Uno de los recientes casos de intolerancia social que conllevó a un homicidio y que de igual manera, conmovió a la comunidad cucuteña, se registró la madrugada del pasado 15 de noviembre, en la que un taxista atropelló a un joven de 23 años, porque este se rehusó a pagarle una alta suma de dinero por una carrera.
Luego de pasar 18 días en la unidad de Cuidados Intensivos, Jorge Alexander Pantoja Niño, de 23 años, no pudo seguir luchando por su vida y finalmente murió.
El trágico hecho se presentó cuando Julio José Cárdenas Díaz, el taxista, lo atropelló luego de rechazar los 15 mil pesos que Jorge y su hermano Edgar le ofrecieron por haberlos transportado desde el Centro Comercial Bolívar hasta la avenida segunda con calles 8 y 9, en el centro de Cúcuta.
En medio de lágrimas, la mamá de los hermanos Pantoja explicó que la ira del conductor se produjo porque los dos jóvenes no quisieron pagarle una carrera muy costosa.
“Según me cuenta mi hijo Édgar, el taxista les cobró 28 mil pesos por llevarlos desde el Comercial Bolívar hasta el centro. Mi hijo Jorge, quien había sido chofer de taxi, le dijo que esa carrera no valía eso, que él le iba a dar 15 mil pesos, pero el conductor los rechazó”, contó la mujer.
Tras tirar el dinero al piso, el taxista siguió en su carro a los hermanos, que caminaban por el sector donde los dejó; tras bajarse del andén a la carretera, Cárdenas no dudó en arrollar a la víctima. Cuando Jorge cayó sobre el pavimento, el conductor le pasó el carro por encima, causándole graves heridas.
A pesar de cometer el hecho, Julio emprendió la huida.
Sin embargo, miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, capturaron a Cárdenas Díaz el pasado lunes, sindicado del delito de homicidio agravado.
Este caso, sumado a las constantes riñas que se registran en el área metropolitana de Cúcuta diariamente, complementan un fenómeno social que enciende las alarmas de las autoridades para contrarrestar el incremento de los hechos violentos en la cotidianidad de la sociedad.
La Policía Metropolitana de Cúcuta ha atendido en lo corrido de 2015, 26.223 riñas.
El mes más crítico fue septiembre con 2 mil 729 casos.
En los primeros 12 días de diciembre se atendieron 674 peleas.
Tan solo en la celebración de la Noche de Velitas se registraron 74 riñas. En estas peleas, el excesivo consumo de alcohol fue el protagonista.
Sin embargo, la oportuna reacción de la Policía ha evitado que estas peleas terminen en homicidios y en lesiones graves.
La impulsividad, la inestabilidad económica, el estrés y la falta de educación y de respeto, juegan un papel determinante para que las personas actúen bajo lineamientos violentos que perjudican las relaciones interpersonales y que
contribuyen a un caos social, debido a que se convierte en un complemento de la vida para cada persona.
Para la psicóloga Paola Rojas, la falta de estrategias para resolver conflictos de manera pacífica convierten a las personas en agentes violentos, con intención de solucionar los problemas o las situaciones a la fuerza, lo que conlleva a
que en las calles de Cúcuta se pase muy fácil de la agresión verbal a la física.
“Estamos en una sociedad donde todo se resuelve a la fuerza, esto influye, porque no hay una correcta educación desde el hogar, contrario, todo se ha basado en los malos tratos”, explicó Rojas.
La obsesión de poder y de manipulación sobre los demás, también constituye una acción agresiva, por no soportar que el entorno social se maneje en contra de las pretensiones de cada ser humano.
“Se convierte como en el que más poder tenga y el que más violento sea es el que gana”, aseguró la psicóloga.
Lilia Rodríguez, residente en el barrio Popular, aseguró que ha presenciado peleas entre sus vecinos por situaciones mínimas que no merecen terminar en agresiones físicas.
“Han peleado por parquear mal los carros o hasta porque las mascotas hacen sus necesidades en casas ajenas”, dijo la mujer.
Considera que falta concienciar a las personas sobre una vida en armonía y bajo el entorno comunitario para no convertirse en factores violentos.
En las calles también es común ver peleas entre conductores, porque el uno se atraviesa, o porque tan solo tocar la bocina del carro genera fastidio en los demás.