Para Angélica Aguilar el incendio que arrasó con los muebles, electrodomésticos y demás enseres que tenía en su casa, es una prueba difícil de superar. Fuera del dolor de las pérdidas materiales, ella tiene la constante preocupación por el estado de salud de Alexander Bonilla, su esposo.
La mujer ayer visitó su vivienda, ubicada en la calle 2 con transversal 17, del barrio Los Alpes, para mirar qué elementos se podían vender por chatarra, cuales desechar o los que podría seguir usando en el lugar donde se está quedando temporalmente, mientras resuelven donde reubicarse.
En su mirada había tristeza, pues ella no se explica cómo, de un momento a otro, los ahorros de su familia quedaron reducidos a leña, metal quemado y cenizas.
El incendio
A las 4:00 de la tarde del lunes, unos niños tocaron con una cometa unos cables de alta tensión de las redes eléctricas que pasan por Los Alpes, dejando sin energía a este sector y otros barrios, según lo dicho por Jonathan Contreras, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Producto de eso, a varias familias les tocó prender unas velas en la noche, mientras esperaban que Centrales Eléctricas de Norte de Santander (Cens) reparaba el daño. Entre las residencias que quedaron sin energía estaba la que ocupaban Angélica, su esposo, un nieto y dos hijas.
La mujer relató que el lunes, a las 6:30 de la tarde, ella encendió una vela en la cocina y se dispuso a preparar la cena.
La vela cayó encima de unos potes con pegamento, ocasionando el incendio. “Nosotros nos dimos cuenta porque salía humo por el techo de zinc, escuchamos los gritos de los vecinos que pedían que llamaran a los bomberos y, luego, salió un hombre de entre la candela”, indicó un residente de ese sector.
Se conoció que Angélica Aguilar alcanzó a usar un extintor que tenía en el patio, pero le fue imposible contener las llamas, teniendo que huir por el solar, antes que las llamas la alcanzaran.
Una persona herida
Alexander Bonilla, esposo de Angélica, estaba en la sala trabajando en la fabricación de calzado, según relató la mujer, cuando el fuego lo alcanzó y le quemó un brazo y una pierna, teniendo que ser trasladado a un centro asistencial, donde se encuentra en recuperación.
“Mi esposo llegó temprano con varios materiales para fabricar calzado, horas antes del incendio”, indicó Aguilar.
Algunas personas del gremio del calzado le han donado mercados, ropa y otras cosas a la familia.
Tienen que reconstruir la casa
Los bomberos que atendieron la emergencia le dijeron a la mujer que las paredes de su casa quedaron debilitadas, por lo que es necesario que las tumben y reconstruyan la vivienda.
Por lo pronto, la familia Bonilla Aguilar ha recibido donaciones de diferentes personas, además Huber Plazas, secretario de Gestión del Riesgo de Desastres de Cúcuta, entregó un kit de cocina, alimentos, además de almohadas, colchonetas y cobijas.
Solo quedaron unas biblias intactas
Como un milagro, así describe Angélica Aguilar, sus hijas y vecinos que, pese a que las sillas, muebles y las otras cosas que había en su casa y quedaron hechas cenizas o inservibles, solo dos biblias, que la mujer guardaba en un escaparate, hayan quedado en buen estado.
“Es un milagro que las dos biblias hayan quedado en buen estado, pese a que la candela pasó por toda la casa y dañó cosas que son más resistentes que el papel”, explicó la mujer.
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