En el mundo siempre se ha tenido la creencia que las grandes personalidades deben ser recordadas por sus buenas obras, que se hayan destacado en cualquier área profesional o de la vida.
Y el deporte es un motor especial que ha consagrado grandes deportistas, quienes con el tiempo se han convertido en figuras y hasta leyendas.
No cabe duda que los amantes del deporte han disfrutado en su memoria fotográfica de las gestas que lograron no solo sus ídolos, sino de los deportistas han dejado huella para la historia de su ciudad, departamento o el país. Y para los mismos deportistas es un orgullo ser reconocidos.
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Andrés Ramírez es ingeniero de minas, nacido en Villa del Rosario y de sus 55 años de vida, por lo menos, la mitad ha estado vinculado al deporte, más como empresario.
A este hincha acérrimo del Cúcuta Deportivo, cierto día, se le metió en la cabeza que quería crear un museo del equipo de sus amores, a ese que le ha entregado su vida con la complicidad de su familia, incluso apoyándolo con sus uniformes en las buenas y en las malas. Y quizás muchas veces sin cobrar, todo por seguir disfrutando el equipo que lo vio crecer.
Sin embargo, esa loca idea que nació hace 15 años como él cuenta, dio un giro de 360 grados y hoy el sueño de su vida es toda una realidad, pero con otro sentido: Rendirle un tributo a los deportistas de la región que han dejado en alto nombre de Norte de Santander por el mundo.
Así se ‘craneó’ el Museo del Deporte Nortesantandereano, el cual será inaugurado el 20 de enero, a las 7:00 de la noche, con la presencia de esas figuras que han ondeado la bandera roja y negra en cualquier rincón de Colombia y del mundo.
La sala del deporte rojinegro está ubicada en la avenida 4 entre calles 13 y 14, frente a la Gobernación de Norte de Santander, en el centro de Cúcuta, y estará abierto de lunes a domingo.
Se espera que al año, 17.000 niños y jóvenes de los más de 180.000 estudiantes del área metropolitana, visiten, conozcan, disfruten el museo y se lleven un poquito de la historia deportiva.
Cuenta Andrés que fueron años de lucha y de tocar puertas para que creyeran en su proyecto, pero al no encontrar eco en su momento, echó a andar el carro solo entre piedras y espinas y hoy es un sueño cumplido.
Por el camino se encontró a un microempresario que le dio una mano gigante para tener el primer museo del deporte en Colombia y está en Cúcuta, del que no haya la hora que sea abierto.
En esta vitrina se exhiben los logros alcanzados por el ciclista cucuteña Álvaro Moncada Lozano.
Toda una odisea
“Hace 15 años tuve la idea de hacer un museo en honor al Cúcuta Deportivo, fue la primera idea que se me vino a la cabeza. Pero un día hablando con Álvaro Lozano Moncada, el mejor ciclista de todos los tiempos en Norte de Santander, me hizo caer en cuenta que el Cúcuta Deportivo no es nuestra única representación deportiva. Entonces me puse a investigar un poco y recolectar información de deportistas que han dejado en alto el nombre de Norte”, relató Ramírez.
El creador del museo también señaló que tiene más de 500 piezas deportivas originales entre prendas, trofeos y medallas. “La mayoría de objetos que los visitantes y turistas van a apreciar es que son logros internacionales y varios nacionales”.
Curiosamente, la ‘primera piedra’ del museo la puso el exciclista Lozano, donando algunas de sus camisetas y trofeos, con las que Andrés dio arrancó para lograr su objetivo.
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De ahí para adelante todo fue obra de carpintería, rescató de entre las cenizas la estatua del arquero Daniel Antolinez y fue recogiendo datos e implementos deportivos de los atletas más sobresalientes en la historia departamental.
“Lo primero que hice fue investigar nombres de los basquetbolistas que representaron a Norte y a Colombia y comencé así. De a poco se fue convirtiendo en una bola de nieve y cuando se dieron cuenta que esto era en serio, fueron llegando cada día más y más deportistas. Pienso que eso es muy gratificante, pero lo interesante de este proyecto (a pesar de los obstáculos), es que me he gozado cada una de las etapas”, sostuvo Andrés Ramírez.
Agregó que ha visitado las casas de cada uno de los deportistas, que le han entregado sus prendas, “me han contado sus historias de vida, ha sido fascinante porque acá se van a contar son historias de los deportistas”.
Dentro de sus anécdotas de vivencia en la construcción de la galería deportiva manifestó Andrés que 15 años tuvo guardados las prendas del futbolista Rolando ‘El Loco’ Serrano, abuelo de la tenista María Camila Osorio Serrano y del basquetbolista Roque Peñalosa, las cuales apenas vino a desembolsar hace poco.
“Que un deportista se desprenda de una pieza deportiva, de su medalla que es su recuerdo más preciado, por el que se forjó y luchó toda una vida, eso para mí es importante, porque la gente creyó en el museo. Por eso me dolió mucho que se nos hayan ido Rolando Serrano y Roque Peñaloza. Cuando entregaron sus cosas, lo hicieron con un amor especial y eso es lo que buscamos con el museo, que nuestros deportistas perduren para siempre, que no se queden en el olvido y esos niños y jóvenes que no conocieron a esos deportistas, vengan y conozcan esas historias y se sientan inspirados”, acotó Ramírez.
La tenista Fabiola Zuluaga Amado figura del tenis nortesantandereano también está en la galería del museo deportivo.
‘Piedras’ en el camino
Según Andrés Ramírez, lo que parecía una misión imposible, resultó ser fácil, como fue la recolección de las piezas deportivas. En cambio, lo que creía que iba a ser fácil de encontrar un respaldo, no resultó ser así, y fue ahí donde sintió cierta ‘impotencia’.
“Lo duro no fue empezar, porque la idea ya estaba y me la puso Dios en la cabeza y fue saliendo despacio. Lo complicado fue cuando empecé a hacer realidad el museo, tocar las puertas (de las entidades) fue lo más difícil. Como les he dicho a mis amigos, a mí las puertas no me las cerraron, nunca me las abrieron y en eso ha sido importante mi familia para seguir adelante”, subrayó.
Contó por ejemplo que pagó por una camiseta del Cúcuta Deportivo $900.000. Durante su trabajo de recolección dijo que muchas historias le llamaron la atención y lo conmovieron, por eso espera contar todo eso en el museo.
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