En un departamento como Norte de Santander en el que las necesidades abundan como la maleza, resulta llamativo e interesante que un par de rubros del presupuesto general de la nación para el año entrante contemple una sustancial inyección de recursos, como son la educación y el sector agropecuario.
En el pasado, ambas partidas de inversión eran notablemente bajas si las comparamos con lo que acaba de decidir el Gobierno y aprobar el Congreso de la República. Habrá que esperar que ese esfuerzo se refleje en el reverdecer del campo y en la universalización educativa en los diferentes grados.
En el frente educativo se pasó de $198.381 millones a $256.686 millones, cifras que al desmenuzarlas, encontramos que para fomento, acceso y permanencia educativa el crecimiento presupuestal equivale a $28.000 millones, porque en esta vigencia la asignación fue de $1.406 millones, mientras que para el año entrante será de $29.419 millones.
Por lo tanto, en 2023 deberemos ver a más niños y jóvenes nortesantandereanos acudiendo a las aulas, garantizando por un lado este derecho fundamental y fortaleciendo los mecanismos de asistencia y cobertura escolar, para poder cerrarle todas las puertas a la deserción.
La agricultura y desarrollo rural en el departamento, igualmente, es otro de los renglones que el Gobierno nacional decidió fortalecer presupuestalmente, con $66.527 millones, cifra que corresponde a un aumento de cerca del 65 por ciento, frente a 2022.
Ahí tiene entonces la Secretaría de Agricultura de Norte de Santander y las alcaldías, una misión fundamental para rescatar la productividad de alimentos en el agro, luego de que presupuestalmente se le devolviera la importancia a la adecuación de tierras, el fortalecimiento y desarrollo del sector agropecuario.
Que estos dos puntos se materialicen resultarían de la mayor trascendencia para la misma paz y la reanimación y fortalecimiento de renglones económicos como el agrícola y pecuario, puesto que ambos llevan implícitas las posibilidades de reducir las posibilidades de reclutamiento forzoso de niños por parte de las bandas criminales y la guerrilla y, además, se ayudará a la soberanía alimentaria con un campo productivo y agroindustrializado.
Al departamento se le ha dado una oportunidad para que entre con pie firme en la llamada sociedad del conocimiento, porque en ciencia y tecnología también le aplicaron una nutritiva inyección de recursos por el orden de los $14.117 millones para el año próximo, en contraste con los $3.307 millones que le correspondieron en 2022.
Lo importante de ello es que el programa de becas para doctorados y maestrías se cuadruplicó de $1.590 millones a $6.283 millones, lo cual contempla mayores oportunidades para elevar el nivel de nuestros profesionales en las diferentes ramas, que a la postre ayudarán a mejorar la calidad educativa y a generar innovación y riqueza en la región.
Además, estas inversiones dirigidas a potencializar las capacidades humanas tienen en la cultura otra herramienta que en esta ocasión es considerada esencial, como se confirma con los $3.794 millones asignados para patrimonio cultural colombiano, procesos culturales y artísticos, y fortalecimiento del sistema nacional de cultura.
Norte de Santander debe aprovechar la ‘disparada’ en los dineros que el gobierno central le asignó en esos frentes y proceder a una eficiente destinación de los mismos para corregir debilidades, consolidar procesos y consolidar el desarrollo regional en el mediano y largo plazo.
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