Con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de Colombia, expedida por el Congreso Nacional reunido en Villa del Rosario en 1821, se le preguntó a dirigentes nortesantandereanos de diferentes sectores:
¿Qué importancia le asigna a la Constitución Bicentenaria de Colombia de 1821 en la construcción de la república?
Respondieron:
Con la Constitución de Colombia de 1821 se empezó a consolidar la idea de constituirnos como un Estado de Derecho regido por la Constitución y las leyes y dentro de una democracia; pero muy signada hacia el centralismo, con posición muy conservadora con respecto a los derechos de esclavos, indígenas y mujeres. El concepto “pueblo” se utilizó para definir distintas connotaciones y roles que solo sirvieron para incluir y excluir a unos y otros, haciendo eco a las estructuras sociales y de poder.
Le dio nacimiento a un Estado republicano, autónomo, soberano y libre de las ataduras de los gobiernos monárquicos de la época, conservándose aún, la democracia cimentada en la elección popular de sus dignatarios, que tienen la facultad de representar al pueblo y el deber de gobernar para su pueblo, dentro del marco de la libertad, la igualdad y la justicia. Institucionalizó una forma de gobierno, con independencia de poderes, plasmada en la Constitución de 1.991 creando el Estado Social de Derecho y radicando la soberanía en el pueblo.
Es la carta política más trascendental en la construcción de la República, pues estableció al pueblo como titular de la soberanía. La base de lo que es actualmente nuestra democracia y el reconocimiento de los colombianos como el constituyente primario es de la mayor importancia, pues sembró el camino que hoy recorremos como nación: la protección del derecho de los ciudadanos a designar a sus gobernantes, un derecho conquistado que debemos seguir asegurando en los años venideros.
El mayor interés de las nacientes repúblicas latinoamericanas hace dos siglos era superar las instituciones políticas impuestas por España en tres siglos de conquista y colonia. El leve respiro de la Constitución de Cádiz fue sofocado por el brutal regreso de Fernando VII al poder. El objetivo de las constituciones latinoamericanas de la época fue superar las instituciones monárquicas y, en cambio, sembrar los valores republicanos derivados de la Revolución Francesa.
Es indudable la importancia de la Constitución de 1821, en la construcción de la República.
El objeto principal era crear la Gran Colombia con la unificación de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, países independizados de la corona española. Entonces se consigna una importante premisa: artículo 1.- “La nación colombiana es para siempre e irrevocablemente libre e independiente; (…)
Así mismo, en el ordenamiento del Estado, se establece el Poder Supremo dividido para su administración en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
La constitución de 1821 reviste un acto y documento de gran importancia porque en realidad fue la primera Constitución de la República, basado en las ideas proclamadas en Angostura (1819) y después de las victorias de Boyacá del 7 de agosto de 1819 y Carabobo del 24 de junio de 1821 cuando ya había dos naciones a incorporar dejando campo a Quito (Ecuador). El contenido decide muchos aspectos como los referentes a la administración, organización y directivas, además de lo referente a la esclavitud, los electores y directores.
La conformación de la naciente República como un Estado unitario, a pesar de que el 12 de diciembre de 1814 las tropas federales encabezadas por Simón Bolívar derrotaron a Cundinamarca, lo que unificó la Nueva Granada bajo la forma federal, aunque por muy poco tiempo. El centralismo se mantuvo en las constituciones de 1830, 1832, 1843 y parcialmente en 1853. Después de la pausa federal de 1858 y 1863, regresó en 1886 y se mantiene en 1991. Agregaría el ajuste de la Constitución al modelo de Estado liberal de Derecho, el que se mantuvo hasta la Constitución de 1991.
Lo más importante de la Constitución Política de 1821 fue el nacimiento oficial de la Gran Colombia, que abarcó en ese entonces los territorios de la Nueva Granada y Venezuela divididos políticamente en tres departamentos: Cundinamarca, Caracas (Venezuela), y Quito (Ecuador).
Este congreso que se instaló el 6 de mayo de 1821 en el templo parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta y se extendió hasta el 14 de octubre del mismo año. Fue fundamental para la definición de las estructuras constitucionales, políticas, sociales, económicas y culturales de la Gran Colombia y estuvo vigente hasta la disolución de la misma en 1830.
La unificación del esfuerzo de todas las comunidades desde sus regiones por un solo objetivo, el de construir una sociedad única, solidaria próspera y con capacidad resiliente exhortó a los políticos a dejar sus malas prácticas individualistas y a los colombianos a apropiarnos de la historia y reconstruir la Gran Colombia. Recordemos que fue en Cúcuta donde se gestó esta gran nación llamada Colombia.
Indiscutible la importancia histórica de la Consitución de 1821, no solo por su carácter unificador, en términos de territorio, pues la Constitución de Cúcuta, orgullo de rosarences y cucuteños, mediante la unificación de Colombia, Panamá y Venezuela, creaba la Gran Colombia, sino, por la introducción del concepto de abolición de la esclavitud, que aunque solo se desarrollara en términos de libertad de partos, fue un criterio fundamental en el necesario camino de la abolición. Su gran aporte a la República, más allá de la inutil y eterna discusión partidista heredada por los delegados del 21 hasta nuestros días.
La gran importancia de la Constitución de 1821 es el surgimiento del Estado con la consolidación de la Unidad Nacional, el establecimiento de la democracia representativa, la génesis de abolición progresiva de la esclavitud y el origen de la responsabilidad patrimonial del Estado por los daños causados en razón de su soberanía y la división de poderes. También se debe destacar el origen primigenio de los derechos que hoy se contemplan como fundamentales en la constitución de 1991.
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