Lo que parecía un día normal para la Policía Nacional del Perú dio un giro inesperado cuando unos agentes decidieron cambiar sus funciones de seguridad por las de cazadores de demonios. Al responder a una emergencia, se encontraron con una joven que, en medio de convulsiones, les pareció más un caso de “El exorcista” que uno médico. ¿El resultado? Un improvisado ritual de exorcismo con el Padre Nuestro como arma principal.
Sin embargo, la realidad era mucho más terrenal: la joven estaba sufriendo un ataque de epilepsia. Al final, en lugar de demonios, lo que necesitaba era atención médica, no rezos y agua bendita.
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El incidente no tardó en viralizarse, desatando risas y críticas a partes iguales. Por un lado, muchos cuestionaron la capacitación de los agentes, quienes, con más entusiasmo que conocimiento médico, intentaron salvar el día. Por otro, resaltaron la urgencia de educar a las autoridades y a la población sobre enfermedades como la epilepsia. Según el Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas, más de medio millón de personas en Perú viven con esta condición, lo que subraya la importancia de comprenderla y manejarla adecuadamente.
Mientras tanto, el suceso dejó a todos reflexionando. ¿Deberían incluir clases de primeros auxilios y conocimiento básico de neurología en el entrenamiento policial? Porque, como quedó demostrado, los demonios no siempre son la causa de los problemas, pero la ignorancia puede convertirse en el verdadero desafío a exorcizar.
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