¿Cuándo empieza la sexualidad en los adolescentes? ¿Qué factores influyen? ¿Cómo deben abordar los adultos este tema tan delicado y trascendental? Son preguntas que, como sociedad, a menudo eludimos por su carácter incómodo y personal, pero que, sin embargo, necesitamos confrontar para proporcionar a los jóvenes una guía clara, informada y responsable.
La pubertad es una etapa de intensos cambios biológicos y psicológicos, marcada por el despertar de la sexualidad. Sin embargo, decir cuándo exactamente empieza este proceso es más complicado de lo que parece.
Aunque la mayoría de los adolescentes comienzan a experimentar cambios físicos notables entre los nueve y los 14 años, los expertos subrayan que la sexualidad, más que una cuestión puramente biológica, es un proceso social y emocional.
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“La sexualidad es una dimensión integral del ser humano que se manifiesta en sentimientos, actitudes, roles de género, orientaciones sexuales y actividades”, dice Mariana Plata, psicóloga y educadora sexual.
En ese sentido, los jóvenes empiezan a desarrollar su sexualidad desde el momento en que comienzan a entenderse a sí mismos en relación con los demás y a reconocer sus propios deseos y emociones.
Impacto positivo
Los factores que influyen en este desarrollo son muchos y variados. Biología, psicología, ambiente familiar, influencias culturales y sociales, y experiencias personales; todos juegan un papel en cómo y cuándo un adolescente empieza a explorar su sexualidad.
Además, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías también juegan un papel clave, ya que proporcionan a los jóvenes imágenes y mensajes constantes sobre la sexualidad, no siempre precisos ni saludables.
El papel de los adultos, y especialmente de los padres, en este proceso es fundamental. Aunque pueda resultar incómodo, hablar abiertamente de sexualidad con los adolescentes no sólo es necesario, sino que puede tener un impacto muy positivo en su desarrollo.
“Los adolescentes necesitan un espacio seguro para hacer preguntas, expresar sus preocupaciones y aprender sobre sexualidad”, anota Plata. “Los adultos pueden proporcionar este espacio, aportando información precisa y sin prejuicios, y ayudando a los jóvenes a entender que sus emociones y experiencias son normales y válidas”.
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La ciencia respalda esta idea. Las investigaciones muestran que los jóvenes que reciben una educación sexual completa y basada en hechos tienen menos probabilidades de tener relaciones sexuales a temprana edad, menos probabilidades de tener embarazos no deseados y más probabilidades de usar métodos anticonceptivos cuando deciden ser sexualmente activos.
Tratar la sexualidad como un tema natural y saludable
Para lograr una comunicación efectiva, los expertos recomiendan que los adultos se informen, se sientan cómodos con el tema y eviten caer en juicios de valor.
Es importante tratar la sexualidad como una parte natural y saludable de la vida, y enseñar a los jóvenes a respetar su propio cuerpo y el de los demás, a entender el consentimiento y a tomar decisiones informadas y seguras.
En conclusión, la sexualidad en los adolescentes no es un tema a evitar, sino una oportunidad para educar y guiar a los jóvenes en uno de los aspectos más fundamentales de su vida. Como sociedad, debemos brindarles el apoyo y las herramientas que necesitan para navegar este proceso con confianza y responsabilidad.
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