Un nuevo aire recibió la política colombiana con el resurgimiento de partidos que habían perdido espacio público por carecer de personería jurídica. De esa múltiple resurrección hace parte el Nuevo Liberalismo, creado por Luis Carlos Galán Sarmiento, como una fuerza de cambio y del cual habla su hijo, Juan Manuel Galán Pachón, precandidato a la Presidencia, de cara a las elecciones de 2022.
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-Restablecida la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, este queda con la categoría de partido político o en la condición de movimiento de opinión?
El Nuevo Liberalismo renace como un nuevo partido político en Colombia que tiene un legado histórico pero también la responsabilidad de construir propuestas, ideas que representen a la Colombia de hoy con los mismos principios y los mismos valores fundadores de lo que representó como una nueva manera de hacer política en Colombia.
-¿Ideológicamente se identifica como de centro o de izquierda?
Me identifico con el liberalismo, como una corriente política que busca que los colombianos todos tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades, que en Colombia se ejerza la política de una manera distinta, sin compra de votos, sin corrupción, sin manipulación de los empleos públicos, pensando en la defensa especialmente de los más vulnerables y los más humildes de nuestra sociedad, pensando en la conquista de derechos y la vanguardia en la preservación y la defensa de la paz
-En una de sus más recientes columnas Daniel Coronell escribe: “Juan Manuel Galán, hombre honesto pero incapaz de interpretar la coyuntura, logró convertir la justa resurrección del Nuevo Liberalismo que mucha gente celebró, en un obstáculo para la unidad del centro. Su empecinamiento y el de su familia en impedir la construcción de una lista única presagia que las elecciones parlamentarias serán la lápida definitiva para la coalición”. ¿Qué le responde?
Estoy en desacuerdo con Daniel Coronell y su opinión. Nuestra postura ha sido de principios, de sintonizarnos precisamente con la coyuntura del país que después del paro nacional demostró que los colombianos quieren una renovación y un cambio en el Congreso de la república y eso pasa no solamente por llevar caras nuevas, caras distintas al Congreso sino que impone actuar como un equipo, como una bancada que va a defender una agenda legislativa, que acompaña a un gobierno de coalición. El Nuevo Liberalismo está dentro del nuevo Centro Esperanza con candidatos al Congreso que apoyarán a quien triunfe en la consulta presidencial del 13 de marzo del 2022.
-José Gregorio Hernández también afirma que los precandidatos presidenciales están más empeñados en derrotar a Petro que hacer propuestas programáticas. ¿Usted qué plantea al respecto?
Nosotros estamos empeñados en derrotar todos los problemas que tienen los colombianos en su vida cotidiana para los cuales necesitan soluciones concretas, específicas y si bien estamos en contra del uribismo, del duquismo y del continuismo, y que queremos un cambio en ese sentido y hagamos oposición, tampoco creemos en los cambios mesiánicos caudillistas, sino en los cambios en donde convoquemos a toda la sociedad colombiana a trabajar unida para que desarrollando propuestas concretas y específicas que hemos venido trabajando y presentando los colombianos.
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-¿Que queda del legado de su padre para la Colombia de hoy?
Quedan los principios, los valores fundadores de una nueva manera de hacer política, queda un compromiso moral y ético para erradicar la corrupción, la compra de votos y quedan ideas en relación a representar a la gente en la política. Esos son los principios fundadores del Nuevo Liberalismo que se mantienen vigentes y por los cuales Luis Carlos Galán entregó su vida y las de varios de sus compañeros.
-¿Como siente al uribismo en el proceso electoral en curso?
Bueno, siento que representa el continuismo, que todo siga igual, atado al el statu quo para que nada cambie, para que los colombianos se mantengan en esa trampa del enfrentamiento y el pleito político que no garantiza soluciones para sus problemas. No garantiza, por ejemplo, que las mujeres y los jóvenes tengan oportunidades de formación, de inclusión laboral, no significa tampoco nada para los vendedores ambulantes, informales que en las calles viven de vender una bolsa de basura, un maní, unos dulces para poder conseguir la comida del día para ellos y sus familias, sin seguridad social, sin salud, sin pensión.
-¿Cree que existen suficientes garantías para unas elecciones sin sombra de fraude?
No creo que existan suficientes garantías de parte del gobierno para un proceso electoral libre de fraude. La suspensión de la Ley de garantías, la manera como están creando empresas comerciales e industriales del Estado para saltarse la ley 80 con convenios inter administrativos, con alcaldías para hacer vías terciarias y sacar plata en efectivo para comprar votos, son apenas algunos de los indicadores que preocupan.
