Hasta el mismo Jesús Navarro, jurado del concurso La Voz Kids, está sorprendido por la cantidad de niños que en Colombia cantan rancheras y música popular mexicana.
El vocalista del grupo Reik dice que en el país se cantan más rancheras, especialmente los niños, que en el mismo México, de donde es oriundo este género.
Este fenómeno no es exclusivo de la edición 2021 del popular programa de televisión (el más visto en Colombia), sino que se repite año tras año en La Voz, A Otro Nivel, Yo me llamo y Factor X, concursos de la pantalla colombiana dedicados a la promoción de talentos musicales.
Es tanto que el boom que en 2006 el ganador de Factor XS fue Andrés Hurtado, un pequeño de 10 años, que disfrazado de mariachi y entonando temas de Vicente Fernández resultó ganador de ese año.
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“El amor por la música mexicana aquí es arrollador, de cada cinco niños, cuatro están cantando rancheras y música tradicional, así como temas populares colombianos; buenísimos los niños, con unas voces que suenan con poder, y eso me llamó mucho la atención, porque esperaba encontrarme con más pop, balada y rock, pero me sorprendió lo popular”, comenta la española Natalia Jiménez, jurado de la La Voz Kids".
Acerca de ese fenómeno, de niños cantando música de adultos, con letras y acordes dedicados al despecho, la infidelidad y el desamor (situaciones poco habituales para los menores), el productor y músico Daniel Escobar dice que es un tema que se conoce como “aprender por imitación”.
Explica Escobar, que fue integrante del grupo Suramérica y productor de J Balvin, que los niños aprenden lo que oyen en sus casas.
“En algunas ciudades intermedias o en zonas rurales la música popular, entiéndase como rancheras o parranda, es la que más se escucha. Mi teoría es que de ahí empiezan a tratar de imitar y desarrollan un timbre y un vibrato que casi que solo funciona para ese género. De ahí, en mi concepto, es de donde viene la abundancia de rancheras pero además un tono y un color característico de ese género en la voz de esos niños”, comenta Escobar.
En ese mismo sentido opina, Lulú Viera, del Colegio de Música de Medellín y del reconocido grupo Canto Alegre, que dice que este fenómeno también se conoce como el repertorio involuntario, que es lo que los niños oyen en su cotidianidad, por influencia de sus papás, abuelos, los cuidadores, amigos y demás.
“Nuestra posición es no pelear contra ese repertorio, lo que hacemos como educadores es sopesar eso, les ofrecemos y mostramos otras cosas, otros ritmos y temas”, dice Lulú, al señalar que ha notado que los jurados y los programas comienzan a recomendar canciones más apropiadas a su edad, en especial en las temáticas.
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Sobre cómo debe ser proceso de aprendizaje musical de un niño, explica que desde Canto Alegre la formación, en especial en los más pequeños, está basada en la música infantil de la calidad, “que no significa que todo es el pollito o la mariposita. Es hablarles de su universo, de su imaginación, de los amigos, del planeta, que esa sea la música que ellos canten”, explica la docente que destaca que hay, por ejemplo, “canciones hermosas de las películas de Disney y de amor en otras formas, que se pueden explorar”.
Este año en el programa de Caracol, a las audiciones virtuales se presentaron 12.000 niños (en esta ocasión pudieron participar menores entre los 5 y 14 años), de los cuales se hizo una preselección de 500 y a la etapa de audiciones, que es la que se verá al aire, llegaron 117.
Andrés Cepeda, jurado de La Voz Kids y que desde 2012 ha estado en las distintas versiones del programa, cuenta que personalmente él se emociona mucho cuando llegan niños que cantan música colombiana.
“También hemos encontrado expresiones de nuestro país, niños haciendo vallenato, música del llano, bambucos y pasillos, en particular esos son los géneros que más me emocionan, porque ver niños tan chiquitos que siguen cultivando una música tan nuestra, que a veces pensamos que es del pasado, y verlos cantando con ese amor es muy emocionante”.