Las bandas delincuenciales dedicadas al microtráfico son las que imponen la ley en los diferentes barrios de Cúcuta, bajo la mirada inerte de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc). 

Así quedó demostrado en el reciente homicidio de un menor de 16 años, ocurrido la noche del miércoles, en la parte alta del barrio Alfonso López.

Según se conoció, la víctima estaba amenazada por una estructura delincuencial, que le prohibió estar en los alrededores de este barrio. Sin embargo, el menor llegó el miércoles con el fin de buscar a su novia.

Minutos antes del crimen, a través de WhatsApp, el infante habló con su mamá, pero no le dijo nada extraño. Posteriormente, la novia de la víctima le aseguró a la suegra que su hijo estaba alrededor de su casa y pasados diez minutos, se conoció el asesinato.

El crimen ocurrió alrededor de una cancha, donde anteriormente se han cometido otros homicidios, sin que haya alguna reacción por parte de la Policía.

La víctima fue atacada a balas en la cabeza, quedando sin vida de manera inmediata en el lugar del hecho.

Los habitantes del sector alertaron a la Mecuc, por lo que algunas patrullas llegaron al sitio a verificar lo qué había ocurrido, sin dar con el paradero del asesino.

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Miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) se encargaron de la inspección y el levantamiento del cadáver, para trasladarlo al Instituto de Medicina Legal.

¿Quién era?

Los familiares del menor asesinado reconocieron que él era consumidor de drogas. Sin embargo, no conocen de problemas en su contra.

“Yo me enteré de las amenazas cuando supe del asesinato de mi hijo. Queremos que se haga justicia”, aseguró la mamá de la víctima.

Él era el mayor de tres hijos. Su familia lo recuerda como un adolescente amoroso, pero que cayó en el mundo de las drogas, del que intentaron rescatarlo en varias oportunidades.

Aunque hace cinco años su familia se radicó en Cúcuta, proveniente de Venezuela, en medio de la búsqueda de una nueva oportunidad para alejarlo del consumo de marihuana, retornó a su país de origen, pero el año pasado volvió a la capital nortesantandereana.

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Durante el último mes, el menor no vivió con su mamá y sus otros hermanos, sino que estaba residenciado en el barrio Belén.

Por ahora se desconocen los móviles del asesinato, por lo que se espera que las autoridades avancen en las pesquisas para identificar al pistolero que lo atacó y los hechos que motivaron el crimen.

La violencia de la semana

Harold Ascanio Rodríguez fue asesinado la tarde del martes, en el sector La Marranera, del barrio María Auxiliadora.

Según se pudo establecer, alrededor de este lugar funciona una ‘olla’, por lo que constantemente hay ventas de drogas. Además, la presencia de consumidores se ha incrementado.

Las autoridades adelantan las indagaciones correspondientes para establecer si justamente, algún lío derivado del microtráfico, habría desencadenado el homicidio de Ascanio Rodríguez.

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De manera extraoficial se conoció que la víctima estuvo indiciada por fabricación, tráfico o porte de estupefacientes en 2016, abuso de confianza en 2019 y hurto en 2008.

Cabe recordar que la mañana del martes también fue atacado a bala un comerciante que se movilizaba en una camioneta junto con su hija de 9 años, en el barrio Virgilio Barco.

Dos pistoleros que viajaban en una motocicleta Suzuki GN, negra, alcanzaron a la víctima y le dispararon de manera indiscriminada, impactándola en seis oportunidades.

Tras las heridas, el lesionado, propietario de una mina de carbón en Campo Dos (Tibú), perdió el control del vehículo y terminó chocando contra un taxi y luego se volcó.

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