Nacionalmente, marzo se convirtió en un mes de buenas noticias en materia de reducción del índice de desempleo, mientras que para el área metropolitana de Cúcuta siguió trayendo malas nuevas en ese endémico y estructural problema.

En el tercer mes de 2023 la tasa de desocupación en Colombia reportada por el DANE llegó al 10 por ciento, 2,1 puntos porcentuales por debajo del índice de 12,1 por ciento, el año pasado.

Y al detallar el comportamiento en enero que fue de 13,7 por ciento y de febrero que se situó en 11,4 por ciento, la curva de desempleo en el primer trimestre da muestras también de seguir el camino a la baja.

Un aliciente momentáneo en medio de todo lo que está ocurriendo, especialmente con alta inflación, sostenido aumento de los combustibles y síntomas de desaceleración económica, es que si nos enfocamos en solo marzo, desde 2018 no se reportaba un índice del 10, cuando en aquella ocasión fue de 9,8 por ciento.

Esa es la cara nacional de este lastre que arrastra el aparato económico, que en materia de ocupación igualmente mostró un comportamiento positivo al pasar de 55,8 a 57,9 en la medición del DANE.

La lógica diría que el empleo tendría que estar también empezando a gozar de buena salud en tierras nortesantandereanas. Pero vemos que no es así.

Tener en el área metropolitana unos 74.000 desempleados y ser quintos en el país con 15,1 por ciento en el primer trimestre,  y ser Cúcuta, como ciudad sin área metropolitana, primera con el 14,8 por ciento, superando a Cali y Barranquilla, reiteran que seguimos perdiendo la batalla.

Ha sido muy difícil la recuperación del mercado laboral en una ciudad que mantiene tasas de desempleo persistentes y bastante altas, como lo dijera la directora del DANE, Piedad Urdinola.

¿Qué hacer para que no sigamos entrampados en el desempleo y la informalidad?

Lo cierto es que ya no debe haber más diagnósticos ni estudios. Saquemos adelante proyectos como  el centro de convenciones que ayudará a diversificar la economía local en el campo de los eventos y el turismo de negocios y ejerzamos presión nacional para megaobras de la talla de las plantas para descontaminar los ríos y la inversión en el plan maestro de alcantarillado pluvial, que tendrían alta incidencia en para contratar mano de obra local.

Y en el campo de la construcción de vivienda que también ha probado ser alto generador de empleo, hay que insistir ante el gobierno central que se mantengan las condiciones del subsidio Mi Casa Ya para que seguir reduciendo de paso, el déficit habitacional.

Paralelo a lo anterior, hay que ir con urgencia hacia un modelo enfocado hacia la industrialización, teniendo presente el potencial de un mercado como el venezolano, por ejemplo, apoyando con incentivos la inversión productiva regional, sin olvidar las acciones necesarias para mantener activa la capacidad de compra.

Y algo igualmente esencial, que se reúna en una sola bolsa la estrategia de apoyo al emprendimiento, para que por ejemplo no sea individual sino colectivo y con metas ambiciosas en producción, atención del mercado y generación de empleo, para que no haya dispersión, el apoyo financiero sea más sólido y los resultados más exitosos.

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