Pamplona en los últimos 19 años se ha destacado por no presentar personas quemadas con elementos pirotécnicos como producto de las medidas y campañas preventivas en donde la comunidad entendió los riesgos para la salud que implica manipular la pólvora.
En años anteriores, en cada celebración de diciembre en el Hospital San Juan de Dios se atendían hasta cinco personas con quemaduras producidas por artículos elaborados con pólvora y sus derivados, lo que mantenía la preocupación de las autoridades de salud.
En el año 2000 hacía atrás, en Pamplona era natural observar al inicio de diciembre casetas instaladas en el sector de la Plazuela Almeyda, ventas clandestinas en tiendas y otros negocios de la ciudad.
A partir de 2002, cuando entró en funcionamiento la Ley 670 de 2001, la administración municipal trasladó las casetas al sector de la Plaza de Ferias, en donde funcionaron hasta que se prohibieron estas actividades.
También gran cantidad de elementos fabricados con pólvora procedían de Venezuela en donde quienes los traficaban, evadían los controles de la Policía.
Después con el paso de los años el Gobierno Nacional reglamentó la Ley 670 a través del Decreto 4481 de 2006.
Allí, se establece que las medidas se aplicarán a las personas, naturales, jurídicas nacionales, extranjeras de derecho privado o público que distribuyan, usen, vendan artículos pirotécnicos y fuegos artificiales.
Además, se advierte que está prohibida la venta a menores de edad y a personas en estado de embriaguez en el territorio nacional y se dictan otras disposiciones.
A partir partir de esas fechas el número de lesionados o quemados se redujo a cero no solo en Pamplona, sino también en los municipios de la provincia que traían a los pacientes a urgencias del hospital para que fueran atendidos.