Las personas que conocieron a Jesús Eduardo Garay Rozo lo recuerdan en medio de ilusiones, proyectos, arte, dedicación y sonrisas. El estudiante universitario, de 29 años, dejó una huella musical que fue reconocida en Cúcuta, pero que ahora quedará como un legado entre sus seres queridos. Él murió el domingo, luego de sufrir un accidente de tránsito.
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Garay emprendió un viaje en su motocicleta, el viernes, en compañía de uno de sus primos, con rumbo hacia Cartagena, para asistir al matrimonio de uno de sus familiares, que se cumpliría el fin de semana.
Sin embargo, en Curumaní (Cesar), al parecer, Garay y su primo no se percataron de que estaban a punto de entrar a una vía en construcción, al parecer, por falta de señalización en la carretera y esto produjo que se estrellara con un objeto que le causó graves daños en el estómago a Jesús Eduardo.
El estudiante fue trasladado desde el corregimiento La Vega, en Curumaní, a una clínica ubicada en Bosconia y aunque luchó por su vida por más de 12 horas, finalmente no pudo resistir más y murió, la mañana del domingo.
Según indicó un medio de comunicación de esta zona del país, las autoridades de tránsito no adelantaron la inspección ni el levantamiento del cadáver, por lo que no se conocieron mayores detalles del hecho.
El cuerpo sin vida de Garay Rozo finalmente fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, en Valledupar, hasta donde tuvieron que arribar algunos de sus familiares para reclamarlo y poderlo traer a Cúcuta, donde se espera que arribaran la tarde de ayer.
¿Quién era?
Jesús Eduardo era el segundo de tres hermanos. Vivía en el barrio San Luis, junto con su familia y siempre se caracterizó por ser una persona noble, respetuosa, trabajadora y servicial. Él siempre estaba alegre, sonriente y motivador.
Además, se dedicaba a componer e interpretar canciones de género urbano. Alternaba las clases en la Universidad Simón Bolívar, en la que estudiaba Trabajo Social, con la música y la animación de eventos.
“Deja que la vida te sorprenda con todas sus alegrías, hoy es el día para que tú le sonrías al amor”, dice la canción que compuso Garay en medio de la pandemia.
Precisamente, las composiciones de la víctima eran el reflejo de lo que él presenciaba y sentía en cada hecho que se le atravesaba en el camino.
“Era alguien emprendedor, con sueños, que hizo de todo en la vida por salir adelante. Tenía un gran talento y le gustaba cantar. Trabajaba, estudiaba, no se negaba a nada con el único motivo de buscar el sustento”, recordó uno de los mejores amigos de Garay.
La universidad donde la víctima estudió cuatro semestres de Trabajo Social también lamentó su muerte y envió un mensaje de condolencias a su familia.
“Deseamos fortaleza a los corazones de quienes en vida lo acompañaron a caminar y a cumplir con su paso por la tierra. ¡Que tu alma descanse en paz, querido amigo!”, dijo la Universidad Simón Bolívar.
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