En los ojos de la pareja de Wilfrido Narváez Pérez, como fue identificado el hombre asesinado a golpes, la madrugada del pasado 24 de enero, en el barrio Latino, que colinda con la Diagonal Santander, hay dolor y tristeza.
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Con evidentes lágrimas y llevándose la mano al pecho, la mujer recordó que cumplió la promesa que le hizo a Narváez, con quien compartió los últimos cinco años como pareja: acompañarlo hasta el final de sus días.
Sin embargo, el consumo desmedido de bazuco hizo que las ilusiones y los sueños que tenía esta pareja se derrumbaran y se quedaran tendidos en la calle, donde vivió Narváez desde diciembre del año pasado.
“Yo siempre lo buscaba para darle comida, para que se bañara, para cortarle el pelo, pero antes de que lo mataran ya tenía nueve días sin saber de él”, recordó la mujer.
Narváez, conocido como ‘Catire’, frecuentaba el puente Eustorgio Colmenares, alrededor de donde fue asesinado, además del centro de la ciudad, envuelto entre el consumo de drogas y la vida de la calle.
La víctima, oriunda de Aguachica (Cesar), había llegado junto con su pareja, hacía un año y medio a Cúcuta, provenientes de Venezuela.
Trabajó en una fábrica de yogurt y luego como albañil, pero sus días productivos se acabaron cuando el bazuco le ganó la batalla y de un momento a otro, lo que él pensó que tenía controlado, lo llevó a vivir en la calle.
La mujer se percató de que su ser querido era el hombre que habían asesinado a golpes en el barrio Latino, a través de la publicación de La Opinión, por lo que de inmediato inició los trámites y le avisó a sus familiares para reclamar el cadáver y darle el último adiós.
Piden justicia
La familia de Wilfrido Narváez les pidió a las autoridades que se adelanten rigurosas investigaciones y se esclarezca el crimen, pues alrededor del lugar donde fue atacada la víctima hay cámaras de seguridad que ayudarán a los investigadores a conocer quién y cómo lo mataron.
“En ese lugar siempre hay habitantes de calle y alguien tuvo que ver qué pasó, además hay cámaras, y es bueno que se encuentren a las personas que cometieron eso. A él (Wilfrido) lo atacaron con un destornillador en la nuca, además de los golpes”, dijo un familiar.
Narváez Pérez dejó una hija de 7 años. A pesar de que siempre quiso salir adelante, el consumo de droga intervino en todos los proyectos de vida que tuvo.
La compañera sentimental de Narváez les pidió a los consumidores de drogas que reflexionen y eviten el sufrimiento que causa los alucinógenos en las familias.
“Me la jugué hasta el último momento con él y solo Dios sabe el sufrimiento cada vez que él estaba en la calle y es muy duro saber que hay muchos jóvenes así. La droga destruye familias y eso no es bueno que siga ocurriendo”, dijo la mujer.
Además, siente frustración, porque Wilfrido se dejó llevar por el consumo de drogas y prefirió perder el hogar que tenían.
Por ahora las autoridades avanzan en las investigaciones que permitan esclarecer quién cometió el hecho y cómo ocurrió el asesinato de este hombre.
Lo que se conoció
Varias personas que transitan o residen cerca del lugar donde ocurrió el hecho, afirmaron en ese momento que la víctima, presuntamente fue golpeada por varios hombres que trabajaban como vigilantes informales por calles cercanas.
“Por esta zona hay muchas personas que viven abajo del puente, que justo da por el canal y pues el hombre, al parecer, robó unos cables de un establecimiento comercial y lo vieron, de todas formas sí hubo brutalidad por parte de esos hombres”, manifestó una de las personas en el momento del asesinato.
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