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Editorial
Dedicarse a gobernar
Cuentas más cuentas menos, se estiman hasta en quince los escándalos de esa naturaleza que han estallado en el mandato del presidente que se considera progresista y quien enarbola las banderas del cambio en Colombia.
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Viernes, 10 de Mayo de 2024

Más daño le producen al país, a su economía y a su estabilidad democrática, las afirmaciones de que estaríamos ante un golpe blando por el hecho de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidiera presentar una ponencia para investigar la campaña de Petro presidente 2022, porque al parecer fueron violados los topes.

Otra vez surgen fuertes  discusiones notificaciones como esas, que lo único que provocan es la sensación de un gobierno que no avanza porque se ha enredado en acciones para tratar de defenderse de los  hechos de corrupción que han ocurrido a su alrededor.

Cuentas más cuentas menos, se estiman hasta en quince los escándalos de esa naturaleza que han estallado en el mandato del presidente que se considera progresista y quien enarbola las banderas del cambio en Colombia.

Los ciudadanos empiezan a percibir que hay un fuerte desgaste de un gobierno que está a punto de cumplir sus dos primeros años de gestión, la cual al momento de hacer el balance no deja los resultados anhelados, porque aparece el fantasma de que se la ha pasado más a la defensiva que ejerciendo las labores que le atañen al poder Ejecutivo.

Ahora que se puso a consideración de todos los magistrados del CNE la propuesta a seguir en torno a las denuncias sobre gastos excesivos en la campaña de Petro, se han desatado sentimientos de diversa índole, al afirmarse por parte del propio jefe de Estado que la democracia está en emergencia.

Decir eso resulta de la mayor gravedad para la misma estabilidad nacional, y por eso deben primar los llamados a la mesura y a la calma por parte de quien hoy está al frente de las riendas en la Casa de Nariño, a quien se le insiste en que dedique más tiempo a gobernar para solucionar la larga  lista de problemas pendientes que tiene la población y deje en manos de sus apoderados y de las instancias respectiva el trámite de los procesos abiertos.

El solo hecho de que el presidente se mostrase respetuoso de la institucionalidad también ayudaría para que no haya rupturas de ninguna índole y que prime el fuero al momento de avanzar en los procesos.

Para el caso del presidente de la República es sabido que en este tipo de casos como el que tiene a su cargo en este momento el CNE, el juez natural es el Congreso de la República por intermedio de la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes.

Luego no hay que temerle a los procedimientos que faciliten que la luz brille en esa clase de investigaciones, con todas las garantías procesales y políticas necesarias.

Pero en eso no puede gastarse el tiempo el presidente Petro. No. Sus abogados, por un lado, y sus escuderos en el Congreso y en otros estamentos de la sociedad civil deben ejercer las labores que les corresponde, para que él gobierne y nada más.

Por ejemplo, el Pacto Histórico recusó al  magistrado Álvaro Hernán Prada, quien fue uno de los que elevó la ponencia. Eso lo que debe hacerse, y que el presidente ejerza la misión para la que fue elegido.

Mucho hay por hacer en Colombia para que los gobernantes se distraigan. Esa es una forma sana de la política, lograr sobreponerse resolviendo y ejecutando, al tiempo que se adoptan planes para blindar la gobernanza en aspectos tan graves como la corruptela.

El poder se ejerce no con agitación de masas o señalamientos extremos, sino que en una acción entre el Estado y el sector privado se logre llevar bienestar y progreso a la población, estructurando, además, políticas públicas que consoliden el aparato económico y productivo nacional.

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