A petición de los familiares de las cinco personas que habían sido declaradas desaparecidas en medio de una tragedia ocurrida por efecto de las lluvias en el municipio de Villa Caro, fue declarado camposanto el sitio donde se presume pudieron haber quedado sepultados dentro de su vivienda.
La ceremonia consistió en un acto religioso que autorizó la Iglesia católica, tras cumplirse 18 días del proceso de remoción en masa de más de 200 metros de tierra que arrasaron a su paso con varias viviendas.
El acto fue celebrado por el padre Luis Francisco Vera, párroco de la Iglesia San Pedro Apóstol del municipio de Villa Caro y se conoció que la solicitud la hizo Naún Bastos, esposo de Adelaida Núñez, de 50 años y padre de Jhon Jairo Bastos, de 22 años; Yeison Bastos, de 19 años; Yakeline Bastos, de 17 años y Adriana Bastos, de 14 años de edad, las cinco víctimas de la tragedia.
William Aguilar, vicario general de la Diócesis de Cúcuta, explicó que no se declaró camposanto todo el lugar sino el punto exacto donde se estima quedaron sepultados, al haberse agotado los medios para hallarlos con vida.
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“El esposo y padre de esta familia pidió realizar una celebración eucarística allí y colocar unas cruces en símbolo de la fe para que puede declararse el lugar como un espacio sagrado donde ellos puedan ir a ofrecer alguna oración por el descanso del alma de sus familiares”, indicó.
Explicó que la iglesia no requiere contar con una autorización, ni declaratoria oficial para declarar un lugar camposanto porque se trata de un acto de fe religioso.
Para esta consideración se toman en cuenta aquellos lugares afectados por una tragedia donde haya un número significativo de víctimas que se encuentren plenamente identificadas, es decir, un lugar definido donde se considera que quedaron sepultados los cuerpos que haya sido imposible rescatar.
“Como no se pueden retirar los cuerpos para llevarlos a un cementerio, entonces se declara camposanto para decir: ahí fallecieron las víctimas y la familia tenga la oportunidad de ir a ese lugar y rendirle cierto homenaje especialmente en la parte religiosa. Es un lugar de respeto y es una manera de ellos poder alcanzar algún consuelo”, declaró.
No se encontraban en la vivienda
Willinton Bastos, de 20 años, fue el único hermano de la familia Bastos Núñez que no estaba en casa el día de la tragedia que se registró el jueves 10 de noviembre en la vereda El Molino. Había viajado a Ocaña con su padre, Naún Bastos, para negociar una carga de cebolla.
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“Salimos a las 2:00 de la tarde. Nos dijeron que había pasado algo en la vereda, mi papá se extrañó que nadie de la casa nos avisó nada. Cuando llegamos al otro día ya no había nada”, comentó.
El joven es parco en sus palabras. No pudo estar en la ceremonia que se hizo este lunes en el lugar donde desapareció su familia porque estaba en Cúcuta con el alcalde, Daniel Serrano, recibiendo la prótesis de su pierna izquierda que perdió hace 4 años en un accidente de tránsito.
La Gobernación de Norte de Santander hizo los trámites necesarios para donársela. En adelante, se buscará poder brindarles alguna ayuda y que reciban un subsidio que les permita construir una vivienda, pero en otro municipio porque a Villa Caro no quieren volver.
La familia Bastos Núñez vivía de la agricultura, incluso los hermanos se dedicaron por completo al trabajo en el campo.
Los cuatro jóvenes que desaparecieron vivían en esa vivienda con sus padres, excepto Willinton que estaba residenciado con sus abuelos en la misma vereda y tenía pocos días quedándose donde sus padres.
La casa donde se encontraban y que pertenecía a la finca de un privado, estaba a unos 20 minutos caminando de la construcción más cercana, eso explica por qué no tuvieron oportunidad de salir a tiempo, o como se presumen, no se enteraron de lo que estaba pasando como el resto de habitantes que sí lograron evacuar el lugar.
No fue notificado
Carlos Daniel Serrano, alcalde de Villa Caro, no conocía del acto religioso mediante el cual se declaró camposanto él área de la vereda El Molino donde desapareció la familia Bastos Núñez.
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Explicó que desde la administración no se había tomado ninguna decisión porque estaban a la espera de que un experto, en este caso que una comisión de geólogos, viajara desde Bogotá y diera su último dictamen.
“Yo pienso que de alguna manera pudo haber sido alguna decisión que se tomó entre la parroquia con los familiares en vista del tiempo que ha transcurrido porque son más de veinte días, pero a mí no me notificaron”, aclaró.
Serrano informó que el terreno, en la vereda El Molino, ya alcanzó cierta estabilidad y está la intención de algunas familias que fueron desalojadas de regresar a sus viviendas, pero lo han evitado porque está la preocupación de que las condiciones invernales continúan y no conocen si la zona es habitable.
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