Durante muchos años, las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita han abastecido a zonas rurales del área metropolitana de Cúcuta mediante turismo, comercio y biodiversidad ambiental.
Estas riberas nacen en dichos municipios de Norte de Santander y se extienden ampliamente en varios tramos del departamento hasta las afueras del casco urbano, a 30 kilómetros de la capital nortesantandereana sobre la vía que conduce a Puerto Santander.
Con sus 45.000 hectáreas de extensión, este abarca los corregimientos de Cámbulos, Palmarito, Banco de Arena y la parte baja de las tierras ubicadas a orillas del río Pamplonita.
Registros que datan de mediados de 1960, bajo la presidencia de Alberto Lleras Camargo, un Gobierno Nacional puso sus ojos en dicho sector, iniciando así la construcción de la primera etapa del distrito de riego del río Zulia, con la dotación de una bocatoma, canales de riego, drenaje, vías y un centro administrativo, hecho que benefició tanto a comerciantes como a vecinos cercanos.
Desde ese entonces varias empresas del territorio han permitido generar empleo sobre estas famosas represas mediante el cultivo de algunos productos agrícolas, siendo el arroz el rubro más fuerte.
Acarrean múltiples problemas
Pese a que dichos caudales poseen una gran proyección comercial agrícola e industrial, en las últimas décadas estos índices se han visto reducidos debido a una serie de problemáticas focalizadas en el distrito de riego.
De acuerdo con el Centro de Pensamiento para el Desarrollo de Cúcuta y Norte de Santander (ProCúcuta), “la problemática más alarmante es la presencia de estructuras criminales al margen de la ley, una situación que comenzó a finales del Siglo XX”.
A su vez, estas estructuras delincuenciales han sembrado cultivos ilícitos en las cercanías que rodean a las riberas, perjudicando sobre todo a dichas empresas, y algunas no tuvieron más remedio que clausurar.
“La disminución permanente del caudal del río Zulia ha preocupado a los habitantes de la zona rural de Cúcuta para regar sus cultivos”, subrayó Antonio Ríos, director de ProCúcuta.
Otro factor presentado en los ríos es la gran cantidad de contaminación ambiental presentada en los ríos, el cambio climático y también el abandono provocado por la bonanza petrolera venezolana.
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Un último problema es la deserción de algunos habitantes gracias al alto costo de la vida, obligándolos a partir rumbo a otras zonas económicas para su subsistencia, alejados del campo y la agricultura.
En busca de la preservación
Con el objetivo de recuperar estos espacios sumidos en el abandono, las autoridades ambientales y municipales de Cúcuta han llevado a cabo una importante gestión para el embellecimiento y preservación en las cuencas.
En primera instancia, la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), desarrolló múltiples proyectos en los ríos, el más importante, una serie de obras de bioingeniería.
Gracias a estas obras, ubicadas a lo largo del cauce urbano, se ha logrado controlar la erosión, resguardando así la infraestructura de la ronda hídrica durante la temporada de lluvias.
“La Alcaldía Municipal, mediante la Subsecretaría de Medio Ambiente, realizó en lo corrido de 2024 algunas jornadas de siembra sobre la ribera del río Pamplonita, plantando más de 800 árboles nativos y especies ornamentales”, puntualizó Edwin Cardona, subsecretario de Medio Ambiente.
Estas jornadas fueron hechas en articulación con la Policía Nacional, Corpocero y el colegio Simón Bolívar del barrio San Martín, en la Comuna 4 de la capital nortesantandereana.
Uno de los programas gira en torno a la adquisición de predios para la conservación del recurso hídrico, según un estudio de Priorización de áreas para la conservación de las fuentes abastecedoras de los ríos Pamplonita y Zulia.
Con esto, se busca proteger los predios adquiridos con el fin de la conservación del recurso hídrico en Cúcuta e incentivar la compra de otros predios priorizados para el mismo fin.
ProCúcuta, a su vez, planteó un modelo económico para Cúcuta basado en materia de agricultura, debido al gran potencial productivo de esta zona rural, sustentada en estudios de suelos realizados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC).
“Para lograr este objetivo es necesario el apoyo permanente de la administración municipal y el Gobierno Nacional, en vista de complementar sinergias interinstitucionales y motivar a los residentes a permanecer en esa zona”, fueron las palabras de Ríos.
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