterra y que había logrado quedar campeón de Europa con el Liverpool.
La llegada del estratega se desdibujó con la falta de química que tuvo con el volante colombiano, a quien empezó a relegar poco a poco, hasta sacarlo de las convocatorias del primer equipo.
Colombia y México comparten culturalmente, socialmente, y lingüísticamente muchos aspectos, pero la pasión por el fútbol, más allá del resultado, ha sido un lazo de unión entre ambos países, que ninguno figura como campeón del mundo, mucho menos entre los más grandes.
Pero si podemos disfrutar de nombres como el de James Rodríguez. Esa es una victoria latinoamericana, que se traduce en un impacto, una inyección o un ‘golpe’ que beneficia el lugar al que llega, con temas financieros, jerárquicos, estratégicos y actuales. Porque si algo se sabe es que el cucuteño es uno de los hombres más importantes en la historia del fútbol colombiano, latinoamericano y mundial. Este es el efecto James Rodríguez.