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Quedamos en la calle y sin ayuda de nadie: damnificados de El Tarrita
Los damnificados de la avalancha esperan de parte del Gobierno Nacional y el departamental, las soluciones que requieren con urgencia en materia de vivienda y de tierras para cultivar.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Categoría nota
Miércoles, 26 de Julio de 2023
 

 

En los rostros de los damnificados de la avalancha del río Tarrita se refleja la impotencia en toda su expresión. Un rato bajan lágrimas raudas por sus mejillas, otro tanto dejan al descubierto una tristeza profunda, lánguida, abatida, que los consume en un mar de incertidumbre de la que aún no se reponen.

Es fácil identificarlos caminando cabizbajos, algunos por el terraplén de lodo y piedras en que quedaron convertidos los caseríos y cultivos, otros, sentados, pensativos y con mirada profunda sobre los escombros que dejó esparcidos la feroz avalancha que el pasado 31 de mayo los tomó por asalto cuando dormían.

En medio de la tragedia, la fortuna estuvo de su lado esa oscura madrugada, por eso nadie murió al paso de toneladas de lodo y piedras que se encontraban represadas en una gran poza que se formó durante ocho meses en la quebrada que pasa en la parte alta de las veredas El Molino y Puerto Rico, en el municipio de Villa Caro.

La poza no aguantó el peso ni la fuerza de la represa que, según dijeron los moradores de la zona, tenía un diámetro de 150 metros por 80 metros de profundidad. “Por eso protestábamos, para que los alcaldes de Villa Caro y Ábrego, al igual que el gobernador Silvano Serrano procedieran a drenar esa quebrada, pero lo único que nos decían era que “ahí no iba a suceder nada”, dijo un habitante de El Tarrita Roberto Álvarez Meza.


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Llevábamos siete meses de estar esperando una solución para el represamiento de agua allá en El Molino. Nos cansamos de pedir ayuda, la misma que quedó plasmada en un acta, y nadie nos dio respuesta, por eso ocurrió lo que todos aquí temíamos: el rompimiento de la poza y la avalancha río abajo, dijo Álvarez. En 56 días nadie ha venido a traernos ni una puntilla. 

Cincuenta y seis días después de esa tragedia, todos en El Tarrita y veredas circunvecinas permanecen en la orilla de la tragedia, como guardando luto al único patrimonio que tenían: sus parcelas y cultivos.

El primer campanazo de la tragedia se produjo el 10 de noviembre de 2022. Fue cuando la comunidad protagonizó una primer protesta, el 15 de noviembre, porque cuando se produjo el derrumbe que taponó la quebrada también quedaron sepultados allá  en El Molino Adelaida Núñez, de 50 años, junto a sus cuatro hijos, Jhon Jairo Bastos, de 22 años; Yeison Bastos, de 19 años; Yakeline Bastos, de 18 años y Adriana Bastos, de 14 años de edad.


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 A estas personas nadie subió a rescatarlas, sus cuerpos se calcula que quedaron bajo toneladas de tierra y piedras a unos doscientos metros de profundidad, dijo Álvarez, damnificado de El Tarrita.

 

Sentados a una orilla de lo que fue su pueblo, los damnificados de El Tarrita siguen esperando la ayuda del Gobierno/Foto Jorge Gutíerrez/La Opinión

 

En este caserío los sobrevivientes le dijeron a La Opinión que cuando protestaban para que drenaran la poza les decían que esa labor le correspondía a Villa Caro y de este municipio respondían que era Ábrego, “se lavaban las manos”.

Ramón Remolina Maldonado, vicepresidente de la vereda El Tarrita, y actual responsable de la junta de acción comunal ante la renuncia del titular, fue contundente con su testimonio: “en 56 días nadie se asomado por aquí a mirar qué nos pasó”.

Nosotros ya sabíamos que eso se iba a venir una avalancha, en los últimos 15 días teníamos estrecha comunicación de todos los movimientos allá arriba en la poza de El Molino, gracias a unos radios que entregó la Alcaldía de Ábrego para que estuviéramos comunicados.


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En efecto, gracias a estos equipos fue que esa madrugada del 31 de mayo se dio aviso desde El Molino que la poza se había reventado y que aguas abajo viajaba sin freno la avalancha. 

Nosotros fuimos los primeros en recibirla, pero minutos antes una joven que bajó en su motocicleta  a las dos de la mañana  nos trajo la noticia que se había reventado la poza, que debíamos salir de las casas y buscar refugio. Todo se hizo así y en cuestión de minutos nuestras casas y cultivos fueron arrasados por completo, relató Remolina. 

Las 40 familias que vivían allí ninguna sabía en dónde quedaba su casa cuando salió el sol, dijo.


