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Familia
No todo ha sido malo en pandemia: las familias ahora son más unidas
El sedentarismo, el estrés y pasividad física de las personas hizo mella en la salud mental y física, durante el confinamiento.
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Eduardo Bautista
Eduardo Bautista
Martes, 1 de Junio de 2021

Esta época de pandemia, que llevó a largos periodos de cuarentena, hizo que mucha gente empezara a descubrir cosas de ellos mismos, de sus parejas y de su familia que no sabían.

Antes de que esto pasara todos salían a sus trabajos, su estudio y otros que se quedaban en casa, por lo que no había tanto contacto interpersonal dentro del núcleo familiar como lo hubo en 2020 y aún este año cuando la COVID-19 se recrudece.

Unido a esa situación estaba el temor de que su vida se pudiera acabar en algún momento, porque se sentía, y aún ocurre, una amenaza sobre la vida como nunca se había sentido, al menos para quienes viven en la ciudad, porque en las zonas rurales las personas conviven con el temor generado por el conflicto armado.

Así lo considera Narda Liliana Parra Quiñones, psicóloga egresada de la Universidad Konrad Lorenz, con 28 años de experiencia, quien ha estado al pendiente de lo que ocurre al interior de las familias en estos tiempos tan difíciles, particularmente en lo que respecta a la salud mental.

Han surgido actitudes, reacciones que no han sido muy bien aceptadas por parte de los otros miembros de la familia, entonces el niño empieza a hacer rabietas, la esposa a aburrirse con el esposo y se da el rechazo, el esposo a fastidiarse con los niños porque le hacen mucho ruido, en fin un cúmulo de situaciones cotidianas que afectan la armonía en la casa, según Parra.

Cómo se puede voltear esa situación que puede ser tan negativa y contraproducente para la familia y convertirla en algo positivo.  Claro que si se puede, porque todo siempre tiene dos caras, como una moneda, en criterio de la profesional.

“Si nos dedicamos a mirar solo el lado negativo, entonces vamos a estar muy tristes y a esperar siempre lo peor. Pero si empezamos a ver el lado positivo de la situación, descubrimos que nos estamos conociendo, desvelamos cosas interesantes de nosotros mismos, por ejemplo, empezamos a acercarnos más a nuestros hijos  y ellos a su vez no están conociendo a nosotros”.

Otro aspecto es que  encontramos nuevos estilos de comunicación entre parejas, a mirarnos más en el espejo de la realidad, a descubrir nuevos talentos, como gente que empezó a darse cuenta que era buena para la cocina, a enfrentar temores que  nunca habían enfrentado como supera el pánico a hablar en público como a muchos les tocó en reuniones virtuales, o los estudiantes que tuvieron que hacer vídeos y exposiciones.

Lo anterior en vez de dañar nuestras vidas, lo que ha logrado es enriquecerla, porque definitivamente no somos los mismos ahora que antes de la pandemia, pero si miramos estos cambios de una manera positiva, nos damos cuenta que somos mejores personas en la actualidad. 

Hay que hacer que todo esto juegue a nuestro favor, analizando a manera de ejemplo el sufrimiento de muchas mamás porque su hijos permanecían en la calle, porque era para ellos más importante los amigos que los padres. Ahora tienen una excusa perfecta y valedera para decirles a los hijos que no salgan tanto, porque todavía está el peligro del contagio.

Es también una obligación de los padres el hacer que el hogar se convierta en un sitio agradable para los hijos. “Que la calle sea un infierno pero que la casa sea el cielo, para que la familia prefiera estar en la intimidad del hogar”, explica la psicóloga. 

La creatividad y la imaginación también juegan su rol. Creatividad para desarrollar actividades en familia que enriquezcan la relación y convivencia intrafamiliar, como los juegos, las dinámicas, diferentes actividades y oficios del hogar, los tiempos de sentarse juntos en la sala a conversar, a compartir y a conocerse.

Parra dice que muchos en cuarentena no lo lograron, porque desde siempre han sido familias disfuncionales, y particularmente en esos meses de encierro  la situación empeoró; pero por el contrario muchas familias disfuncionales lograron muchos avances, porque al estar más tiempo juntos, padres e hijos, fueron inteligentes para detectar los problemas y empezar a buscar soluciones a los mismos. 

Advierte que aunque muchos han perdido a seres queridos, lo cual es muy doloroso, se tiene que cuestionar sobre si se está disfrutando a esas personas que se tienen al lado, que se llaman familia, porque quedó evidenciado que la esposa, el esposo o los padres no van a durar eternamente, “entonces el llamado es disfrutemos a los seres que más amamos y están a nuestro lado, ahora que están vivos, porque cuando alguien fallece ya se perdió la oportunidad”.


