En Barranquilla, un puerto sobre el Caribe, comenzó a correr con los pies descalzos contra el viento y la adversidad. En Tokio, el colombiano Anthony Zambrano voló hasta alcanzar la plata en los 400 metros planos, la primera presea olímpica en esta prueba para un sudamericano.
Con su triunfo, el joven de 23 años dio la bienvenida "a la nueva generación de atletismo colombiano", con una oda a "la disciplina, esfuerzo y dedicación".
"Este año para mí fue lo peor, pensé dejar los Juegos Olímpicos a un lado porque he tenido muchas lesiones (...) no saben el esfuerzo y dedicación que he tenido, llevo casi un año de estar fuera de mi país, lejos de mi madre", contó Zambrano, huérfano de padre por la violencia.
El hijo de Maicao, un punto desértico, limítrofe con Venezuela, creció con el viento en contra. Antes de entusiasmarse con el atletismo, siendo todavía un adolescente, fue albañil y bicitaxista.
Llegó al vecino puerto de Barranquilla, el principal sobre el Caribe, donde comenzó a correr con los pies desnudos, no por mística, sino porque a su mamá, Miladis Zambrano, no le daban los recursos para comprarle unas zapatillas.
Hoy, Zambrano tomó revancha de sus orígenes y roció de plata la exigua cosecha de Colombia en estos Juegos Olímpicos. Fue segundo en Tokio con un tiempo de 44 segundos y ocho centésimas por detrás del bahameño Steven Gardiner (43.85).
Se consagró así como el primer atleta sudamericano en ganar una medalla de plata en los 400 metros. Antes de él, la colombiana Ximena Restrepo se había colgado un bronce en Barcelona-1992.
En 2021 el colombiano solo se bajó de lo más alto del podio en la reunión de la Liga de Diamante en Catar, donde fue segundo. Ganó el Memorial Carlos Gil Pérez en España, la parada de la Liga de Diamante en Italia y, a finales de junio, se quedó con el meeting de Madrid, superando al sudafrincao Van Niekerk en la recta final.
La plata de Zambrano es para Colombia su cuarta medalla en Tokio, la mitad de las que ganó el país en las olimpiadas de Rio-2016. Los cafeteros consiguieron este año las platas del levantador de pesas Luis Mosquera y de la ciclista de BMX Mariana Pajón, y el bronce de Carlos Ramírez, también en el ciclismo BMX.
Tanque de reserva
En Madrid, Zambrano dio un golpe de autoridad al vencer a Wayde Van Niekerk, plusmarquista mundial de los 400 metros en Rio-2016 (43.03 segundos).
En 2016 compitió en los 400 metros por relevos, aunque su equipo no clasificó a la final. "En Río hice las cosas bien, pero no fue perfecto porque yo era joven, me faltaba chispa y entusiasmo", contó al sitio web de Tokio-2020.
Ahora, más maduro, revienta las piernas de sus adversarios en los últimos 100 metros de la meta. Fue lo que hizo en la pista de Tokio. En ese punto, pareciera como si echara mano de un tanque de reserva.
Es "un tipo con una mentalidad ganadora y con una confianza única en su remate. Cuando él hace un cambio de ritmo es una locura, no lo coge nadie", analizó Julio César Sandoval, experto del portal Running Colombia, en declaraciones a la AFP.
Aunque nació en Maicao, Zambrano se hizo atleta en Barranquilla, donde creció entre la necesidad y se divertía siendo futbolista. Entonces, el entrenador Juan Cervantes lo invitó a probarse en la pista atlética.
Siendo juvenil, fue séptimo en los 400 metros en el Mundial de menores de 2015 en Colombia y un año después ocupó el sexto lugar en la cita mundial Sub-20 de Polonia.
En 2019 conquistó los Juegos Sudamericanos y la plata del Mundial de Catar, única medalla para Colombia en una prueba de velocidad de la cita internacional. "Yo no hablo mucho porque me gusta dar sorpresas", advierte Zambrano, admirador de Usain Bolt.
La medalla es el regalo de cumpleaños que prometió a su madre Miladis Zambrano. "Plata que sabe a oro, a oro puro lleno de bendiciones y de amor", festejó ella desde su casa en Soledad, un municipio contiguo a Barranquilla.
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