-¿Cuál es su posición respecto a las nuevas negociaciones para ponerle fin a lo que queda del conflicto armado y consolidar la paz total?
Definitivamente, sí a la negociación con el ELN. Tenemos que buscar trazar el camino hacia un proceso de diálogo, pero de diálogo que signifique una negociación y signifique pactar el desarme y desmovilización de ese grupo armado ilegal guerrillero con unas condiciones y una metodología que generen confianza para que el pueblo colombiano crea que ese proceso de paz es posible, pero una posición férrea contundente en contra de las estructuras criminales, delincuenciales que viven del narcotráfico, de la minería criminal, de la trata de personas, del tráfico de maderas finas y de especies exóticas.. De ese mismo modo, en contra de las disidencias y de los grupos armados criminales que incumplieron con el proceso de paz hay que combatirlos con toda contundencia.
-¿Cómo asumiría el restablecimiento de buenas relaciones con Venezuela?
Las relaciones con Venezuela deben restablecerse en un marco de Estado a Estado, en donde pensemos en el interés nacional o en el interés binacional de ambos países que son las poblaciones que viven entre Colombia y Venezuela. Tenemos que pactar, fortalecer los servicios consulares de lado y lado de la frontera, pactar también la seguridad fronteriza para que los colombianos y los venezolanos no estén expuestos por trochas y ríos al narcotráfico, a la criminalidad, a la extorsión, a la trata de personas, como están expuestos en esos pasos irregulares. Tenemos que buscar que esa población sea atendida y que ese sea el enfoque principal de las relaciones de Estado a Estado con Venezuela.
-¿Y frente al narcotráfico cuáles políticas propondría?
La política a mediano plazo internacional y multilateral la enfocamos en una regulación de todas las sustancias pero mientras tanto Colombia puede desarrollar una nueva política contra el narcotráfico que se enfoque en el dinero de las estructuras ligadas a esa mafia. Como Presidente de la republica le daré la orden a la Fuerza Pública de ir por ese dinero, incautarlo, para que sea recuperado, que no sigamos extraditando colombianos sin que entreguen sus dineros ilícitos para reparar el daño en Colombia que han causado y que con ese dinero reparemos a las victimas pero también avancemos en la titulación de tierras en las zonas rurales campesinas del país, avancemos en la infraestructura social del Estado territorial representada en las vías terciarias, en el comercio justo en la posibilidad de que los campesinos tengan cooperativas, asociaciones en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Regionalmente ese dinero del narcotráfico lo vamos a recuperar para destinarlo a ese propósito de justicia social, de justicia territorial en donde las regiones más afectadas por el narcotráfico, como la región del Pacifico reciban una compensación y una reparación por el daño que el narcotráfico les ha hecho a ellos, a sus territorios y a sus comunidades y vamos a perseguir los insumos químicos, la gasolina de contrabando que sirve para producir cocaína, el heterlacetona, el cemento y el lavado de activos. Frente a este problema del narcotráfico hay que diseñar una estrategia integral con enfoque en salud pública, en derechos humanos y atendiendo a las poblaciones más afectadas por el narcotráfico que son: los jóvenes, los campesinos y la nación negra colombiana.
-¿Y qué pueden esperar los colombianos que viven en las zonas de frontera del presidente Juan Manuel Galán?
Una política pública de fronteras en donde no sea al vaivén de los caprichos del gobernante y de la idealización de las relaciones entre gobiernos sino que tengamos una política de Estado con visión de mediano plazo, concertada con los países vecinos para garantizar seguridad en las fronteras, garantizar prosperidad, intercambio comercial equitativo, recíproco, justo, proyectos de infraestructura de defensa del medio ambiente, de toda la agenda binacional que con cada país Colombia debe construir, diferenciando las especificadas y peculiaridades de cada frontera. No es lo mismo diseñar una política de fronteras para la frontera con Venezuela lo que significa la Guajira, Norte de Santander, Arauca, Cesar, que lo que es la frontera con Ecuador en Nariño o en Putumayo o en la frontera con Brasil. En la Amazonia y con Perú hay que hacer una diferenciación en cuanto al diseño de políticas públicas con el Estado, con visión a mediano plazo para cada una de las fronteras, con estatutos, con zonas económicas especiales que le den plena garantía de desarrollo, crecimiento y no de estar al vaivén de la diplomacia de micrófono que tanto daño le ha hecho a la población de frontera de nuestro país.
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