En Colombia, donde el vallenato es más que música, sino identidad y pasión, una agrupación logró sacudir los cimientos de este género con una propuesta fresca y atrevida.
Flow Vallenato, integrado por Martín Hernández (vocalista y compositor) y Gabriel Acosta (acordeonero), encendió los escenarios de Norte de Santander con una explosiva mezcla de vallenato tradicional y sonidos urbanos.
Con apenas dos años de trayectoria, este dúo demuestra que la tradición no está reñida con la innovación.
Martín, nacido en Valledupar, y Gabriel, oriundo de Ocaña, encontraron en su amistad y en la música el camino perfecto para darle un giro moderno al vallenato sin perder su esencia.
Desde su primer encuentro en Valledupar, han recorrido incontables escenarios en el Cesar y Norte de Santander, llevando su propuesta a un público que, lejos de resistirse a los cambios, recibe con entusiasmo esta evolución del género.
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Un show de éxtasis y energía
Lo que hace único a Flow Vallenato no es solo su música, sino la experiencia completa que ofrecen en el escenario. Sus presentaciones son un estallido de energía, con efectos visuales y sonoros que envuelven al público en un espectáculo sin precedentes dentro del vallenato.
La voz inconfundible de Martín y la destreza de Gabriel en el acordeón crean una atmósfera que va más allá del género, conectando con audiencias de todas las edades.
“Mi motivación, solo estoy en paz en esa tierra”, confesó Gabriel sobre Norte de Santander, dejando en claro que, aunque tuvo que salir de su tierra para buscar su futuro musical, siempre regresa con el mismo amor y gratitud por su gente.
“El norte es sinónimo de trabajo, de gastronomía, de mucho talento y de la gente amable y admirable”, añadió.
Éxitos que cuentan historias
La agrupación no solo se distingue por su show en vivo, sino por su impecable trabajo en estudio. Sus canciones, compuestas por talentos como Deiner Chamorro (‘CH el niño del lápiz’) y Dylan Suárez, logran captar la esencia del vallenato mientras coquetean con ritmos urbanos.
Sus letras, cargadas de sentimiento y autenticidad, conquistan a un público que cada vez se identifica más con sus historias.
Temas como ‘Algo Histórico’, ‘11:11’ y ‘Santa Diabla’ marcan la pauta de su estilo innovador, pero es su más reciente lanzamiento, el EP ‘Sin Etiquetas’, el que promete llevarlos a otro nivel.
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Con seis canciones que van desde el amor hasta el despecho, esta producción representa la evolución de su sonido y su capacidad para emocionar con cada acorde.
“La gente va a encontrar una fusión de todo. Hay amor, desamor, una mezcla fresca de sonidos innovadores que van mucho más allá de lo cotidiano”, explicó el nortesantandereano sobre este nuevo trabajo.
Entre los temas que componen ‘Sin Etiquetas’ se encuentran ‘Inédita’, ‘Pucca’, ‘Plan C’, ‘Sin Etiquetas’, ‘Fantasías’ y ‘Dora’, esta última grabada en colaboración con el maestro Rolando Ochoa, una figura de peso en el vallenato contemporáneo.
El llamado a apoyar el talento local
Para Gabriel y Martín, el éxito no solo se mide en reproducciones o aplausos, sino en el impacto que su música puede generar en su gente. Por eso, hacen un llamado a apoyar el talento emergente, especialmente a los artistas que, como ellos, buscan abrirse camino con propuestas auténticas.
“Sé que alguna de las canciones que está ahí los va a atrapar y se van a sentir identificados. Hay que apoyar lo nuestro. Hay gente que se dedica a trabajar por fuera, y siempre viven orgullosos de su tierra, y su tierra no los ve, como ellos la ven”, reflexionó Gabriel.
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Con humildad, pero también con la certeza de que el camino no es fácil, el acordeonero dejó claro que cualquier muestra de apoyo, por pequeña que parezca, puede ser un impulso invaluable para los artistas locales.
“Con una compartida, un me gusta, un comentario, podemos motivar mucho al artista para seguir creciendo. Porque no es fácil. Todo aquel que tome un camino y quiera hacerlo propio, se cruza con una jungla de problemas”, concluyó.
Flow Vallenato no es solo un grupo, es un movimiento. Una apuesta por la renovación del vallenato sin traicionar sus raíces. Un puente entre el pasado y el futuro del género.
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