Lo que empezó como un pasatiempo se convirtió en un proyecto de vida para Yesica Tatiana Acosta Angarita, estudiante de filosofía de la Universidad de Pamplona. Ella, elabora flores con botellas plásticas y las utiliza para sensibilizar sobre la importancia de conservar el planeta.
La idea surgió al ver la cantidad de envases plásticos que terminaban en las canecas y empezó a reciclar para utilizarlas en el proyecto productivo y con ello contribuir a disminuir la contaminación.
Acosta Angarita argumentó que uno de los puntos donde más se observaban las botellas era en las riberas del río Pamplonita.
“Si existiera una cultura ecológica y muchas personas en el mundo se dieran a la tarea de recoger las botellas y darles un valor agregado, se empezaría a contribuir al medio ambiente”.
El trabajo
Acerca del proceso para la elaboración de flores y arbolitos, la futura profesional de la filosofía dijo que utiliza tijeras y una vela encendida para darle forma al plástico.
Sostuvo que es un arte que permite que el reciclado se convierta en un elemento decorativo y elegante.
“Mi arte es una forma de trabajar en beneficio de la ecología al evitar que botellas plásticas de bebidas gaseosas vayan a parar a los rellenos sanitarios o a las fuentes hídricas”.
Aunque algunos amigos y propietarios de establecimientos comerciales le recolectan parte de las botellas, tiene dificultades para conseguir recipientes de colores, en especial verdes, rojos y azules.
En muchas ocasiones tiene que recurrir a pinturas para darle los matices que se requieren en determinados motivos.
“Nuestros productos son en un 95 por ciento elaborados con materiales reciclables”, dijo la estudiante natural de Ocaña y radicada en Pamplona.
También utiliza alambre e icopor para fijar las figuras decorativas.
La enseñanza
Acosta Angarita tiene el proyecto de difundir este oficio manual a través de la implementación de talleres con estudiantes, amas de casa y personas de las asociaciones de la tercera edad.
“Este es un arte decorativo muy bonito y sencillo que contribuye a cuidar la Tierra. Incentivamos a gente sobre la cultura del reciclaje y el cuidado que se debe tener del medio ambiente”, sostuvo.
La universitaria está convencida del compromiso que tiene de contribuir con su labor a salvar el mundo de la acción constante de los contaminadores.
Es por eso que su pensamiento está enfocado a la filosofía al afirmar que al tiempo que el ser humano evoluciona, lo mismo ocurre con el planeta.
“Es tiempo de cambiar ese paradigma del desecho del consumo y empezar a darle una utilidad a los elementos contaminantes”, precisó.
Acosta Angarita recordó que ella hace parte de un proyecto educativo llamado ‘Ciudadano Ambiental’, que desarrolla con el profesional ambiental, Hamilton Morales Torres, quien está encargado del fortalecimiento de las asociaciones de recicladores del municipio.
De acuerdo con los estudios mundiales, una botella de plástico puede tardar en degradarse entre 100 y 1.000 años, dependiendo de las condiciones climáticas en donde se encuentre, sea tirada o depositada.
¡Enhorabuena!, por este tipo de iniciativas que aportan a la conservación de la Tierra.