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Primer partido de fútbol femenino en Cúcuta
Los equipos femeninos fueron el Deportivo Santander y el Atlético.
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Sábado, 22 de Julio de 2023

Debería haber titulado esta crónica como el “Reinado del Deporte” para ser congruente con la evolución que traen mis escritos, pero comprendí que dentro de las actividades desarrolladas por el grupo que hoy nos concierne, se sucedió un acontecimiento que envuelve un evento de más trascendencia en la memoria de la ciudad, como es el relativo al contenido del encabezado.

Así pues, terminado el reinado del Colegio Santa Teresa,  a finales de 1950, y en vista del éxito arrollador de su candidata ganadora, Miryam Alvarado Omaña, los deportistas de la ciudad, pero especialmente los de los deportes de mayor significación, el basquetbol y el fútbol, que dicho sea de paso, eran los únicos que de verdad se practicaban en la ciudad, les sonó la idea de continuar con la fiesta de los reinados, en vista del entusiasmo que había despertado en el público, el evento organizado en el colegio de las monjas de la Presentación, en la celebración del día de su onomástico.

Fue, como decían los medios de entonces, una verdadera batalla campal la que se armó entre los seguidores y simpatizantes de las candidatas, en esta ocasión, un lindo ramillete de hermosas chicas, todas ellas dignas de la “millonaria corona de la admiración cucuteña”, como bien lo señalaba una publicación de ese tiempo.

Habíamos comentado en la crónica del reinado del colegio Santa Teresa, que los basquetbolistas, entusiasmados por el éxito de Myriam Alvarado, le propusieron la representación de su deporte, en el certamen que se llevaría a cabo para elegir la soberana del deporte regional y ella, gustosa aceptó.

Así que comenzó su actividad proselitista recorriendo los sitios de reunión más frecuentados de la época, empezando por el Café Rialto, para dar a conocer su programa de campaña, con tan mala suerte que fue víctima de un brote de grosería por un patán que la humilló, pero que la “patanada”, gracias al apoyo de los demás asistentes fue sorteada sin mayores inconvenientes. Además de la presentación de sus actividades, para convencer a su electorado de escogerla como la Reina del Deporte, venía promocionando un espectáculo deportivo novedoso que la Liga de Futbol y la Federación del ramo estaban dispuestas a impulsar, tanto en la ciudad como a nivel nacional y era la masificación del deporte del balón entre las damas. El futbol femenino o la rama femenina del balompié, estaba comenzando a promocionarse en el mundo entero y por ello era importante aprovechar la coyuntura del reinado para mostrar los aspectos positivos que este deporte tendría entre las damas. Realmente, el futbol femenino venía tomando auge en las otras ciudades del país y este era el momento adecuado para conformar los equipos que nos representarían en las justas deportivas de este deporte. Aunque no sabemos qué sucedió después del partido que les narraré, lo evidente es que el deporte femenino, en esta especialidad, no surgió en la ciudad ni en el país, pues a pesar de los últimos intentos de las chicas que asistieron al pasado mundial del ramo, no se avizora un futuro claro ni contundente en este contexto.

Parece que todas las circunstancias se confabularon en favor del espectáculo ese día. El partido profesional que debía jugarse el domingo entre el Deportes Caldas y el Cúcuta Deportivo no se pudo realizar por falta de acuerdo entre las directivas de ambos clubes y fue esa la oportunidad perfecta para programar el encuentro de futbol femenino, el primero que se efectuaría en el Estadio Santander, como se le denominaba entonces.

La jornada futbolera histórica permitió a la afición cucuteña no solamente admirar la primera demostración de las veintidós chicas del futbol femenino local, sino que disfrutaron de un preliminar muy particular, en partido entre los trabajadores de la radiodifusión, que habían bautizado su equipo como “Los Radiolocos” y un equipo de profesionales del Derecho que llamaron “Los Abogados”.

Los equipos femeninos fueron el Deportivo Santander y el Atlético. El partido contó con todas las garantías que ofrecían las autoridades deportivas y durante el encuentro no se presentaron inconvenientes ni problemas de ninguna índole y puede decirse que se desarrolló dentro de la más genuina “caballerosidad” o más bien, dentro de la más fervorosa “femenidad”.

Las alineaciones fueron las siguientes: El Deportivo Santander tenía en el arco a Inés Dueñez, la defensa estaba integrada por Francisca Ramírez y Ani Dueñez, el medio campo por Ana Elvira Briceño, Celina Pérez y Rosa Petitt y la delantera, Chepa Duque, Mery Vivas, Tabina Sandoval, Marina Maldonado y Ruth Sandoval.

El Atlético lo conformaban, en la portería, Ignacia Rodríguez, en la zona defensiva Berta Nova y Celina Díaz, las mediocampistas eran Marina Cuéllar, Ana Petitt y Chinca Maldonado mientras que adelante, buscando las oportunidades de gol, estaban Laura Ruiz, Matilde Cárdenas, Inés Chacón y las hermanas Irma y Ángela Cárdenas.

En el banco de las suplentes estaban, por el Deportivo Santander Nelly Alvarado y Rosa Inés Briceño y en el Atlético, Emilce Alvarado y Nelly Guerrero.

Las tres candidatas, que competían por la corona de la Reina del Deporte, acudieron con sus comitivas y el numeroso público  asistente las aplaudió frenéticamente. Dicen las noticias de la época que el encuentro resultó “simpatiquísimo y relativamente interesante” y que en el próximo encuentro a realizarse el domingo siguiente “jugarán mejor y poco a poco, las niñas se irán desenchipando”. El marcador del partido no se abrió, no metieron goles en ese primer partido y aun así, la taquilla fue bastante generosa, pues se calcula que fue de unos cuatro mil pesos, centavos más, centavos menos, a juzgar por el lleno total que presentaron las localidades del estadio.

Al día siguiente, los comentarios fueron de las más variadas especies. Unos las veían proyectadas profesionalmente, de manera que prometían llevarlas a competir, primero con equipos de Bucaramanga y luego de Bogotá, mientras que otros, con espíritu menos deportivo, conceptuaban que les faltaba entrenamiento, que había que desarrollar más la conciencia de juego, inculcándoselo, pues carecían de él. Que no se trataba de explotarlas y que de las entradas del juego del domingo debían darle a cada muchacha, por lo menos cincuenta pesos para no “matar la gallina de los huevos de oro”.

 

Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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