Comprar robado lleva a la cárcel
¿Ha escuchado o conoce lo que se esconde detrás de la palabra receptar? Tal vez nunca o quizás alguna vez la escuchó en la radio, pero hasta ahí.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la describe así: ocultar o encubrir delincuentes o cosas que son materia de delito, como por ejemplo, comprar o vender objetos robados a bajos precios.
Ahora que ya conoce lo que es ¿recuerda si alguna vez, consciente o inconscientemente, participó de un negocio relacionado con la palabrita?
A lo mejor, sin darse cuenta, en más de una ocasión usted ha estado involucrado en la cadena criminal que encierra este delito por el que en el presente año la Policía ha capturado en Cúcuta a 90 personas.
La historia, o mejor el hurto, se inicia en las calles de la ciudad, un día cualquiera y quienes la protagonizan se mueven en varios frentes.
El subcomandante de policía de Cúcuta, teniente coronel Necton Borja, dijo que dentro de las investigaciones que se emprendieron meses atrás para analizar el fenómeno un objetivo fue establecer a dónde iba a parar lo que se roban en la calle, pero más allá de eso, quiénes participan de la cadena criminal que al final se tipifica en el delito de receptación.
Cómo se mueven las bandas
Durante 2015, Borja dijo que se llevan producidas, aparte de las capturas por receptación, un total de 1.200 personas asociadas al hurto.
La pregunta que surge es: ¿qué pasa con esos elementos hurtados?
El oficial dice que fue necesaria la creación de un grupo especial conformado por la Policía y la Fiscalía, dadas las dimensiones de la empresa criminal en la que se están involucrados hurtos de autopartes, electrodomésticos, equipos de cómputo, celulares de alta gama, cámaras de video, fotografía, relojes y cadenas de oro, entre otros elementos.
Un primer resultado de este trabajo reveló que en la ciudad se produjo en los últimos años un incremento desmedido de talleres de motos y carros adonde estarían llegando las autopartes hurtadas a los vehículos.
Las pistas apuntan a que en estos negocios se cumple el delito de receptación. “Se venden desde rines hasta tanques de gasolina, sillines y espejos, y lo que es peor, en las inspecciones que hemos hecho no nos certifican ni la procedencia ni la legalidad de los objetos”, dice Borja.
En cuanto a los electrodomésticos, la investigación reveló que están yendo a parar a las compraventas de la ciudad, “negocios en los que tampoco se exige factura por lo que dejan allí ni mucho menos por lo que se vende a los clientes”, comenta Borja.
En estos negocios aprovechan la ocasión por los bajos precios en que se compran o de dejan en empeño los objetos, los cuales son legalizados luego con una factura de compraventa.
Pero quizás de todos los hurtos que se producen en la ciudad el que mayores dividendos y el de mayor incidencia es el de elementos electrónicos como computadores, tabletas, celulares de alta gama en cuyo negocio se produce no solo la venta directa de los equipos, sino también de sus piezas o componentes.
“Hay dos aspectos que entran a jugar parte en este delito: el que adquiere el elemento hurtado y el que lo vende, y lo que la gente desconoce es que quien compra un elemento hurtado puede terminar en la cárcel”, precisa Borja.
“No compre sin factura”
Sin embargo, parece que los atracadores de personas, de residencias, de carros, de motos, no les temen a lo que señala la ley ni mucho menos a los operativos y planes de las autoridades para cazarlos. Pareciera que eso de robar resulta un acto fácil de ejecutar en esta ciudad, por lo masivo que se ha vuelto ese delito.
La suposición surge de las estadísticas: son tantos los hurtos en Cúcuta, que el promedio puede alcanzar los 20 por día. La cifra aumentó de 2014 a la fecha, de ahí el ajuste que tuvo que hacer en el presente año la Policía para replantear la lucha contra ese delito, en especial con el robo de motos, de celulares y el hurto al comercio.
El coronel Borja volvió a insistir a los ciudadanos en cuidarse mucho a la hora de adquirir objetos en la calle o en locales de comercio en los que no se expiden factura por lo que venden.
“Es clave pedir la factura, pero también es clave que se denuncie cuando se es víctima de un robo”, dice el oficial.
Los ciudadanos se preguntan por qué, si se sabe desde hace décadas dónde están los negocios que practican la receptación, las autoridades no han podido eliminar el negocio ilícito allí afincado.
Borja señala que el control y la vigilancia no solo compete a la Policía y a la Fiscalía, también es responsabilidad de la alcaldía, con medidas que conlleven al cierre de los negocios que no cumplan con la normatividad y su funcionamiento.
Bueno saberlo
Los sectores en los que las autoridades han identificado la ocurrencia de la receptación son: La Merced, La Playa, Latino, Atalaya, Aeropuerto, Kennedy y La Libertad.
Las motos son las más apetecidas. Las más hurtadas son las Suzuki GN-125 colombianas y venezolanas, Yamaha YW-125 o BWS y las motocicletas venezolanas Empire OWEN Y Empire ARSEN II.
Relojes y joyas en oro: estos elementos son reducidos en compraventas que se encuentran en el centro de la ciudad ya que quien las compra funde la joya borrando por completo cualquier evidencia y con este material produce nuevas joyas.
Electrodomésticos y computadores: estos son publicados para la venta por la internet, otros son llevados y cambiados en los expendios de sustancias estupefacientes conocidas como ollas por dosis para el consumo del delincuente.
Celulares: se venden en centros comerciales, donde son ofertados en precios más económicos. Los de alta gama son enviados a países como Ecuador y Argentina.