Mi tiempo, mi familia 

El médico ocupacional, Román Homero García Suárez, explica que en pandemia es importante dedicarle tiempo, tanto a la familia como al trabajo y a las actividades que se cumplen a diario, lo mismo que tiempo para nosotros mismos.

En ese sentido, asegura el profesional,  se hace necesario que las personas que trabajan o tienen una actividad laboral, que lo hacen desde sus hogares, tengan unos horarios muy claros  con el fin de cumplir las jornadas laborales y compromisos de trabajo, para que también puedan dedicar una parte del tiempo, para sí mismo  y sus seres queridos.

En ese sentido, al crear horarios, se va a empezar a tener una disciplina, donde es importante además una sana y buena alimentación, espacios de trabajo ventilados, adecuados, iluminados preferiblemente con luz natural, un escritorio y una silla que cumplan indicaciones ergonómicas y un espacio ordenado, lo que facilita el cumplimiento de las actividades.

Unido a lo anterior, contar con unos horarios para hacer actividad deportiva, mínimo tres veces por semana. Una actividad deportiva, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es aquella que se cumple mínimo de tres a cinco veces a la semana, en un periodo de 30 minutos y de manera continua. 

Recomienda el médico, que cuando se haga actividad deportiva, bien se puede hacer de manera individual y grupal, en el segundo caco con la esposa y los hijos, para que de esa manera ganar tiempo y compartir en familia estas actividades.

“Aquí juega un papel importante la alimentación balanceada, porque si no se tiene una buena alimentación y no se hace deporte, se va a tener algo que se está evidenciando en esta pandemia que es el sobrepeso y la obesidad. También el deporte va ayudar mejorando los niveles de estrés tanto en lo laboral como familiar y demás situaciones cotidianas”, explica. 

La actividad deportiva es necesaria también hacerla si vivimos en conjuntos cerrados que cuenten con áreas adecuadas, y de no ser así en parques abiertos y ventilados, en el día de ser posible, que cum plan con las medidas de seguridad tanto en los equipos como también de orden público, y que cada uno mantenga las medidas de autoprotección y autocuidado para evitar el contagio del coronavirus.

Un aspecto importante para el aprovechamiento del tiempo libre y el compartir con la familia, es hacer actividades juntos como disfruta de una película, un programa de televisión, la lectura y la discusión de diferentes temas, así como una comida y otras cosas que involucren desde el más chico hasta el más grande, ya que en estos tiempos se ha visto que la familia se disgrega y se aísla en sus cuartos con una tableta, un portátil o un teléfono celular. 

“La idea es que cada espacio y tiempo sea aprovechado, tratando de interactuar con nuestros familiares, lo que aumenta la comunicación, abren canales de escucha y se fortalecen los lazos de afecto y comunicación”, puntualizó Homero García. 

Una buena dosis de entrenamiento 

Leonardo Ordoñez, entrenador personal y especialista en nutrición y dietética aplicada al deporte, quien es propietario de un gimnasio en Cúcuta,  considera que este tipo de establecimientos fueron erróneamente catalogados entre la escala más alta de lugares infecciosos, por parte del Gobierno Nacional, razón por la cual este sector también ha sido uno de los últimos en reactivarse económicamente.

Agregó que “está comprobado que hay una relación de 9 a 1, entre afectación de la población no ejercitada contra la que lo está, con relación a los casos de contagio de la COVID-19”.

Esa calificación del nivel central hizo que muchas personas se alejaran de los gimnasios y otros sitios de entrenamiento deportivo, lo que repercutió en las rutinas que niños, jóvenes y adultos hacían diariamente, en afectación directa de la salud, según Ordoñez.

En consecuencia, el sedentarismo, el estrés y pasividad de las personas hizo mella en la salud mental y física, durante el confinamiento, una situación drástica, con países como México donde ya determinaron cuántos kilos en promedio subió la población respecto a los meses que estuvo confinada. 

“Aquí se ratificó que la actividad física es sinónimo de salud, porque la afectación más grande en decesos y contagios es en personas no entrenadas y absolutamente sedentarias, que están asociadas con comorbilidades”, dijo el experto. 

Ante ese panorama se requiere un trabajo de masificación para crear conciencia sobre la importancia de la actividad física y los buenos hábitos de vida, entre esos disminuir el estrés, la comida saludable y las campañas de promoción y prevención en salud, donde resultan una buena opción los gimnasios, los centros de baile, lugares de terapia y otros sitios para el entrenamiento deportivo. 

Los paseos en bicicleta son una buena opción para disfrutar en familia. / Foto archivo / La Opinión
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