La actitud nerviosa que demostraron Luis Orlando Romero Rojas, Kevin Jairo Quiroz Otálora y José Niecer Romero Beleño, cuando un grupo de policías les hizo la señal de pare en un puesto de control, en Ocaña, fue la primera pista que tuvieron los uniformados para darse cuenta de que algo extraño ocurría.
Los tres sospechosos se movilizaban en un camión, por lo que los miembros de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), en conjunto con las unidades del grupo de Carabineros, activaron los protocolos de seguridad para descartar cualquier riesgo.
En ese momento entró en la escena Laia, una perra antiexplosivos, que al pasar una breve revisión, alertó a su amo de que en el vehículo eran transportados elementos peligrosos.
Los policías adelantaron una rigurosa revisión en el lugar donde este animal detectó los explosivos y allí hallaron una caleta con 2.000 cartuchos calibre 7.62 milímetros, un mortero calibre 60 milímetros, diez granadas, 32 detonadores eléctricos y tres cargas dirigidas.
Además de esto, los uniformados encontraron dos fusiles que estaban escondidos en la carpa que cubre la estructura del vehículo.
Una fuente judicial cercana a las pesquisas, aseguró que cuando se percataron del material de guerra, iniciaron las investigaciones para establecer el origen y el destino que tendría estos elementos, descubriendo que el camión salió desde Tibú.
“Iba con dirección hacia el sur de Bolívar, pero aún no sabemos para qué parte en específico. Este material pertenece a la disidencia del frente 33 de las Farc, teniendo en cuenta que uno de los morteros está marcado con el nombre de este grupo ilegal”, explicó la fuente.
Los tres hombres fueron detenidos por el delito de porte ilegal de armas, municiones y explosivos, por lo que quedaron a disposición de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía y posteriormente un juez decidió enviar a Luis Orlando Romero, conductor del vehículo, a la cárcel, mientras que a sus acompañantes les dio el beneficio de casa por cárcel.
Las autoridades adelantan las verificaciones para establecer si los capturados son miembros de la disidencia de las Farc.
Golpe a las finanzas
El material de guerra incautado por la Policía está valorado en aproximadamente 80 millones de pesos, por la capacidad de afectación que se podría causar con estos elementos explosivos.
“Lo más importantes es que logramos evitar cualquier ataque contra la Fuerza Pública o la población civil con estos explosivos y los fusiles”, dijo la fuente.
Otro caso en Cúcuta
Dentro de esa estrategia de las autoridades para detectar el transporte de explosivos y armas, el jueves 3 de junio, en inmediaciones de la Central de Abastos de Cúcuta, la Policía Metropolitana se incautó de tres fusiles calibre 5.56, que eran transportados en un campero de placas colombianas.
El zuliano Adrián Alfonso Ariza Cuberos, quien conducía el vehículo, fue capturado y un juez lo envió a la cárcel, mientras continúa el proceso judicial en su contra por el delito de porte ilegal de armas de uso privativo de las Fuerzas Militares.
El procedimiento se dio alrededor de la entrada al barrio García Herreros, por el Anillo Vial Oriental, cuando los uniformados adelantaban patrullajes de registro y control.
“Aunque el conductor del vehículo no tenía las armas en su poder, mostró una actitud nerviosa y por eso se inspeccionó el carro y se hallaron los tres fusiles que están nuevos”, explicó una fuente judicial en ese momento.
El tráfico y el comercio de armas sigue siendo un negocio peligroso y constante en la región, por lo que las autoridades mantienen diferentes controles para evitar que los grupos armados ilegales se fortalezcan y causen múltiples alteraciones del orden público en esta zona del país.
