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Investigadoras de la Unisimón transforman la vida de mujeres rurales en el Catatumbo a través del cacao
Gracias al apoyo de investigadoras de la Universidad Simón Bolívar, hoy no sólo cultivan la tierra, sino que también convierten el cacao en chocolate, lideran sus propias asociaciones y transforman la realidad de sus familias.
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Alianza Unisimon
Domingo, 22 de Diciembre de 2024

Con la convicción de que la academia puede ser el motor del cambio social, las investigadoras de la Universidad Simón Bolívar, la doctora Neida Albornoz Arias y la psicóloga Camila Andrea Rojas Sanguino (joven investigadora), presentaron en el marco de una rueda de negocios, los resultados de un proyecto para la transformación del cacao bajo el sello de las mujeres del Catatumbo.   


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Se trató del proyecto “Propuesta de valor en las unidades productivas de cacao de mujeres rurales, para superar las barreras que enfrentan a lo largo de la cadena productiva, mediante el empoderamiento individual y colectivo”, que fue reconocido al ser el ganador del programa Orquídeas Mujeres en la Ciencia: Agentes para la Paz 2023 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), respaldado en su ejecución por la Universidad de Pamplona.

Este proyecto, que ha logrado transformar la vida de un grupo mujeres productoras de cacao en los municipios de Sardinata y Tibú, se enfocó en brindarles herramientas para superar las barreras que enfrentan en la cadena productiva, y así convertirse en protagonistas de su propio desarrollo.

En el evento, impregnado con el aroma a chocolate, se propició el escenario perfecto para que ellas, llenas de sueños y esperanzas, mostraran al mundo la fuerza de su trabajo y la calidad de sus productos. “Realizamos un proceso de cohesión social para lograr la creación de dos asociaciones y sus marcas comerciales; la Asociación de Mujeres Tibuyanas Cacaoteras del Catatumbo (Asomutica), con su marca Esencia de Mujer, y la Asociación de Mujeres Campesinas Cacaoteras de La Victoria (Asomucavic), con su marca Solo por Mí”, comentaron las mujeres.


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“Hoy pueden trabajar de manera organizada y alcanzar sus metas”, explicó la profesora Albornoz. “No fue un camino fácil”, reconoció, “pero ver a estas mujeres empoderadas y trabajando juntas por un futuro mejor hace que todo el esfuerzo haya valido la pena”.

Rosalina Villegas, una de las socias fundadoras de Asomutica, beneficiada del proyecto, expresó que “al principio, muchas no creíamos en nosotras. Pensábamos que esto del cacao y su transformación en chocolate era cosa de hombres, pero las profesoras nos mostraron que nosotras también podíamos”.

Doña Rosalina, con sus manos curtidas por el trabajo en el campo, sostuvo con orgullo las bolsas de garrapiñado de chocolate, uno de los productos estrella de la asociación, un prototipo que mezcla el dulce de la piña, las avellanas y el maní, con el amargo y dulce del chocolate que produce el Catatumbo. “Ahora nos sentimos capaces de cualquier cosa”, añadió decidida, soñando con que los productos de su asociación lleguen a muchas personas.

El producto es elaborado de manera artesanal, un alimento que cautivó y captó la atención de potenciales compradores.

“Es una delicia. Se nota el cariño y la dedicación con que ha sido elaborado”, expresó un joven estudiante de Administración de Empresas, mientras degustó una muestra.


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Para los participantes, este proyecto es un ejemplo de cómo la educación y el trabajo en equipo pueden transformar vidas.

 

¿Cómo surgió la idea de este producto?, “Nos dimos cuenta de que las mujeres que cultivaban el cacao asumían riesgos en la siembra como ataques de las plagas y cambio climático, junto con labores domésticas y de cuidado. Consideramos importante empoderarlas, para que asciendan en la cadena productiva; no sólo vendan el cacao sino lo transformen en chocolate para el fomento de la autonomía económica y toma decisiones propias”, explicó la joven investigadora vinculada, Camila Andrea Rojas. “Queríamos ayudarlas a generar un producto con mayor valor agregado, que les permita mejorar sus ingresos y posicionarse en el mercado”, expresó. 


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Así, con el apoyo de las investigadoras y de la Universidad de Pamplona, las mujeres se capacitaron en técnicas de elaboración de chocolate y experimentaron con diferentes recetas hasta dar con el garrapiñado perfecto. "Fue un proceso de aprendizaje constante", recordó doña Rosa, de Asomucavic. "Al principio nos costó un poco, pero con la práctica logramos dominar la técnica", añadió.

El garrapiñado de chocolate no sólo es un producto delicioso, sino que también tiene un significado especial para las mujeres del Catatumbo. "Cada vez que alguien prueba nuestro garrapiñado, está probando un pedacito de historia", ratificó Nancy Yolima Velásquez, representante de Asomucavic, de Sardinata.

“El garrapiñado representa nuestra lucha, nuestra superación y nuestra esperanza en un futuro mejor”, afirmó Nancy Yolima Velásquez, representante de la Asociación de Mujeres Campesinas de La Victoria (Asomucavic).

La rueda de negocios además de haber sido un espacio para exhibir los productos y establecer contactos comerciales, también fue un escenario de aprendizaje y crecimiento personal, pues algunas de las mujeres por primera vez salían de sus veredas y llegaban a Cúcuta. A lo largo del año 2024, en el marco del proyecto, las mujeres recibieron capacitación en temas como marketing, finanzas y atención al cliente.


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"Nos enseñaron a valorar nuestro trabajo y a creer en nosotras mismas", afirmó con emoción doña Elena Afanador, otra de las representantes de Asomucavic. "Ahora sabemos que podemos salir adelante y ser independientes", agregó.

La rueda de negocios contó con la participación de autoridades de ambas universidades, así como de representantes de la Asociación Regional de Hogares Juveniles Campesinos de Norte de Santander y el Sena. "Es un ejemplo de cómo la academia puede articularse con diferentes actores para generar un impacto positivo en la sociedad", destacó el profesor Fernando Brand, director del programa académico de Administración de Empresas de la Unipamplona. "Estas mujeres son un ejemplo de resiliencia y emprendimiento, y nos inspiran a seguir trabajando por el desarrollo de nuestra región", añadió.

En palabras de la profesora de la Universidad de Pamplona, Akever Karina Santafé Rojas, "la idea es que este tipo de eventos se conviertan en una plataforma de visibilidad para estas comunidades y en particular, las lideradas por mujeres, quienes requieren del apoyo del Estado, de la empresa privada y de la academia para poder consolidar sus emprendimientos o empresas", destacando la importancia de la valentía de estas mujeres del Catatumbo.


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El proyecto liderado por las investigadoras de la Unisimón no sólo ha permitido a las mujeres del Catatumbo mejorar sus condiciones de vida, sino que también ha contribuido a la construcción de un tejido social más fuerte en una región afectada por el conflicto armado. “Queremos que algún día podamos llegar al mercado internacional. Me gustaría ver mi garrapiñado, por qué no en Francia, en la Torre Eiffel”.  

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