Cúcuta se encuentra en el peor de los mundos con el peligroso hecho de que la banda de los AK-47 extorsiona al gremio del calzado en dólares, con cifras exorbitantes, acción criminal que puede llegar a poner en la cuerda floja a este importante sector económico de la ciudad.
Que esta modalidad delincuencial haya escalado hasta ese nivel de cuantificar en la divisa estadounidense el monto de la vacuna deja muy maltrechas las políticas oficiales para intentar contenerla.
Quién va a entender que la extorsión ha caído un 28% en Norte de Santander y Cúcuta durante 2024, como lo aseguró el Gaula, si a su negocio llegan los criminales a exigirle el pago de entre $22 millones y $44 millones, bajo amenazas de toda clase.
Aquí estamos frente a otra muestra palpable de como Cúcuta y el área metropolitana siguen siendo asfixiadas por el multicrimen transnacional, que ahora con esa millonaria modalidad de chantaje a cambio de no atentar contra su vida o de no atacar los negocios, puede llevar a la quiebra a las víctimas o generar cierres masivos de pequeñas empresas y la pérdida de miles de empleos.
A la Fuerza Pública y a las autoridades municipales les corresponde darles una respuesta con acciones contundentes para proteger y defender a los afectados por esta banda criminal, puesto que entre los empresarios del calzado se escuchan afirmaciones como la siguiente: “nos dicen que harán consejos de seguridad, pero nosotros seguimos en la boca del lobo”.
Para resolver dicha problemática es indispensable definir acciones desde los frentes operativos, de inteligencia, vigilancia, prevención y control para cerrarles cualquier posibilidad a los extorsionistas, del grupo al que pertenezcan, para que no sigan ejecutando esta clase de maniobras, cada vez con mayor sofisticación.
Hay que escuchar a las víctimas y tener presente lo que exponen. Por ejemplo, que la tal reducción de ese delito -de la que se habla- no refleja la realidad, que hay temor para denunciar y que cuando capturan a alguno de los extorsionistas, los que se atrevieron a denunciarlos deben irse de la región.
En el caso concreto del renglón económico de las fabricación de calzado este ataque puede sigificar un descalabro de inmensas repercusiones para la ciudad, porque podría verse drásticamente reducida la producción y desatarse el cierre de empresas y la destrucción del empleo que este sector genera.
Como se ve, es altamente nocivo para la capital nortesantandereana el efecto dominó ocasionado por el accionar de esa banda criminal que debe ser combatida sin cuartel y sin permitir la impunidad para que la justicia condene a sus integrantes.
La ciudad no puede darse el lujo de permitir que uno de los componentes del tejido empresarial sea destruido por el impacto de la inseguridad, puesto que los efectos colaterales serán igualmente riesgosos al perderse una importante fuente de puestos de trabajo fijos y temporales, por ejemplo.
El llamado a la Policía, al Ejército, la Fiscalía, la Alcaldía y la Gobernación es a volver a barajar lo relacionado con las bandas del multicrimen transnacional y a multiplicar también la capacidad y contundencia en las acciones para enfrentarlas, derrotarlas y hacer que sobre sus cabecillas e integrantes caiga todo el peso de la ley.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion