El alza sostenida en los precios de los alimentos de la canasta básica durante el primer semestre del año, y que viene desde el año pasado, ha disparado la inflación y reducido el poder adquisitivo de los cucuteños, porque los precios subieron más que el aumento del salario mínimo.

Esta situación ha obligado a los ciudadanos a reemplazar los alimentos o mermar las porciones de comida para compensar los incrementos en los precios.

Según el último informe del DANE, los alimentos no jalonaron el costo de vida, sin embargo, si es uno de los lamentos diarios de los cucuteños a la hora de hacer mercado.

La división de alimentos y bebidas no alcohólicas tuvo una variación mensual de 0,65% en junio e hizo que en la inflación anual alcanzara 23,65%, el dato más alto.

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En Cúcuta, alimentos como la papa, el plátano, el tomate y los huevos comenzaron a dar tregua en junio. Contrario a lo que ha pasado con el pollo, la carne de res, la carne de cerdo, la leche, el arroz y el azúcar, entre otros, que no han parado de subir.

De acuerdo con el DANE, la carne de res ha subido un 15% durante el primer semestre de 2022, la leche aumentó 25% y el azúcar, 16%.

Aunque la carne de res logró una moderación en los precios en junio, todavía se tiene una inflación de 26,96% anual.

“Una cifra que aún está lejos de ese máximo que se generó en el contexto del paro nacional, cuando la distribución terrestre de carne de res, ya sea en canal o en ganado vivo, tuvo una alteración importante”, explicó Juan Daniel Oviedo, director del DANE.

Rafael Camperos, presidente de la Liga de Consumidores de Cúcuta, dijo que definitivamente  el cucuteño tiene que el chip alimenticio. “Una buena alternativa es sustituir los productos costosos por los menos costosos. Por ejemplo, la carne de res que está entre $33.000 y  $40.000, por la de cerdo que está entre $16.000 y $18.000 el kilo, o por el pollo que se consigue hasta en $10.000 el kilo. También es una buena opción los granos, como la lenteja”

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Camperos también dijo que no ha recibido quejas sobre la afectación a consumidores por parte de los establecimientos con abuso de precios, y que están dispuestos velar por los derechos de estos.

Aseguró que a los consumidores les preocupa que la situación mundial, como el precio del dólar y la guerra entre Rusia y Ucrania, siga afectando la inflación en el país y más en una ciudad como Cúcuta, donde el 50% de su población es pobre.

Según el DANE, Cúcuta y su área metropolitana tiene 424.191 personas en condición de pobreza monetaria y 122.422 personas en pobreza extrema.

‘No se dejen engañar’

Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), aseguró que “los consumidores no se deben dejar engañar; los precios no van a subir de manera inmediata. Esos impactos dependen de que el dólar se mantenga alto y de las importaciones de materia prima”.

Además, el aumento en el precio solo se dará en alimentos que vienen de otros países o que utilizan materias primas importadas. Un fenómeno que depende de un alto precio del dólar, de los costos en el mercado internacional y de cuándo se importa.

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Alternativas para ahorrar

Frente a este panorama, según un informe de Kantar, los compradores sacrifican volumen para poder hacerle frente al alza en precios.

Indican que 7 de cada 10 colombianos están muy preocupados por el aumento de precios en la canasta básica, por lo que ahora el comprador fragmenta más su compra y se ha vuelto más observador y buscador de precios.

Así mismo, empieza a priorizar necesidades: el 47% compra cantidades mayores para ahorrar, el 21% dejó de comprar productos que los niños suelen pedir y el 29% ha incrementado la compra de productos en promoción.

El fenómeno inflacionario, según el informe da apertura a tendencias que involucran tanto al consumidor como las marcas. Dentro de estas se pueden destacar: se vuelve a comer más en casa disminuyendo el consumo fuera de ella, la compra de tamaños más pequeños que generen un menor desembolso, la búsqueda de productos con más de una función o bien que sean para más miembros de la familia, la disminución en la cantidad de categorías compradas por ocasión, la migración a marcas más económicas o bien marca privada y el desarrollo de canales más accesibles.

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