En el pecho plano de Jacqueline van Schaik, flores y mariposas apartan la mirada de las cicatrices presentes donde antes había senos, un tatuaje apreciado como una "joya" por esta mujer curada de un cáncer.
"Es maravilloso", dice Jacqueline, de 56 años, con lágrimas en los ojos, cuando se ve en un espejo de un salón de tatuaje en Lelystad (centro).
"Ya no veo las cicatrices, veo esto, esta joya", se congratula esta madre de un joven de 17 años.
Ahora radiante, dice venir de lejos, tras varias quimioterapias y una radioterapia experimentadas luego de haber sido diagnosticada en octubre de 2020 de un cáncer en ambos senos.
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Darryl Veer, el que le hizo el tatuaje, integra una red de artistas dispuestos a ayudar a mujeres que sufrieron la mastectomía para que puedan amar su cuerpo de nuevo tras el drástico cambio.
Alrededor de una mujer de siete en los Países Bajos desarrollará en su vida un cáncer del seno, según cifras de las autoridades sanitarias. Una tercera parte de las cuales requerirá una mastectomía, según un sitio internet especializado en cáncer.
Ocurrió lo mismo con la bella Myriam Scheffer, de 44 años. Ella también quiere un tatuaje en el pecho, "probablemente un gran pájaro que despliega sus alas", pero debe esperar que las cicatrices se consoliden.
Mientras tanto, Scheffer creó una fundación el verano pasado para ofrecer gratuitamente un tatuaje a las mujeres después de una mastectomía. Jacqueline fue la primera en beneficiarse.
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El principio ya existe, especialmente en Estados Unidos y Francia. La ambición de Myriam, madre de una pequeña de ocho años, es ampliar la iniciativa en Europa.
"Verse bella"
Las mujeres interesadas pueden inscribirse desde junio en su fundación, Tittoo.org, para obtener un tatuaje a partir de octubre, mes destinado a promocionar la necesidad de hacerse pruebas para rastrear el cáncer del seno.
Gracias a la fundación, italianas y suecas podrán hacer lo mismo desde este año en Florencia, probablemente, y en Estocolmo, "donde hay un grupo muy activo de mujeres" que han sido operadas, declara a la AFP Myriam Scheffer, que aspira a desarrollar la iniciativa en Bélgica y Alemania en 2024.
La fundación recurre solamente a tatuadores que ya trabajaron con cicatrices, como Darryl Veer, de 36 años, satisfecho luego de tres sesiones de varias horas con Jacqueline.
"Estaba muy presionado porque lo último que quiere un artista en este caso es fallar", dice Veer.
"Es lo más bello que uno puede hacer con un tatuaje, hacer feliz a una persona", agrega.
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El pecho de Jacqueline está ahora cubierto hasta la espalda con dos flores rojas, cuyos tallos parecen enraizarse en las cicatrices, acompañadas de flores azules.
"Sentirse bella y amarse es un sentimiento tan precioso y yo lo había perdido", afirma Jacqueline con emoción.
"Nos retiran algo esencial, que significa lo que eres, y eso me puso muy triste", dice esta mujer dulce de cabellos grises, que experimentó "todos los efectos secundarios imaginables" durante su tratamiento.
Para "liberarse" del cáncer, optó finalmente por la mastectomía, realizada en abril de 2021. Pero la pérdida de sus senos la "hizo sufrir mucho, física y mentalmente".
"Cada día, cuando estaba frente al espejo al salir de la ducha, miraba esas cicatrices y veía lo que me habían quitado", señala.
"Pensé retirar el espejo, pero ahora puede seguir ahí", sonríe.
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