La yuca del Catatumbo que es muy famosa por su calidad y sabor es hoy una alternativa para conquistar mercados internacionales y, de paso, ayudar a limpiarle la cara en el exterior a esta zona de Norte de Santander que siempre es relacionada con los cultivos de coca y el narcotráfico.
Lo mejor es que se trata de un proyecto muy avanzado en el que por intermedio de la Federación de Productores del Catatumbo se adelanta el pilotaje para la exportación del tubérculo hacia almacenes de cadena de Estados Unidos.
¡Qué cambio! Al mercado estadounidense ya no llegara por las rutas internacionales de la mafia coquera, desde esa región, sino por el sistema de comercio exterior la yuca del Catatumbo para los hogares de ese país.
Consolidar la producción y comercialización internacional de ese alimento, permitirá abrirle el camino a otras alternativas dentro de la sustitución de cultivos ilícitos para de esta forma avanzar en la construcción de un Catatumbo productivo dentro de la soberanía alimentaria y generador de divisas para la economía colombiana.
Desmontar las economías ilegales retomando los cultivos tradicionales es una opción hacia la recuperación del territorio catatumbero de las manos de los grupos al margen de la ley.
A manera de contexto debemos recordar que siempre Norte de Santander aparece en el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, haciendo parte de ese 62 por ciento de las 204.000 hectáreas de hoja de coca en el país, junto con Nariño y Putumayo.
Como Cúcuta tiene un cordón umbilical histórico con la zona del Catatumbo sería oportuno que la Cámara de Comercio y la ANDI entraran a apoyar esta opción que también contempla la transformación dentro de un proceso de agroindustrialización de la yuca.
En esto ya hay avances comprobables, como que en octubre llegará la maquinaria para la transformación de la materia prima, al igual que los procesos para garantizar la conservación de la yuca que se enviará al mercado estadounidense.
Brindarles respaldo para que no solo sea Estados Unidos sino otros países el destino de la yuca y los productos elaborados, tendría una repercusión interesante entre los campesinos de los municipios que conforman esa rica y extensa región, de la cual forman parte Tibú, El Tarra, Ocaña, Convención, Hacarí, entre otros.
Pero no solo eso. Hay que llegar también con la Cámara de Comercio de Ocaña para incentivar y promover otros sectores productivos a reactivarse con modelos de atención al mercado local, a la inclusión del valor agregado y la entrada a otras latitudes con exportaciones de alta calidad y cumpliendo los estándares internacionales.
Ese trabajo con los campesinos y las asociaciones productivas bien puede ser una opción válida para el debilitamiento de las estructuras ilegales que por años se han hecho fuertes en la zona, aprovechando que el negocio de la cocaína está de capa caída por diversos factores y que entre la comunidad se ha decidido retornar a los cultivos tradicionales para mitigar el conflicto social en la región.
La inversión, el acceso a bienes de capital, la tecnificación, el respaldo educativo y las asesorías para que los proyectos cuenten con los debidos soportes y análisis de mercado y financieros que los hagan viables, constituyen un consolidado y fuerte mecanismo para rescatar productiva y socialmente al Catatumbo.
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