La tosferina es una infección de las vías respiratorias que se transmite cuando alguien contagiado tose, estornuda, o pasa mucho tiempo en contacto cercano con otra persona. Según datos recientes se registran en promedio más de 24 millones de casos de esta enfermedad y 160.000 muertes al año, a nivel mundial.
Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, la tosferina es una enfermedad subestimada por gran parte de la población general. Por ello, en su compromiso por compartir información y aumentar los índices de inmunización contra esta condición prevenible, GSK comparte tres datos clave:
Lea: Reconozca cuando una gripa se complica y requiere tratamientos de alta complejidad
La tosferina es más contagiosa que la Influenza
La tosferina es tan contagiosa que cada positivo puede producir hasta 15 casos secundarios, y en muchos casos produce brotes entre poblaciones no vacunadas, en algunas ocasiones letales. De hecho, aunque los síntomas más comunes son similares a los de un resfriado común, puede producir una infección respiratoria muy grave, acompañada de tos violenta y rápida que dificulta la capacidad de respirar, causando vómitos, cansancio, y poniendo en peligro la vida.
Los adultos mayores, junto con los niños, son los dos grupos en mayor riesgo.
Las poblaciones con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave por tosferina son los niños y adultos mayores, especialmente en caso de no estar vacunados. De hecho, aunque por mucho tiempo se trató como una enfermedad “de niños”, la epidemiología de la condición ha cambiado con el tiempo, desplazándose hacia las poblaciones de adultos, y por ello es muy importante que todas las personas cumplan con su esquema de vacunación para protegerse y proteger a quienes los rodean.
Esta enfermedad puede causar complicaciones serias e incluso llevar a la muerte a bebés y adultos mayores, especialmente a aquellos sin vacunación. En los bebés, esta enfermedad puede causar “apnea”, es decir, pausar la respiración del niño, y se pueden presentar otras complicaciones como neumonía, colapso pulmonar (conocido como neumotórax), hipertensión pulmonar grave, convulsiones, o encefalopatía. Se estima que la mitad de los bebés menores de un año que contraen Tosferina necesitan recibir atención médica en el hospital.
Por otro lado, el impacto de la enfermedad en adultos mayores está subvalorado. Debido a que las tasas de cobertura de la vacuna son muy bajas en esta población, incluso en personas con enfermedades crónicas, se pueden presentar casos graves, así como aumentar la mortalidad.
La vacunación es una de las mejores formas de prevenir la tosferina
La OMS recomienda la inmunización como la manera más eficaz para combatir las tasas de mortalidad y hospitalización por Tosferina ya que, en caso de darse la infección, será más leve en quienes se encuentren vacunados. Los bebés, niños y adultos mayores deben cumplir con los esquemas recomendados al ser los grupos más vulnerables; de hecho, para el caso de los adultos se recomienda una vacuna de refuerzo cada 10 años. Sumado a esto, se recomienda tener buenos hábitos de higiene como cubrirse nariz y boca al estornudar o toser, lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón y mantenerse alejado de aquellas personas que presenten tos o síntomas de resfriado.
Entérese: 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica
Además, es importante brindar protección a los recién nacidos a través de la vacunación materna e inmunizando a quienes rodean al bebé, ya que pueden ser una fuente de transmisión. Finalmente, los trabajadores de la salud que no están protegidos contra la Tosferina tienen un alto riesgo de exposición a la infección y también puede transmitir la enfermedad a sus pacientes.
Todas las personas que formen parte de los grupos en riesgo pueden consultar con su médico de cabecera y acudir a los centros de vacunación para acceder a la inmunización contra esta enfermedad. En Colombia, la población gestante y los niños entre los 0 y 5 años pueden acceder de manera gratuita a la inmunización a través del Plan Ampliado de Inmunización que incluye una vacuna que se administra a los 2, 4 y 6 meses de edad, con un refuerzo a los 18 meses y a los 5 años y que también protege contra la difteria y el tétanos.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion