El cáncer de cabeza y cuello no es el cáncer del que más se habla. Su nombre es amplio porque puede afectar varias partes del tracto aéreo digestivo superior y se clasifica según la región del organismo que esté comprometida. En ese sentido, puede localizarse en cualquier zona de la cavidad oral (lengua, labio, piso de la boca, paladar duro), orofaringe (amígdalas, paladar blando, paladar de la faringe), hipofaringe, laringe, glándulas salivales, fosas nasales y senos paranasales.
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Es muy frecuente que el CCC (cáncer de cabeza y cuello) se origine en la mucosa de la boca, la garganta y la laringe. Según estudios, más del 90% de los casos se desarrolla agresivamente en las células escamosas de estas partes del cuerpo humano. Por su parte, el cáncer en glándulas salivales y otros músculos de cabeza y cuello es menos frecuente. Sin embargo, alrededor del 70% de los pacientes son diagnosticados cuando la enfermedad ya está localmente avanzada y no existe un buen panorama para la recuperación.
Este tipo de cáncer afecta a mayores de 50 años, pero en los últimos años se ha visto que pacientes jóvenes desarrollaron la enfermedad como consecuencia del Virus Papiloma Humano (VPH). Aunque desarrollar cáncer de cabeza y cuello a partir del VPH es prevenible y no sucede siempre, es importante conocer sobre este tipo de cáncer y detectar a tiempo cualquier señal de alerta.
Panorama en Colombia y el mundo
De acuerdo con Globocan, más de 630.000 personas en todo el mundo son diagnosticadas anualmente con cáncer de cabeza y cuello. Este tipo de enfermedad presenta una mortalidad cercana al 50% y es más frecuente en hombres que en mujeres. De hecho, un estudio anual demostró una incidencia en casos nuevos de 14.3 por 100000 en hombres y 4.4 por 100000 en mujeres.
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En Colombia, en un lapso de cuatro años, se presentaron 1.494 casos, lo que equivale al 2.37% del total de los casos oncológicos en ese periodo. Pese a los pocos casos, hablar de este tipo de cáncer es muy importante debido a su agresividad y diagnóstico tardío que puede disminuir la supervivencia entre 70 a 90% a los cinco años en los primeros estadios de la enfermedad. Cuando está avanzado el cáncer, la supervivencia disminuye entre el 20 al 55%.
Riesgos y síntomas
Entre los factores de riesgo está el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, la inmunosupresión, el género masculino y la infección por VPH (Virus del Papiloma Humano). Sobre este último factor de riesgo es importante decir que la infección por VPH afecta también la mucosa de la orofaringe de la misma manera que afecta la mucosa del cuello uterino. Esto podría generar cambios celulares que propician el origen del cáncer.
“El cáncer de cabeza y cuello causa algunos síntomas que pueden ser signo de alarma inmediatamente: masas que generan obstrucción, sangrado, dolor durante la alimentación y problemas respiratorios. A su vez hay síntomas que pueden pasar muy desapercibidos: ronquera, nariz tapada, secreción nasal con sangre, dolor en la lengua, úlceras en la boca o manchas blancas y rojas en la boca”, asegura el doctor Jhonathan Ortega, gerente médico de oncología de Merck para Colombia y Ecuador.
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A veces estos síntomas o señales de alerta son detectados en una visita al médico general o el dentista. En ese caso la persona puede ser remitida a un otorrinolaringólogo o un cirujano de cabeza y cuello.
“Es recomendable consultar al médico si usted ha tenido uno o más de estos síntomas por más de tres semanas. Este es el signo de alerta más contundente”, advierte el doctor Ortega.
Diagnóstico, tratamiento y recomendaciones
“El diagnóstico a tiempo es vital porque esto les permitirá a los especialistas evaluar varios tipos de tratamientos. Cuando el diagnóstico es tardío y no existe posibilidad de una cirugía, existen tratamientos sistémicos que pueden ayudar al control de la enfermedad”, explica el doctor Ortega.
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Como en la mayoría de los tipos de cáncer, se realiza una biopsia en la que se toma una muestra de tejido que luego será analizado. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estas opciones según recomiende el especialista. Entendiendo que este tipo de cáncer se desencadena en el tracto digestivo superior y las vías respiratorias, el tratamiento puede afectar la alimentación del paciente, su capacidad de hablar e incluso su respiración.
De ahí la importancia de los tratamientos combinados que incluyan terapias que puedan apoyar al paciente en estas habilidades esenciales.
“Hay alternativas terapéuticas eficaces que atenúan la agresividad de la enfermedad. Lastimosamente, fruto de la pandemia, los diagnósticos se han vuelto más tardíos y el inicio del tratamiento se demora. Mientras trabajamos en nuevas investigaciones para mejorar el alcance y la efectividad de los tratamientos, es importante alertar a la población para que asuma con responsabilidad las señales de alerta o cualquier riesgo”, señala el doctor Ortega.
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