Athletico Paranaense venció 2-0 a Peñarol de Uruguay este jueves en Brasil y se clasificó a la final de la Copa Sudamericana-2021, que disputará con sus compatriotas de Bragantino.
Con goles de Nikao (24) y Pedro Rocha (80), el 'Furacao' del experimentado Paulo Autuori derrotó a los aurinegros en el vacío estadio Arena Athletico Paranaense de la ciudad de Curitiba (sur), un resultado que consolidó su dominio en las semifinales tras su victoria 2-1 en Montevideo la semana pasada.
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A base de disciplina táctica y vocación defensiva, los brasileños esfumaron las esperanzas de remontada de los hombres de Mauricio Larriera, quienes pudieron acercarse en la serie en un penal cobrado por Pablo Ceppelini que el portero Santos atajó (31).
Los rojinegros buscarán su segundo título de la competición, luego del alzado en 2018, cuando enfrenten a Bragantino, que disputará su primera final internacional, el 20 de noviembre en el estadio Centenario de Montevideo.
"Va a ser un gran juego, una final especial, histórica, con dos equipos brasileños enfrentándose", dijo Nikao, tras destacar el triunfo ante un Peñarol "muy difícil".
Resistir para celebrar
La promesa uruguaya Facundo Torres, de 21 años, lamentará por siempre su pifia a centímetros de Santos.
El inoxidable capitán de Peñarol, Walter Gargano, le filtró una pelota milimétrica recién iniciado el juego (6), pero la zurda del mediocampista no estaba calibrada y su chute, pese a la proximidad con la portería, se fue desviado.
Esa oportunidad desperdiciada fue la antesala del hundimiento de un equipo histórico, venido a menos hace años, ante un rival que no perdonó.
En la primera parte, el 'Furacao' golpeó la puerta aurinegra dos veces y en una de ellas entró a casa. Bisoli (10) probó primero a Kevin Dawson con un derechazo y después un viejo conocido ensanchó la herida, abierta en Montevideo.
El uruguayo David Terans, ex-Peñarol, protagonizó una carrera solitaria en la que sobrevivió al encierro de cuatro rivales. Cuando todo pareció perdido, asistió a Nikao, quien desenfundó un zurdazo al borde del área para sentenciar la llave.
Aunque aún faltaba sudor por caer, el mismo Peñarol, que no negoció su actitud, se encargó de demostrar que su puntería sería su condena.
Ceppelini pudo poner la paridad luego de que Erick derrumbara a Juan Manuel Ramos en el área. Pero el campeón olímpico Santos ahogó el amago de incendio al atajar el penal del volante, cobrado fuerte y al medio del arco.
Acariciar la gloria
Desperdiciar opciones tan claras fue un pecado para los uruguayos, volcados a atacar, sin mucha profundidad ni peligro, a un equipo que jugó con su necesidad y de vez en cuando, tras el 1-0, buscó inquietarlos con contragolpes.
Así, en un pase largo, Nikao sostuvo la pelota antes de asistir a Pedro Rocha para que este fulminara a Dawson con un zurdazo al ángulo superior derecho.
Sin que le sobre fútbol, pero sí disciplina, Paranaense coronó en su plaza el resurgimiento deportivo que le ha permitido ganar los últimos cinco partidos que disputó.
Autuori, quien oficialmente ocupa un cargo directivo, tomó las riendas luego de la salida del portugués António Oliveira hace tres semanas. Y, alternándose el banquillo con Bruno Lazaroni, tiene a los rojinegros a noventa minutos de obtener su segunda Sudamericana.
El binomio Autuori-Lazaroni logró enchufar a un once sin grandes nombres, pero que tiene al menos a un jugador destacado por línea, un plus suficiente para colarse en la final y ratificar el aplastante dominio brasileño en Sudamérica.
Con su boleto a Montevideo, los de Curitiba sellaron un póquer inédito: por primera vez cuatro equipos de un mismo país disputarán las finales de la Libertadores y Sudamericana en una misma temporada.
Y de paso hundieron la ilusión aurinegra de volver a la élite del fútbol internacional.
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