A raíz de la ‘nueva normalidad’, las empresas han tenido que enfrentar retos financieros y operativos sin precedentes. Con el fin de mantener su competitividad y de ejecutar las tareas más vitales de su operación, las organizaciones se han visto obligadas a reestructurarse y a desviar algunos recursos comerciales, operacionales e incluso de compliance (minimización de riesgos y toma de decisiones a partir del cumplimiento de normas y políticas corporativas preestablecidas).
Para Recaredo Romero, managing director de Kroll, “la pandemia ha cambiado el actuar de las empresas, pues deben estar al tanto de las situaciones diarias para poder enfrentar los diferentes retos que se presentan. Por ejemplo, la volatilidad puede conducir a un mayor riesgo de abuso del mercado. Además, con la implementación del home office, se exponen a mayores problemáticas pues la vigilancia de la operación se dificulta”.
Retos tecnológicos, una arista de la nueva realidad
Aunque digitalizar los procesos puede llevar a una disminución de costos de infraestructura, la supervisión remota de los colaboradores se complica, pues el trabajador podría actuar en contra de los principios que la organización profesa.
Según Pablo Iragorri, director ejecutivo en Inteligencia de Negocios e Investigaciones de Kroll Colombia, “la supervisión remota de los empleados es posible gracias a los desarrollos tecnológicos, pero sigue siendo un desafío replicar el conjunto completo de medidas de cumplimiento. Las empresas deben considerar el apoyo de expertos que ayuden a tomar decisiones confiables de gestión de riesgos sobre personas, activos, operaciones y seguridad para demostrar a los reguladores su compromiso en esta materia”.
Este panorama evidencia que las empresas deben buscar maneras de implementar estrategias creativas para abordar los riesgos en tiempo real. Así, las juntas directivas tendrán la oportunidad de prestarle atención al manejo práctico para mantener la atención sobre los riesgos y las posibles soluciones a situaciones de crisis.
La labor del ‘compliance’
En las empresas, quienes hacen parte del área gerencial y del ‘compliance’ deben ser proactivos y visibles, garantizando un seguimiento a las labores de todos los colaboradores de la organización. De esta forma es posible minimizar el riesgo de que se ejecuten acciones en contra de la entidad y malas prácticas como lo es la desviación de recursos.
Es por ello que las compañías deben considerar centrar la atención de los empleados en áreas clave de riesgo y recordarles que las obligaciones éticas y de cumplimiento continúan activas en tiempos de crisis, donde las denuncias seguirán siendo monitoreadas e investigadas.
El gobierno, un jugador importante
Para nadie es un secreto que el Estado ocupa un rol fundamental a la hora de adquirir suministros que permitan combatir el COVID-19, desde vacunas hasta la mejora en infraestructura hospitalaria. Lo anterior conlleva a un aumento en las interacciones y negociaciones entre el gobierno y las empresas privadas, quienes se encargan de proveer los recursos para salir de la crisis, lo que incrementa el riesgo ante posibles sobornos para la adjudicación de estos contratos entre ambas partes.
“Todos estos riesgos aumentan en la medida en que las empresas se ven presionadas para mantener la actividad comercial, los ingresos y las ganancias ante la inestabilidad económica. Los programas de asistencia del Gobierno son difíciles de manejar y presentan riesgos particulares en los mercados emergentes”, advierte Iragorri. Para hacer frente a estas problemáticas, es fundamental que las organizaciones se apoyen en especialistas que puedan controlar la situación desde la implementación de campañas para el manejo adecuado de los activos hasta el monitoreo de las actividades empresariales.
Con información de Kroll