En los últimos días el número de migrantes que pasan por Pamplona se ha incrementado. Con ello continúan las dificultades para descansar y poder continuar el viaje hacia el interior del país.
Desde que empezó el éxodo de los caminantes en el paso por esta zona, no han contado con albergues a cargo de las entidades gubernamentales.
Al principio recibieron atención en cuatro improvisados refugios a cargo de benefactores particulares y ayudados por organismos humanitarios nacionales e internacionales.
Pero al ser una población vulnerable padecen de todo tipo de dificultades, propias de la migración, en especial los niños, mujeres y adultos mayores.
El año pasado cuando se implementaron las medidas preventivas contra la COVID-19, los albergues de Martha Duque, Douglas, Casa Chirimoya y Vanessa fueron cerrados por orden de la autoridad sanitaria.
En esos sitios descansaban, dormían y les daban prioridad a las mujeres embarazadas, niños, adultos mayores y los enfermos.
Pero desde hace más de un año los caminantes tienen que pernoctar o pasar la noche en los andenes, zonas verdes, parques y atrios de los templos religiosos.
“Esta semana vemos que ha aumentado el flujo de migrantes venezolanos. Llegan con muchas necesidades y lo más preocupante es el tema de salud que no son resueltos en su totalidad. Así continúan el camino”, dijo Martha
Duque Vera, quien les ofrece atención en la entrada a Pamplona.
También en ese punto del barrio Chíchira hay presencia de representantes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de la Gobernación de Norte de Santander y Salud Municipal, quienes hacen registro e identifican los que poseen algún tipo de dificultades de salud para que sean atendidos.
La líder social afirmó que la situación sigue igual y están esperando que abran el Centro de Atención Sanitario, porque evitaría que los migrantes sigan durmiendo en los andenes y en el suelo a la intemperie.
Duque Vera, quien tiene más de seis años en las labores humanitarias con los caminantes, considera que esas instalaciones son necesarias porque se despejarían las calles de Pamplona y se garantizaría la salud e integridad física de la población que llega en condiciones vulnerables.
“Es muy necesario ese sitio porque favorecería a las mujeres y a los niños que son quienes más me tocan el corazón al verlos como sufre al dormir tirados en el suelo y expuestos al inclemente frío de Pamplona”, afirmó Duque.
La benefactora reiteró que la gente debe tener compasión con los caminantes porque llegan extenuados, con hambre, enfermos, débiles, con los pies destrozados y sin la ropa adecuada para el clima de alta montaña.