En Tibú, la violencia no da tregua. En menos de dos días, dos personas han sido asesinadas, y el miedo sigue apoderándose de la comunidad.

El primer caso ocurrió la noche del domingo en la vereda Versalles, donde Fabián Arenas Arenas, de 35 años, fue baleado hasta perder la vida. Nadie sabe con certeza qué motivó el ataque, pero su muerte ha dejado una profunda incertidumbre entre quienes lo conocían.

Solo unas horas después, en la madrugada del martes, fue hallado el cuerpo de otro hombre, aún sin identificar, en el sector El Empalme, en la vía que conecta El Zulia con Tibú. Su cadáver, abandonado al costado de la carretera, se suma a la creciente lista de víctimas en esta zona.

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Lo que sucede en Tibú y otras partes de Norte de Santander se ha vuelto insostenible. En el último mes, la violencia ha escalado sin freno. Masacres y homicidios selectivos se multiplican, mientras la población vive en constante temor.

Lo más preocupante es la falta de respuestas. ¿Dónde están las autoridades? ¿Quién cuida a la gente? Hasta ahora, no se ha escuchado una declaración clara de quienes deberían liderar las acciones para frenar esta crisis. No hay detenidos ni operativos visibles; solo un silencio que resulta cada vez más desesperante.

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