A escasos días de que se abran las urnas para que 21.3 millones de venezolanos acudan a las elecciones presidenciales, el ambiente se ha enrarecido y la tensión va en aumento en el vecino país.

Lo más preocupante y que debe llamar la atención de la comunidad internacional y del propio gobierno colombiano, son las advertencias lanzadas por el propio presidente Nicolás Maduro, que tienen más bien un tono de amenaza para la democracia.

Como en esta ocasión todo apunta a que el candidato a la reelección no la tendrá tan fácil frente al aspirante de la oposición, Edmundo González, quien es impulsado por la dirigente María Corina Machado, un preocupante  rumor de tambores llamando al conflicto empieza a recorrer el territorio del vecino país.

El tono, la profundidad y el mensaje velado que encierran unas declaraciones de Maduro llevan a pensar que las elecciones del último domingo de julio podrían desencadenar en situaciones tan peligrosas como “un baño de sangre y guerra civil”.

Lo anterior se deriva de la probable repetición de acontecimientos ocurridos durante unas fechas específicas que el dirigente chavista  expuso y los  cuales  fueron saldados con gran cantidad de víctimas, entre muertos y desaparecidos.

La amenaza lanzada por Maduro se sintetiza de la siguiente manera: “¿Qué pasaría en Venezuela si la oligarquía de los apellidos de Caracas llegara al poder político por un accidente? (...) ¿Qué pasaría con todo el poder social, cultural, político, espiritual, moral y militar que tiene la revolución? ¿Qué pasaría? ¿Podrían venir nuevos 27 de febrero? ¿Podrían venir nuevos 4 de febrero? ¿Podría venir un gran 13 de abril otra vez?”.

Y acudiendo al contexto histórico esas palabras dichas por el actual inquilino de Miraflores traen una carga amenazante de repetir por ejemplo un ‘Caracazo’, al tiempo que aseguró que “nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, con sus 4 componentes y la Milicia Nacional Bolivariana, es el poder militar de la nación y es cada vez más profundamente chavista”.

De ahí también se deriva otra  gran carga de profundidad contra las fuerzas de la oposición que en esta ocasión por las vías democráticas desean una transición pacífica para ponerle término a un régimen de más de veinte años que debilitó y destruyó la economía, profundizó la pobreza, el desempleo y eliminó las garantías y violó los derechos humanos.

Las alarmas están encendidas también con los ataques intimidatorios contra la campaña presidencial opositora que según las encuestas tiene una amplia opción de derrotar a Maduro, mientras que en la otra cara subsiste la notificación de una nueva crisis humanitaria porque en el evento de que el chavismo gane, surgirá una nueva oleada migratoria.

Enfrenta, entonces Venezuela unos días con sentimientos encontrados parecidos a los de una montaña rusa con tensiones, esperanza, amenazas, expectativa, incertidumbre, miedo, alegría democrática, confianza y desesperanza.

La fuerza del voto, la defensa del mismo y la preservación de los valores democráticos son indispensables en estos momentos para que los venezolanos inicien el proceso de rescate, reconstrucción y enderezamiento del rumbo de su nación.   

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