Una convocatoria divulgada por el presidente de la junta comunal de la vereda Guaduas de San Cayetano, hace siete meses, representó la oportunidad de su vida para una joven campesina que en un principio pensó ejercer alguna labor relacionada con los animales.

llamado a ser parte de la primera Escuela de Linieras de la empresa ISA generó entusiasmo a Carmen Feliza Parada Urbina, de 24 años, quien no dudó en inscribirse en aras de lograr una estabilidad laboral que le permita darle un buen futuro a su hija de 4 años.

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“Me escribí y, por cosas de Dios, quedé”, afirmó esta madre soltera, quien fue una de las 723 mujeres que se registraron en el programa inclusivo y una de las 17 seleccionadas para ser capacitadas. 

Además de Norte de Santander, en este grupo hay jóvenes de Antioquia, Arauca, Cesar y Santander. El proceso de formación se desarrolló en La Ceja, Antioquia, y ahora cumple con sus prácticas en Bucaramanga con la empresa Salomón Durán.

A Carmen Feliza, vivir al lado de la generadora de energía Termotasajero le encendió ese ‘cortocircuito’ que la llevó a querer ejerce esta  labor de alto riesgo sobre las líneas de alta tensión de energía para la instalación y reparación.

Cuando está subida en una torre de energía, a 51 metros de altura, recuerda que su hija es su principal motivación. 

“Lo más difícil ha sido separarme de ella. Ella está con mi papá, quien fue quien me apoyó a enfrentar este reto, y con mi mamá, quien no estaba muy de acuerdo que ejerciera esta labor”, resaltó la joven.

Afirmó que adaptarse a las bajas temperaturas en La Ceja fue también difícil, pero encontró calor de familia en sus compañeras y el cobijo que le brindó la empresa.

La liniera indicó que cada vez que se sube a una estructura o se mueve a través de las cuerdas de alta tensión sabe que lo principal es su integridad, por eso se mantiene atenta a las prácticas de autoprotección. Recalcó que “la seguridad es prioridad”, por más adrenalina que sienta.

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“Nunca me ha pasado que, por el miedo, me quede frenada mientras me subo o me bajo de a una torre, gracias a Dios. Pero sí le pasó una vez a una compañera, se hizo como un rescate con ella”, relató la nortesantandereana.

Carmen Feliza, igualmente, está validando su bachillerato, va en noveno grado y tiene muy bien definido su meta: no dejar de aprender para crecer profesional y personalmente.

Apoyo masculino

Carmen Feliza indicó encontró en sus compañeros linieros el respaldo necesario para aprender lo que ellos ya saben. Añadió que al principio hubo ciertos temores, de que las chicas podrían quitarles el trabajo, pero después entendieron que no es así. 

“Demostrarnos que las mujeres no somos débiles y que estamos a la altura de ellos”, recalcó.

Parada, quien es una de las mayores de siete hijos, entre ellos cuatro varones, piensa que esta primera generación de linieras puede ser el ejemplo para que más mujeres pierdan el miedo y se atrevan a ejercer este tipo de labores.

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“Los miedos se superan enfrentándolos y ser parte de esa escuela abre un mundo de posibilidades y aprendizaje. Nuestra labor es fundamental para la transmisión de energía eléctrica y necesitamos más mujeres valientes, decididas, que les guste asumir grandes retos y este es uno de ellos”, reflexionó.

Así surgió la escuela

De acuerdo con Claudia Laguna, la líder de la Escuela de Linieras, esta iniciativa surgió del programa ‘Otras Miradas’ y del Comité de Diversidad e Inclusión de ISA, para destacar el papel de la mujer. Además, la empresa ya tenía la experiencia, de cómo desarrollar la formación, que les ha dejado la Escuela de Linieros.

Laguna precisó que durante tres meses las participantes recibieron capacitación teórico-práctica en La Ceja, una inmersión total, en alianza con ISA, ISA Intercolombia, las contratistas de mantenimientos de líneas de transmisión Salomón Durán e Instelec y la Corporación Tener Futuro.

“Los únicos requisitos que se pidieron fueron que tuvieran más de 18 años y quinto de primaria, que supieran leer y escribir. No son muchas las diferencias que tú vez en ellas, respecto al desempeño de los hombres”, destacó la líder. 

Estas participantes tuvieron cubiertos sus gastos de alimentación, alojamiento y traslado.

Laguna explicó que de las 17 que inicialmente se seleccionaron, dos se retiraron por situaciones personales y familiares y otra porque le salió una oportunidad laboral en España. 

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Tras el fin de la formación, las contratistas se encargaron de llevar a sus áreas de trabajo a estas linieras, para sus prácticas. 

Así, en junio se graduarán, después de todo un año de disciplina y esfuerzo, recibiendo su certificación como técnicas linieras. 

“Ellas salen con las competencias para trabajar en el sector, para ir escalando en los niveles de linieros y mejorar su remuneración salarial. Incluso, para trabajar fuera del país, en donde se pueden ganar 2.000 dólares mensuales”.

La líder de ISA informó que así como se cuenta con su Escuela Especial del Sector Eléctrico, quieren que la Escuela se mantenga en el tiempo como otra iniciativa, para aportar a la reducción del desempleo.

María Adelaida Correa, directora Corporativa de Sostenibilidad de ISA, expresó que con esa escuela, estas mujeres hacen historia. “Nos sentimos muy felices de acompañarlas en este proceso y ofrecer una alternativa para trabajar por su futuro”. 

La compañía subrayó que busca contribuir también a la competitividad del sector eléctrico y dar continuidad a su estrategia de equidad de género.

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