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Salud
¿Cuál es la relación entre el sistema inmune y digestivo de los niños?
Mantener un intestino saludable está estrechamente relacionado con el estado mental-emocional y el bienestar general de una persona, con la manera en que se alimenta, y con la forma en que se relaciona con el medio ambiente.
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Colprensa
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Domingo, 18 de Febrero de 2024

Sabía usted que alrededor del 70 % de las células del sistema inmune residen en el intestino humano. Por ello, mantener un tracto digestivo saludable está estrechamente relacionado con el bienestar general.

Además, en la leche materna se encuentran los Oligosacáridos o HMO, que juegan un papel importante en el sistema inmune de los pequeños.

Así pues, nutrir la microbiota intestinal es crucial para apoyar la salud de los pequeños.

El tracto digestivo completa su formación durante el tercer trimestre del embarazo y continúa desarrollándose hasta un año después del nacimiento; ciertos nutrientes pueden afectar la forma en que el intestino se desarrolla durante este período clave.


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La flora intestinal que tapiza el aparato digestivo de un adulto, cuyo peso aproximado es de un kilo, contiene más de 400 especies diferentes de microorganismos entre los que deberían predominar las llamadas bacterias ‘buenas’.

El sistema digestivo de las personas cuenta con una serie de bacterias y otros microorganismos conocidos como microbiota. Por esa razón el sistema inmune tiene una relación muy estrecha con este porque el 70 % de las células inmunitarias se establecen en el tracto digestivo.

¿Cuál es la función de la microbiota intestinal?

Básicamente prevenir la colonización por otros microorganismos patógenos, ayudar a digerir los alimentos, producir vitaminas B y K que el organismo humano no es capaz de sintetizar y, finalmente, y no menos importante, estimular al sistema inmune.

Una ventana de oportunidad importante para establecer una microbiota intestinal saludable está durante los primeros tres años de vida, combinado con el poder de prebióticos y probióticos que nutren este delicado ecosistema.

En la leche materna se encuentran los Oligosacáridos o HMO, que son un tipo de prebióticos y el componente sólido más abundante después de los carbohidratos y las grasas.

Juegan un papel importante en el sistema inmune de los pequeños, y hasta hace poco, no había una alternativa que pudiera replicar algunas de las ventajas que se encuentran en la leche materna.

Existen más de 150 tipos de HMO y los estudios demuestran que los beneficios de los HMOs son diversos. Especialmente estos pueden tener un impacto positivo en el ecosistema intestinal y ayudando a cerrar las brechas de la función inmune entre los niños que fueron alimentados con fórmula y los que fueron amamantados.


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Nutrir la microbiota intestinal es crucial para apoyar la salud de los pequeños. Esto es particularmente importante para los bebés que nacieron por cesárea y no pudieron ser amamantados.

Los estudios han demostrado que su microbiota intestinal podría ser significativamente diferente de los que nacieron por vía vaginal y fueron amamantados.

Diferencias entre probióticos y prebióticos
  • Según la doctora Claudia Sánchez, directora médica de Abbott, “los probióticos, también conocidos como ‘bacterias beneficiosas’, son microorganismos vivos que se encuentran en la microbiota.
  • La mayoría de estas bacterias son bacterias ‘buenas’ o ‘amigables’ que ayudan con la digestión, combaten organismos dañinos y regulan la función motora e inmune.
  • Por otro lado, y diferente a los probióticos, los prebióticos no son bacterias, son la fuente de alimento que los probióticos necesitan para sobrevivir. Los prebióticos, como los HMOs, no son digeridos por los humanos; en cambio, viajan a través del cuerpo para llegar al colón, donde son fermentados por los probióticos y utilizados como energía para ayudar a que los microbios saludables prosperen.
  • “Abbott ha estudiado la microbiota infantil durante décadas y a través de investigación innovadora sobre prebióticos especiales llamados Oligosacáridos de la Leche Humana (HMOs). Estos HMOs juegan un papel importante en la alimentación de las bacterias “buenas” en el intestino y ayudan en el desarrollo del sistema digestivo e inmune del niño”, explica la especialista Sánchez.

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