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Editorial
Dos años de reapertura
Insistir en poner en marcha una plataforma logística multimodal con el fin de procurar la integración de las cadenas productivas en la frontera de Táchira y Norte de Santander es una de las acciones que no puede dejarse en el tintero.
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Miércoles, 2 de Octubre de 2024

Se cumplieron dos años de la reapertura de la frontera colombo-venezolana que trajo consigo la reanudación del intercambio comercial, en un proceso que ha ido madurando lentamente en medio de las expectativas por afianzar los lazos y buscar el desarrollo de la zona binacional.

Reactivar el SOAT con características especiales para los vehículos de placas de Venezuela es en este momento un buen avance que demuestra un comportamiento de mayor compromiso para la superación de los obstáculos y escollos hacia la reactivación y fortalecimiento de diversos sectores.

En este caso nos encontramos ante una gestión oportuna y esencial para que actividades como el turismo –con sus diferentes componentes de servicios- y el comercio en Norte de Santander cuenten con clientes tan importantes como son nuestros vecinos venezolanos para la dinamización de la economía regional.

Seguir dicha dinámica es la ruta correcta en la búsqueda de convertir en realidad planteamientos como el área metropolitana binacional, puesto que en el caso específico entre Cúcuta y San Cristóbal hay características semejantes que facilitarían la activación conjunta de proyectos de transporte y de servicios públicos, con un importante impacto para millones de habitantes.

Insistir en poner en marcha una plataforma logística multimodal con el fin de procurar la integración de las cadenas productivas en la frontera de Táchira y Norte de Santander es una de las acciones que no puede dejarse en el tintero.

La importancia de consolidar un plan de esa naturaleza descansa en las propias cifras que va arrojando la reapertura fronteriza, con un total de 614 millones de dólares de mercancías comercializadas por Norte de Santander, desde el 26 de septiembre de 2022, cuando se reabrieron los puentes internacionales.

Esa zona binacional comercial o de integración fronteriza o de libre comercio y puerto resultará muy importante con la logística adecuada para que no seamos simplemente vendedores de materias primas sino de productos con valor agregado mediante la transformación en bienes y artículos para atender las necesidades del mercado venezolano.

Lograr su consolidación con el respaldo a la inversión en esos procesos de industrialización local conllevará a que el Producto Interno Bruto de Norte de Santander mejore, que el empleo vaya en crecimiento, que la informalidad se reduzca y los niveles de desigualdad también bajen.

 Para ello hay que aprovechar que en esta nueva fase de las relaciones bilaterales entre Caracas y Bogotá se avanzó en la ampliación del Acuerdo Parcial N°28, la ratificación del Acuerdo Transporte Internacional de Carga y Pasajeros por Carretera y la aprobación del Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones.

Lo ideal sería que cuando en septiembre de 2025 se celebren los tres años de la reanudación de las operaciones en la frontera tengamos una dinámica no solamente comercial sino de carácter productivo y que esa necesaria conurbación entre numerosos municipios tachirenses y nortesantandereanos también se encuentre en fase de ponerse en marcha.

Al llegar a esto 24 meses de normalización, la labor urgente a seguir es que la frontera esté abierta permanentemente día y noche, al igual que continuar estrechando los lazos entre el sector privado de ambos lados del río Táchira e insistir ante los dos gobiernos en que esta zona merece la mayor atención en materia de seguridad, inversión y fortalecimiento de los planes para sacar adelante su desarrollo socioeconómico.


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