Para las personas que han vivido en el barrio Carlos Toledo Plata, desde que se fundó en mayo de 1991 como una invasión de la comuna 6 de Cúcuta, es un progreso que 31 años después sea un paso de viajeros, mercancías y prósperos negocios.
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Sin duda Toledo Plata es un ejemplo de progreso, pues ha pasado de ser un lugar en el que la pobreza abundaba, pero no incomodaba a las personas, pero sabían que tarde o temprano su vida iba a mejorar; pasarían de vivir en humildes casas de tablas y techos de zinc a hermosas casas de cemento, tableta y hasta mármol.
Entre los recuerdos de Manuel Gómez, uno de los habitantes más antiguos de Toledo Plata, está cómo usaban un solo bombillo en sus cambuches, pasaban con extensiones la electricidad para cada una de las familias, además de la carencia de alcantarillado y acueducto, por lo que debían ingeniárselas para conseguir agua y desechar las heces fecales y basura.
“Había caminos de tierra que la gente construyó para el paso de bicicletas y demás. Nos metimos acá por la necesidad de tener vivienda”, dijo con una sonrisa Manuel.
La educación siempre fue importante para los niños de Toledo Plata. Los estudiantes estaban obligados a recibir clases en la entonces escuela Carlos Toledo Plata, fundada en 1992, y que albergaba a alrededor de 250 estudiantes de primaria que recibían clases en tres salones.
La comodidad no estaba en el diccionario de quienes estudiaban allí, y les tocaba sentarse sobre ladrillos, que apilaban uno sobre otro –dependiendo de su altura- para luego apoyar sus cuadernos en canastos de fruta. El sueño de los niños era estudiar para sacar a sus familias y a su comunidad adelante. Eran parte de una zona abandonada por la Alcaldía de aquel entonces.
“Tocaba estudiar para ser mejores ciudadanos. Mire que rindió frutos porque sacamos adelante una invasión en la que nadie creía y ahora es un próspero barrio”, dijo Alberto Salcedo, un exalumno de esa escuelita carente de lujos.
Actualmente dicha escuelita ya no está, le abrió paso a la Institución Educativa Colegio Toledo Plata, un espacio de ladrillos, pupitres de madera y hierro y piso de tableta, en el que estudian a diario, con las comodidades que los infantes de hace 31 años hubieran anhelado.
“Yo llegué como a los cuatro años y recuerdo que hasta la iglesia San Isidro Labrador era de tablas y era una capillita, luego pasó a ser parroquia y se construyó en cemento, baldosa y con todos los lujos de un templo católico”, dijo Mauricio Gómez, líder comunitario.
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Las viviendas también han tenido un cambio drástico, pasaron de ser de tabla, por hermosas casas en las que hay en los porches y andenes negocios, de los que las familias se sostienen con sus gastos. Sin duda alguna Toledo Plata es un caso de superación.
La prosperidad
En 2003 la Alcaldía de Cúcuta le dio a Toledo Plata el estatus de barrio, debido a la historia y la cantidad de familias que allí residían. Con ese título llegaron beneficios para las vías y demás.
La gente abrió supermercados, ventas de comidas rápidas, billares, discotecas, tiendas, panaderías, droguerías, etc. son negocios que prosperan en Toledo Plata, debido a la cercanía que tiene esta zona con barrios como Aeropuerto, El Dorado, La Paz, El Progreso, La Conquista, Porvenir, Alonsito, entre otros.
Además, es un paso constante de mercancías y viajeros que recortan camino por allí, para llegar al Anillo Vial y seguir su rumbo hacía los municipios de la zona norte y occidente de Norte de Santander.
Actualmente hay 5.000 familias, conformadas por cerca de 20.000 personas, muchos de ellos dueños de negocios.
Lo que falta
La buseta que va para Villa del Rosario no pasa por allí, de resto las personas disfrutan de las rutas de transporte público para diferentes zonas de Cúcuta y su área metropolitana. Pero, hacen falta vías por reparar.
Según Mauricio Gómez, la vía principal no la han pavimentado desde aproximadamente 15 años, pese a que hace cinco años se ejecutó un proyecto de comunidad-gobierno, con el que se pretendía reparchar las calles.
La entrada del barrio, que está junto al sector Aeropuerto, también ha sido pavimentada en varias ocasiones, pero pasados los días, vuelven las grietas sin que nadie ponga atención en ello.
La cancha ‘arenosa’, ubicada en la calle 12 con avenida 17, es uno de los puntos que más alarma a la comunidad, pues allí se concentran jóvenes y adultos a diario para consumir sustancias psicoactivas, además es un punto que se encuentra en abandono. “Las personas no van a jugar casi allí, les da miedo que en cualquier momento los atraquen o les pase algo peor”, dijo Gómez.
También está la cancha ‘Pedregosa’, en la calle 18 con avenida 16, que ha recibido aportes de las anteriores administraciones municipales, por lo que es un espacio visitado por los niños y los padres de familia en las noches, en mayor medida los fines de semana.
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