 

Las mujeres de El Tarrita ahora están dedicadas a la venta de alimentos /Foto Jorge Gutíerrez/La Opinión
 
Siguen esperando la ayuda

Aguas abajo del río Tarrita, desde el caserío del mismo nombre, las familias de unas dos decenas de veredas corrieron con la misma suerte. “Lo único que nos quedó a todos fue la ropa que teníamos puesta cuando dormíamos. Pasaron los días y de ver que nadie se aparecía con una solución todo el pueblo se asoció y empezamos a jornalear en el trasbordo de la carga que proviene de Ocaña hacia Cúcuta, y viceversa. Con ese trabajo es que nos hemos podido sostener todos los damnificados de la avalancha”, dijo Álvarez.

Dijo que tampoco ninguna autoridad les ha hablado nada de reubicación, ni siquiera de un subsidio para pagar arriendo, y deben hacerlo porque por negligencia de ellos es que lo perdimos todo, reclamó Remolina.

Lizeth Fernanda Vergel Peñaranda, madre de un hijo, habitante de la vereda Brisas del Tarra, en medio del llanto relató que por su casa la avalancha pasó a las 3 y 15 de la madrugada. Estábamos dormidos.


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“A nosotros nadie nos avisó, pero si sentimos mucho ruido en el río, vimos que creía muy rápidamente. Decidimos levantarnos y solo con la luz de las linternas vimos que era una creciente muy fuerte y de repente, en cuestión de un minuto, el río se secó y en ese minuto tuvimos tiempo de correr a la parte alta. Lo perdimos todo. Salimos solo con la ropa que teníamos puesta”, dijo la mujer.

Ella y su familia viven ahora en casa de un familiar en Ábrego. La Opinión la encontró sentada en una banca del coliseo donde antes era el colegio de El Tarrita, acababa de llegar en busca de trabajo con los damnificados que controlan el paso de mercancías y pasajeros en el caserío. “Tengo un hijo de cinco años y tengo que buscar la manera y solucionar algo de dinero para sobrevivir. Nosotros le pedimos al presidente Petro que nos solucione una vivienda o una parcela, porque aquí todos somos agricultores y tierra tampoco nos quedó”, dijo.


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Numael Durán Baca, habitante de la vereda Los Osos, distante unos 20 kilómetros de El Tarrita, aseguró que allá 24 familias quedaron incomunicadas y necesitan un puente para sacar las cosechas de maíz, frijol y tomate. En la misma situación están otras 70 familias de las veredas Los Cedros, El Remolino y La Sierra. 

Algunos damnificados viven en albergues provisionales en Ábrego./La Opinión
 
Autoridades se defienden

El alcalde de Ábrego, Juan Carlos Jácome, indicó que no se desatendieron los acuerdos, pero que la atención siempre estuvo en cabeza de la Gobernación que hizo lo necesario para gestionar la ayuda. Con relación a las quejas sobre por qué no se drenó la poza en El Molino, Jácome le dijo a La Opinión que  hubo intentos por meter maquinaria en la zona y se hicieron algunas recomendaciones que se atendieron, pero que en algunos casos fueron infructuosas porque “no era un tema fácil”.

Por su parte, la Gobernación dijo que se gestionó una ordenanza para hacer modificaciones y traslados en el presupuesto de Rentas y Gastos por una cuantía de 91.300 millones de pesos, en la que viene incluida una partida por 5 mil millones para entregar subsidios de arriendo a los damnificados de la avalancha.

También se adquirieron cerca de 8 toneladas de alimentos entre perecederos y no perecederos, en el marco de comercialización directa, sin intermediarios para donarlos a las familias damnificadas de El Tarrita.


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Mintransporte no legó a Cúcuta

El ministro de Transporte, William Fernando Camargo, y la Consejera presidencial para las regiones, Sandra Liliana Ortíz informaron que hoy darían a conocer junto al gobernador Silvano Serrano las conclusiones del Puesto de Mando Unificado que sesionó desde comienzos de junio para la atención de la emergencia registrada en El Tarrita, pero incumplieron la cita.

Trascendió que los funcionarios del Gobierno Nacional cancelaron a tempranas horas de la mañana de este miércoles dejando a las autoridades regionales y de la  Gobernación plantadas.

No se sabe las causas por las cuales no se ha podido dar una solución para la reapertura de la vía Cúcuta-Ocaña, así como por la demora en la llegada de los puentes militares que se anunciaron para superar la emergencia que ha originado millonarias pérdidas.

Asimismo, los damnificados de la avalancha aspiran a conocer qué plan existe de parte del Gobierno Nacional y el departamental para las soluciones que requieren con urgencia en materia de vivienda y de tierras para cultivar.


Espere mañana la tercera entrega de la tragedia de El Tarrita: El drama de los estudiantes y conclusiones del Puesto de Mando Unificado que atendió la emergencia. 
 

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