Cuando se habla de Santurbán, nuestro páramo emblemático hay que ponerle rostro humano para sensibilizar a la comunidad de Norte de Santander, con el fin de entender la trascendencia que para la vida y la existencia humana que tiene aquél ecosistema con sus frailejones.
Para empezar hay que recordar que se trata de una fábrica natural de agua de la cual se alimentan gran parte de la red hidrográfica del Gran Santander. Eso hasta ahí ya debe convocarnos a ser defensores, protectores y conservadores del páramo.
Sin embargo, cuando se habla de ese territorio paramuno que está localizado en un 73% en Norte de Santander y 27% en Santander, de inmediato surge el planteamiento de que a los nortesantandereanos, en campos y ciudades nos debe doler, preocupar y llenar de motivos todo lo que ocurra en esa zona estratégica.
Vale recordar que en el páramo Santurbán se origina el agua que abastece a más de 2’200.000 habitantes de los municipios de Cúcuta, El Zulia, Ábrego, Ocaña, Arboledas, Cáchira, Cácota, Chitagá, Cucutilla, La Esperanza, Labateca, Mutiscua, Pamplona, Pamplonita, Salazar, Silos, Villacaro, California, Charta, Suratá, Tona, Vetas y el área metropolitana de Bucaramanga.
Ese dato debe movernos a estar siempre prestos a ser los guardianes naturales de esta ‘fábrica de agua’ que es de una riqueza de quilates invaluables -más que los del oro que se encuentra en las entrañas de esta montaña- por todo lo que representa en el campo del derechos al agua potable y el saneamiento básico.
Es alentador lo que determinaron los dos departamentos que integran la Región Administrativa y de Planificación del Gran Santander dentro del acuerdo de voluntades, relacionado con el de trabajar por la protección de nuestros páramos como Santurbán, del Almorzadero y demás ecosistemas naturales.
Todo lo que se haga por blindarlo frente a la minería ilegal o la extensiva o de cualquier tipo para tratar de extraer de las profundidades el metal amarillo tiene que ser respaldado y consolidado, porque detrás de esas operaciones extrativas que se han pretendido hacer se esconde el peligro de envenenamiento, contaminación y desaparición de las fuentes hídricas.
En una eventualidad que aquello ocurriera nos conduciría a escenarios apocalípticos y a pasajes de las advertencias sobre potenciales éxodos por el agotamiento del agua o destrucción de las fuentes alimentadoras de los acueductos.
En ese sentido tiene mucha razón Erwing Rodríguez Salah, especialista en temas ambientales al señalar que el planteamiento del Ministerio de Ambiente sobre la declaratoria de la reserva temporal de Santurbán “es un paso fundamental para la efectiva implementación del ordenamiento del territorio alrededor del agua”.
Este último concepto hay que hacerlo cada vez más complementario y primordial en la planificación y crecimiento urbanístico de las ciudades y en la consolidación de centros poblados, puesto que ni puede ser marginal ni tampoco mirarse como un simple factor de valorización, sino que se le tienen que anexar los necesarios elementos de conservación y preservación.
Y volviendo a nuestros páramos, porque Norte de Santander es tan inmensamente rico en ese aspecto que a falta de uno tiene dos de los más importantes del país, hay que seguie en esa lucha porque la megaminería y sus grandes capitales desistan definitivamente de tener en su portafolio a Santurbán, porque como siempre se ha dicho el agua es un preciado tesoro que debemos conservar para poder conservar nuestra existencia en estas tierras.
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