Llegaron y se hicieron sentir. Corría la tarde del domingo 14 de mayo de 2017, cuando los pobladores del sector Llano Jorge, población venezolana del estado Táchira y que limita con Villa del Rosario (Colombia), fueron abordados por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (Eln).
Desde ese día y hasta el sol de hoy, el Eln se instaló en esa población a la que sus cabecillas para ese entonces, alias ‘Arley’ y ‘Patecacho’ llegaron en camionetas negras y acompañados de unos 40 hombres armados con fusiles y lanza granadas.
Los pobladores vieron como los guerrilleros se bajaron de una buseta y soltaron dos drones, empezaron a rayar las paredes de las casas en las que escribieron ‘fuera paracos. Les llegó la hora’.
En San Antonio del Táchira ya son casi cuatro años de vivir con esa guerrilla. Según testimonios recolectados por La Opinión de varias víctimas y de quien nos reservamos su identidad, esa tarde, el Eln mató a dos jóvenes: uno apodado ‘Lagüira’ y otro llamado Yordan, este último era mototaxista. Esas dos muertes fueron el inicio de una vida presa y bajo la violencia armada.
Llano Jorge, ubicado a unos pocos kilómetros del puente internacional Simón Bolívar, se fue convirtiendo en el cuartel central de esa guerrilla que hoy ha desplazado a centenares de familias, tanto venezolanas como colombianas, que residían en ese lugar.
“A unos los sacaron como perros, otros quedaron obligados a convivir con ellos. Los que no han tenido suerte son asesinados y tirados en los pasos irregulares, por presuntamente ser colaboradores de otros grupos armados. Pero, sin pruebas, solo la palabra de ellos en contra de los sentenciados”, contó un testigo.
Las víctimas
Son cientos de mujeres, hombres y jóvenes que se han convertido presuntamente en víctimas de esta guerrilla, así lo aseguran algunos pobladores y familias que han tenido que dejar sus viviendas ante la amenaza de muerte.
“Ellos (Eln) llegaron diciendo que venían en guerra contra los paracos y que la intensión era ayudar a la gente pobre. Empezaron con servicio social, regalaban los tiques para echar gasolina, si alguien necesitaba algo, ellos ponían a todos a ayudar, pero eso solo fue el primer año, porque luego sacaron las uñas”, narró un afectado.
Según el testimonio, si alguien estaba en desacuerdo con el gobierno de Nicolás Maduro inmediatamente lo sacaban de cualquier beneficio que existiera. Además, el reclamo de algunos pobladores al enterarse de que sus jóvenes estaban siendo reclutados generaba repudio y al mismo tiempo zozobra.
El relato da cuenta de que los jóvenes que eran convencidos de hacer parte de las filas de esa guerrilla eran sacados a otras zonas, donde recibían entrenamiento militar.
“A una familia que denunció ante las autoridades el reclutamiento de su hijo le dieron unas horas para irse. La Guardia, el Ejército, la Policía, todos los organismos de seguridad de Venezuela, trabajan para ellos, no hay garantías de absolutamente nada”, dijo la víctima.
Desplazamientos
Recientemente, se conoció el caso de nueve familias residentes en Llano Jorge que fueron informadas por parte de esa guerrilla que contaban con unas horas para abandonar sus viviendas. Todos los hogares fueron señalados de ser colaboradores de otro grupo armado y de no hacer caso, terminarían muertos.
“A una familia le mataron a uno de sus integrantes, era un señor de edad avanzada que no tenía pelos en la lengua para decir que estaba en contra del gobierno y por eso lo mataron; lo dejaron en la trocha La Marina. Después de eso, a muchos de esa familia no se les volvió a ver. Lo que se dice es que los desplazaron”, dijo un testigo.
En Garrochal, la semana pasada, estos guerrilleros con su cabecilla Nula se metieron a una casa y sacaron a un joven a las malas y se los llevaron.
“Cuentan que se escuchaba cuando el muchacho le decía al cabecilla: ‘jefe, jefe, yo soy un hombre sano. No me mate yo trabajo pa’ mis hijos’”, dijo otro testigo.
Así se lucran
Varios testigos han asegurado haber visto carros blindados en donde transportan a altos mandos, tanto del gobierno como de las autoridades, que llegan a El Garrochal a reunirse con alias Nula, el comandante de San Antonio.
“Ellos tienen el control del paso de todo lo que circula por las trochas. En Llano Jorge hay un paso llamado La Sabana que da a Juan Frío, en el sector conocido como La Escalera, por donde entra el mayor contrabando: camiones cargados de mercancía, carros de contrabando y todo lo que se pueda pasar de alto valor. Como el gobierno venezolano está con ellos a la orilla del río, ellos con un papel que llaman perfectorado autorizan el paso. Con ello esa mercancía ya entra legalizada y pasa sin problema en todas las alcabalas”, detalló un testigo.
Además esa guerrilla utiliza esas rutas para lucrarse del narcotráfico.
Al mando
Desde ese Día de Madres del 2017, San Antonio del Táchira ha tenido al menos seis comandantes a cargo del frente Carlos Germán Villamizar Velazco, que opera en esta zona fronteriza.
“Los comandantes que llegan siempre se presentan a la comunidad. El primero fue alias ‘Arley’ quien no duró mucho porque lo mataron. Luego llegó alias ‘Gustavo’, le siguió alias ‘Cesar’, después ‘Ramiro’ y ahora último están Samuel y Nula, pero el principal en San Antonio es Nula, porque Samuel manda en Ureña”, dijo otro testigo.
Alias ‘Samuel’, oriundo de Arauca, y alias ‘Nula’ (venezolano) se presentaron como miembros de esa guerrilla donde iniciaron en el frente Domingo Laín, que opera en frontera con Arauca.
“‘Samuel’ de estatura baja, barbado y pelo negro tiene su mano derecha y es alias Santiago, de tez morena, alto y acento colombiano, ambos son los amos de Ureña y La Mulata”, narraron testigos.
Sobre Nula se conoce que es de estatura baja, delgado, tez trigueña y quien una vez quedó al mando se instaló en el sector El Garrochal y dejó a alias ‘Noviembre’ como su jefe de seguridad en Llano de Jorge.
Tanto en El Garrochal como en Llano de Jorge la guerrilla instaló un centro de acopio a la entrada de ambos sectores, para controlar todo lo que entra y sale.