Los pasos del hijo y hermano de Hernando Lizarazo Peñaranda y María del Pilar Lizarazo Matamoros se hacían cada vez más lentos, en medio de gestos de incertidumbre y de asombro, por la cruel escena que se encontró cuando tuvo que forzar la puerta del apartaestudio de la mujer y hallar a sus dos seres queridos muertos, con un impacto de bala en la cabeza, cada uno.
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El hombre llegó hasta la habitación donde estaban papá e hija sin vida, con una enorme mancha de sangre, y también el revólver con el que se generó el trágico hecho.
El presagio que hubo entre los dolientes minutos previos al atroz hallazgo, de que algo malo les había pasado, se dio al intentar comunicarse insistentemente con Hernando y María del Pilar, pero nunca respondieron las llamadas.
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“No entendemos qué pudo pasar. Estamos todos sorprendidos”, dijo un familiar que arribó al lujoso edificio donde ocurrió el hecho, ubicado en la calle 21A con avenida 0B, de Barrio Blanco.
Según se conoció, Hernando Lizarazo llegó al apartaestudio en el que vivía su hija, sobre la 1:00 de la tarde de ayer.
Sin embargo, ningún residente del lugar oyó gritos, ni discusiones ni las detonaciones de los disparos.
Por eso, solo cuando el familiar de papá e hija arribó al lugar, fue que se descubrió el hecho y de inmediato fueron alertadas las autoridades, sobre las 5:20 de la tarde, se conoció la trágica noticia.
Miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) tuvieron que adelantar la inspección técnica en el lugar, de manera detallada, por lo que la diligencia se extendió durante varias horas.