Un impacto de bala en la frente acabó con la vida de Jesús Alexander Novoa Méndez, de 21 años, quien fue asesinado al mediodía del jueves, en el sector Los Gaviones, de la vereda El Diamante, de Puerto Santander.

Allí la muerte no es ajena, no es un visitante extraño. La violencia se ha paseado por los rincones de este municipio sin que se proyecten estrategias de seguridad que permitan contrarrestar el accionar desmedido del Ejército de Liberación Nacional (Eln) y de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc).

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Los disparos y las detonaciones de explosivos cada vez son más comunes, siendo el presagio de cada homicidio o hecho violento que estremece a esta población fronteriza con Venezuela.

Aunque los asesinatos conllevan dolor para las familias de las víctimas, para los pobladores de esta zona del área metropolitana de Cúcuta se ha convertido en hechos que ya se convirtieron en parte de la cotidianidad.

“Acá la gente ve los muertos y ya no se le da nada. En muchas ocasiones hay que hacerse el sordo mudo, para evitar problemas”, dijo un habitante de este municipio del área metropolitana de Cúcuta.

Sin amenazas

Aunque hasta el cierre de esta edición las autoridades no tenían ningún móvil concreto sobre el reciente crimen, según se conoció, una familiar de la víctima aseguró que desconocía de problemas o amenazas en contra de su ser querido.

Al parecer, Novoa Méndez trabajaba como jornalero en algunas fincas de la zona rural de Puerto Santander, por lo que la mañana del jueves salió de su casa, ubicada en el barrio 23 de Abril, de este municipio, en busca de trabajo y no regresó con vida.

Precisamente, en el lugar donde fue hallado el cadáver, no hay presencia de la Policía por situaciones de seguridad, por lo que miembros de una funeraria tuvieron que arribar al sitio del crimen y levantar el cuerpo, que posteriormente fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) adelantaron la inspección técnica.

Por ahora, las autoridades tendrán que avanzar en las pesquisas para esclarecer el homicidio e identificar a los autores del hecho.

Dos muertos de la disputa

La noche del domingo 11 de julio, en Puerto Santander, también hubo bala y muerte por doquier. Una hora y media de diferencia fue lo que necesitaron los violentos para dejar dos víctimas en dos lugares diferentes. Al parecer, estos hechos estuvieron relacionados.

El primer caso se dio en el sector La Isla, muy cerca de la ribera de uno de los tres ríos que rodean esta población. Eran las 8:30 de la noche y sonaron varios disparos que acabaron con la vida de Jesús Antonio Tamayo Patiño, de 22 años. El hombre quedó tendido en la calle 3 con carrera 1 del barrio El Bosque.

El segundo hecho ocurrió hacia las 10:00 de la noche, cuando un parrillero se bajó de una moto y disparó contra Diego Alberto Gómez Campos, quien departía en un bar de la vía principal, por el sector de Las Casetas.

Según se conoció, los disparos fueron directos a la cabeza de la víctima, que se dedicaba presuntamente al contrabando de mercancía de territorio colombiano a Venezuela.

Gómez, oriundo del estado Guárico (Venezuela), vivía con su familia en el barrio El Bosque de ese municipio del área metropolitana de Cúcuta.

Tras las verificaciones de las autoridades con la familia, estos manifestaron que no conocían de problemas ni amenazas.

Extraoficialmente, en ese momento, se conoció que el primer homicidio lo habría ejecutado la guerrilla del Eln, pues a la víctima la señalaron presuntamente como colaboradora de los Gaitanistas.

En el segundo caso, “los Gaitanistas habrían actuado en retaliación por el primer crimen”, precisó una fuente judicial en ese momento.

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