Países como Canadá (que según Our World in data ya ha vacunado al 67,7 % de su población con una dosis anticovid) y Reino Unido (65,3 % de la población con su primera dosis) usaron la misma estrategia que comenzó a implementar Colombia en las últimas semanas: flexibilizar el calendario de vacunación contra la COVID-19 para ampliar la cobertura. Esto, sin embargo, aún es motivo de controversia.
Más aún porque Pfizer, una de las farmacéuticas cuyas vacunas son cobijadas por la medida, ha señalado que sus ensayos clínicos se hicieron con un intervalo de 21 días entre las dos dosis, por lo cual la seguridad y la eficacia no fueron probadas por ellos con esquemas distintos.
Reino Unido fue pionero en alargar la aplicación de segundas dosis, tanto de Pfizer como de AstraZeneca. En enero de este año postergaron las citas para completar el plan de vacunación: ya no serían en 21 días, sino en 12 semanas.
Mientras tanto, en Canadá el Comité Asesor Nacional de Inmunización (Naci, por su sigla en inglés) recomendó prolongar el intervalo entre dosis a partir de marzo con las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. La directriz fue adoptada por las autoridades locales que comenzaron a programar la aplicación de segundas dosis hasta cuatro meses.
Aunque en ambos países logaron reducir las cifras de contagios (los registros de casos diarios en Canadá son los más bajos en lo que va del año) y de muertes (Reino Unido no registró ni un fallecimiento por COVID-19 el pasado 1 de junio) la medida ha sido reconsiderada.
En el Reino Unido, las autoridades están invitando a las personas a que se apliquen su segunda dosis en menos semanas. Y desde mayo redujeron los tiempos entre dosis para mayores de 50 años y grupos de riesgo.
Algo similar pasó en Canadá. También en mayo el Naci señaló que debido a que el suministro de vacunas había aumentado, debían aplicarse las segundas dosis “lo antes posible”, sobre todo en poblaciones de riesgo. Y, aunque es cierto que ahora tienen más disponibilidad de vacunas, también hay un factor que les preocupa: las nuevas variantes del coronavirus.
Nathalia González Jaramillo, epidemióloga y doctoranda en la Universidad de Berna (Suiza), manifestó que no apoya cambiar los tiempos de inmunización establecidos por los fabricantes debido, entre otras cosas, a que “la vacunación parcial favorece la propagación de las variantes (del coronavirus) más contagiosas, porque las personas sin la pauta completa corren mayor riesgo de contagio que aquellas que sí la tienen, y aumentan la propagación del virus”, explicó.
Colombia espera datos
En el país la discusión también está servida. La Asociación Colombiana de Infectología (Acin), apoyó la medida del Ministerio de Salud de prolongar el intervalo entre dosis de Pfizer de 21 a 84 días. A través de un documento publicado el 18 de junio señalaron que flexibilizar el calendario de vacunación en los menores de 50 años era “una decisión sustentada en la evidencia”, que permitiría reducir las hospitalizaciones y la mortalidad por COVID-19.
No obstante, otras organizaciones de salud han sido más cautelosas. El pasado 17 de junio, la Asociación Colombiana de Inmunología señaló en un comunicado público que “a la fecha no parece haber evidencia sólida sobre los beneficios de prorrogar el intervalo entre la primera y la segunda dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech, en personas menores de 40 años”.
En el documento se analizaban varios estudios relacionados con la medida de demorar la segunda dosis en otros países. No obstante, en esa entidad argumentaron que desde entonces han aparecido nuevas investigaciones que apoyan el hecho de que una dosis de la vacuna protege contra la variante delta, que era una de sus preocupaciones. De hecho, hallazgos del Departamento de Seguridad de Inglaterra mostraron que la primera dosis de Pfizer brinda una protección del 94 % contra hospitalizaciones por la variante delta.
Uno de los estudios citados “usaba modelos sobre las consecuencias de prolongar el tiempo entre dosis, en que el efecto dependía de la efectividad de la vacuna”, explicó Manuel Antonio Franco, presidente de la Acoi. “Esa efectividad en Colombia no la conocemos, pero hay grupos, por ejemplo en la Universidad de Antioquia, que ya tienen una aproximación que parece positiva”, advirtió Franco.
“Si en estos estudios en Antioquia la efectividad de la primera dosis de la vacuna resulta ser buena contra la hospitalización es probable que la medida sea recomendable” concluyó.
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